Opinión | EL OBSERVATORIO

"Porque fueron, somos. Porque somos, serán"

El 8 de marzo sigue siendo una cita obligada para recordar de dónde venimos, dar a conocer a quienes fueron pioneras en el movimiento y comprender y compartir su lucha

Manifestación feminista en Málaga y Sevilla

Manifestación feminista en Málaga y Sevilla / EUROPA PRESS/ Álex Zea

Si tenemos en cuenta la realidad actual y la tendencia en la que vivimos, se tardarán casi tres siglos en alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres según NNUU (organizaciones intergubernamentales vinculadas con la Organización de las Naciones Unidas). Es decir, necesitaremos 300 años más, casi los mismos si no más de los que el feminismo lleva luchando de forma colectiva, para alcanzar la igualdad.

Más concretamente, según un nuevo estudio de ONU Mujeres, se estima que "se necesitarán hasta 286 años para cerrar las brechas, alcanzar una verdadera protección legal y eliminar las normas discriminatorias. Así mismo, tendrán que pasar 140 años de seguir en la inercia actual para conseguir la representación que nos corresponde a la mitad de la población en puesto de poder y liderazgo en el lugar de trabajo" y 40 años para conseguir una representación paritaria acorde y representativa de nuestra sociedad en los parlamentos nacionales.

Como consecuencia de todo ello, la agenda 2030 y los ODS no se cumplirán a tiempo, como llevamos recordando desde hace mucho tiempo, pues sin cumplir su objetivo 5, todo lo demás quedará en papel mojado. En este contexto, el 8 de marzo sigue siendo una cita obligada para recordar de dónde venimos, dar a conocer a quienes fueron pioneras en el movimiento y fueron pasando el testigo a las siguientes, profundizar en su pensamiento y ejemplo, comprender y compartir su lucha y reafirmar el compromiso con las mujeres, especiamente con las que viven en situación de máxima vulnerabilidad en nuestras sociedades más cercanas y en los países más recónditos.

Es un buen momento para recordar las aportaciones del feminismo a los momentos más relevantes de nuestra historia contemporánea, a la libertad de toda la sociedad, a la resolución de los conflictos, y a la lucha sin violencia. El 8 de marzo sirve, además, para reflexionar por dónde debe seguir nuestro camino futuro y colectivo, sin perder el rumbo fijo, y evitando caer en las trampas que sigue construyendo una y otra vez un patriarcado potente y destructor al que debemos seguir combatiendo con fuerza, sororidad e inteligencia.

En España, especialmente desde el 2018, aquel marzo histórico en el que tal vez "no paramos el mundo", pero copamos las calles y las plazas, las conversaciones y las portadas, somos muy conscientes de nuestra fuerza, pero también de nuestra diversidad, pluralidad, riesgos y retos que tenemos por delante para ser capaces de tejer alianzas lo suficientemente fuertes y generosas.

Debemos ser capaces de no caer en tentaciones de patrimonialización política o división incomprensible para la mayoría que marcha junta, sin que eso suponga desvirtuar la esencia del movimiento. El feminismo, los feminismos en plural, son un pensamiento crítico y, como tal, los debates y diferencias no son nuevos, han estado presentes desde sus orígenes y han recorrido sus diferentes olas, pero durante todo este tiempo hemos sido capaces de ensanchar el camino para que quepan muchas.

Durante el recorrido, necesitamos ser conscientes de que entre las trampas del camino están aquellas que pretenden desvirtuar el movimiento, normalizar situaciones de explotación de las mujeres, o convertir el feminismo en algo light y de moda con el que algunos hacen negocios millonarios. Necesitamos caminar juntas con paso firme y, para, ello debemos hacer un esfuerzo por identificar y descifrar las claves culturales, identitarias y generacionales, sin que su comprensión implique desviarnos del camino, o dar pasos atrás, siguiendo la brújula que nos indica el camino hacia la verdadera garantía de la igualdad y la erradicación de una sociedad patriarcal.

Durante ese largo y complejo camino es importante recordar todo lo avanzado, tener presente en el horizonte todo lo que queda aún por avanzar y no olvidar nunca que "Porque fueron, somos. Porque somos, serán".