Opinión | VISITA A CHINA

El papel de China ante la guerra

España, que ostentará la próxima presidencia de la UE, se suma a los países que tiene interlocución con el gobierno chino por su influencia ante Putin

Pedro Sánchez y Xi Jimping.

Pedro Sánchez y Xi Jimping.

La visita del presidente Pedro Sánchez a China para asistir, primero, al Foro de Boao, en la isla de Hainan, una especie de Davos del gigante asiático (al que también acuden Emmanuel Macron, Josep Borrell y Ursula von der Leyen), y para girar después una visita de Estado en toda regla que incluye entrevistas con su presidente, Xi Jinping, el primer ministro y el presidente de la Asamblea Nacional Popular, está inscrita en un contexto de apertura de China, poco después de que el presidente Xi obtuviera un nuevo mandato presidencial que lo convertirá en la práctica en líder vitalicio. 

El gran país asiático, que a partir de los años 70 mantuvo un "ascenso pacífico" que pudo interpretarse como una gradual liberalización, experimentó a partir de 2017 un endurecimiento autoritario que algunos analistas norteamericanos llegaron a calificar de "diplomacia del guerrero loco". El estallido del covid-19, afrontado mediante políticas muy duras afectaron seriamente a la economía china, que sufrió los efectos de la pandemia. En ese contexto no ayudó el aislamiento internacional que se vivía en el país y la desconfianza que Pekín generó con su trató a Hong Kong y las bravatas continuas en su enfrentamiento con Taiwan.

Los hechos parecen acreditar ahora que China quiere recuperar presencia y protagonismo, entre otras razones porque la guerra de Ucrania, provocada por Rusia -su socio más estrecho- perjudica su política comercial e incrementa los recelos de sus proveedores y clientes occidentales. De ahí que, después de que EEUU haya marcado distancias con China -en 2022 promulgó la ley de Ciencia y CHIPS, que prohíbe la venta de alta tecnología al país asiático-, Xi esté ahora interesado en mediar en la guerra de Ucrania y en conseguir el apoyo a su plan de paz de los principales países de la UE. España, que ostentará el próximo semestre la presidencia de la UE, Francia, Alemania e Italia están siendo los interlocutores de Xi. Sánchez, que se entrevista en estas horas con el presidente chino, tiene la ventaja de ser el primero, y tendrá ocasión de conocer de primera mano el balance que el mandatario chino le hará de su reciente visita a Putin y el alcance del plan de paz que la diplomacia china trata de implementar. De momento, Sánchez ha intervenido ya en el referido foro, y tras asegurar que la Unión Europea defenderá sus valores, ha pedido a sus anfitriones la apertura del país al exterior y la aceptación de inversiones europeas, una condición lógica para que haya reciprocidad.

El activismo de China por la paz en Ucrania es estimulante ya que hay ciertas razones para pensar que el final negociado del conflicto no será posible sin la participación de Pekín. Por ello, y puesto que los EEUU se han constituido en garantes de la supervivencia de Ucrania, Europa podría desempeñar una función lenitiva en favor de un hipotético alto el fuego que habrá de llegar antes o después. La presencia española en el grupo de países europeos concernidos demuestra que, como cuarta potencia del club comunitario, nos corresponde contribuir activamente en los procesos de toma de decisiones.