Opinión | LA CARTILLA DE LA DIRECTORA

Pedro y Yolanda ante la España "tenebrosa"

Recalcar que lo que está por venir, en caso de vencer y obtener el poder de nuevo, será "mucho más fácil" es una fórmula para admitir lo difícil que ha sido la convivencia con el equipo que dejó en La Moncloa Pablo Iglesias

Pedro Sánchez, con Yolanda Díaz, en un pleno del Senado.

Pedro Sánchez, con Yolanda Díaz, en un pleno del Senado. / David Castro

En estos días de calor y política en altas dosis, de precampaña, de exhibiciones mitineras aunque sea fuera de ambientes tradicionales para candidatos y candidatas, los aspirantes a La Moncloa discuten sobre los debates televisados que deben o quieren tener (curiosamente en esta ocasión quien opta a la reelección ansía muchos y el jefe de la oposición le otorga pocos, dada su ventaja demoscópica) y conceden entrevistas.

De todo tipo y condición. El hormiguero, de Antena 3, se ha convertido por sus audiencias en la Arcadia de quienes persiguen amplias mayorías sin pasar por serios trances. Trancas y Barrancas parecen esconder, bajo su mesa, el santo grial del voto oculto… El presidente sugiere además que se dejará interrogar próximamente por La pija y la quinqui, en un pódcast con gran tirón entre un público joven y alternativo. El 23J bien vale arriesgar y exponerse, aunque sea en curiosos formatos. Sea como fuere, el género de la entrevista prolifera en estos días. Bienvenida sea la transparencia general. La exposición de los representantes públicos a las preguntas de los periodistas. En nuestras manos está exigir que perdure y no se ciña únicamente a los tiempos electorales. En la de los políticos, hacerlo posible. Los ciudadanos necesitan respuestas. Y nosotros, desde la prensa, poder preguntar en su nombre.

Una de las entrevistas que hasta ahora más ha ahondado en la figura del Sánchez presidente y candidato a romper los augurios de las encuestas es la realizada por Albert Sáez, el director de El Periódico, para su difusión en todo el Grupo Prensa Ibérica, al que pertenece EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Sáez le preguntaba a Sánchez si es compatible la "autocrítica" respecto a los pactos mantenidos con Bildu en la legislatura que echa el cierre, o el cuestionamiento del feminismo que ha practicado el socio de coalición, Podemos, con querer repetir estas alianzas pasadas tras las generales. En un primer intento, el presidente pretendió salir de la situación poniendo el énfasis en los polémicos acuerdos del PP con Vox tras los comicios autonómicos y locales de mayo. Llega a hablar de la "ultraderechización" de los populares.

Pero el periodista apretó con una repregunta. "¿Repetirá con Sumar, Bildu y Esquerra?". Ahí fue donde el jefe de los socialistas defendió su legado, pero sacando también a colación sus diferencias con ERC y los abertzales en puntos cruciales de la legislatura, como la ahora aclamada reforma laboral. Sabe que algunos de sus pactos parlamentarios escuecen en el electorado de centro y busca bálsamos urgentes.

Fue también en la contestación a esa pregunta donde comenzó a redibujar la campaña de Yolanda Díaz, aspirante de Sumar, después de haberle restado fuerza a base de tanto demandar estas semanas el voto útil de la izquierda para el PSOE. "El entendimiento con Yolanda Díaz va a ser mucho fácil y el gobierno de coalición va a funcionar mejor". Recalcar que lo que está por venir, en caso de vencer y obtener el poder de nuevo, será "mucho más fácil" es una fórmula para admitir lo difícil que ha sido la convivencia con el equipo que dejó en La Moncloa Pablo Iglesias. Que una cosa es que los inventores del "antisanchismo", como recuerda el presidente, hayan tergiversado sus antiguas declaraciones sobre si iba o no a dormir gobernando mano a mano con Iglesias (en realidad dijo que le quitaría el sueño darle carteras de Estado a Podemos, carteras que no tuvo) y otra tapar el sol con un dedo: el desgaste de codearse día a día con el socio/adversario, rodeados de un ruido en ocasiones insufrible, ha hecho un daño profundo a los dos partidos de la coalición. Especialmente por los errores técnicos de la ley del solo sí es sí y por la inaudita cabezonería de no reformar la norma en cuanto se detectaron los primeros beneficios indeseados para violadores.

Pese a todo, Sánchez y Díaz, Pedro y Yolanda, buscan ahora su espacio para desinflar al PP. Y a Vox como tercera fuerza. Salvo sorpresa, estas elecciones adelantadas con olor a crema solar van de bloques. De suma de bloques. Por eso, dándose cuenta de que tanta apelación al voto útil socialista perjudicaba más ya a la propia Yolanda que a Núñez Feijóo, el jefe del PSOE ha recuperado el discurso del ticket. "Con Yolanda Díaz va a ser mucho más fácil", con ella "va a funcionar mejor". Y entre los dos deben apurar la cuenta atrás para convencer a España de que si ellos no gobiernan, el país vivirá una película "tenebrosa", que dice Sánchez, apuntando al "tráiler" de los pactos con los ultras tras el 28M.