LA VIDA CONTIGO

Prepárate para la cuesta de enero con estos consejos de ahorro

Con estas precauciones la vuelta a la normalidad tras los gastos de las fiestas no te dejarán la cuenta a cero

Compras navideñas en Barcelona.

Compras navideñas en Barcelona. / LAURA GUERRERO

A. C. G.

Acaba un año en el que, cuando todo el mundo pensaba que la pesadilla de la pandemia quedaría atrás, comenzaba una guerra en las cercanías de Europa. El precio de los combustibles se disparaba y con ellos, poco a poco, todos los demás. Cuando las medidas del Gobierno han conseguido contener la inflación pero su presión se sigue notando en los bolsillos, y con las fiestas encarando su recta final, hay algunas medidas que se pueden tomar para no enfrentar la cuesta de enero en números rojos.

Para conseguirlo, las asociaciones de consumidores recomiendan, sobre todo, tener siempre actualizada la lista de gastos fijos: lo que gastamos cada mes en pagar la vivienda, la luz, el gas, agua, el teléfono o el gasto medio en alimentación. Para conseguir rebajar ese gasto fijo, es conveniente revisar los contratos (y facturas) de lo que se pueda revisar, sobre todo luz, gas y telefonía, para comprobar que tenemos la tarifa que más se adapta a nuestro consumo (incluso es posible estudiar si se puede reducir ese consumo), dado que las empresas las van variando en cortos periodos de tiempo.

En el caso de la luz, además de revisar la tarifa, se puede estudiar si nuestro consumo permite reducir el término de potencia contratada, uno de los elementos que más encarece la factura.

Aunque las rebajas se liberalizaron en 2012 y los comercios pueden elegir en qué periodos del año realizar sus periodos de descuento, enero sigue siendo el periodo de precios reducidos en el que se concentran las mayores ofertas. Así que si ya hemos ajustado los gastos fijos y queremos lanzarnos a la locura consumista, es aconsejable antes de comprar cualquier cosa que no sea de uso corriente, hacer una lista de lo que necesitamos (que no sea de uso corriente) para evitar compras compulsivas.

También, estudiar la posibilidad de adquirir lo que necesitamos de segunda mano, sobre todo cuando se trata de pequeños electrodomésticos o ropa. Cada vez son más los comercios que ofrecen este tipo de artículos (incluso Amazon ofrece la posibilidad de comprar teléfonos y otros aparatos tecnológicos reacondicionados) y existen varias aplicaciones para adquirir ropa de segunda mano de particular a particular.

Es recomendable, además, comparar precios en diferentes establecimientos (también online). En ocasiones, hay establecimientos que atraen a los compradores con ofertas gancho en un solo producto, mientras el resto de artículos pueden estar mucho más caros que en otros comercios. Y, ante esas grandes ofertas, hay que tener presente la letra pequeña, ya que en ocasiones esconden reclamos engañosos, como un descuento para próximas compras y no directamente en el producto ofertado. Los artículos rebajados, en su etiquetado, deben mostrar su precio original además del precio rebajado, o indicar de forma clara el porcentaje de rebaja.

Algunos comercios establecen condiciones especiales para las compras durante las rebajas, como pueda ser el uso de tarjeta o las posibilidades de devolución. Las tiendas no están obligadas a permitir la devolución de los artículos que ofrecen incluso si está en perfecto estado o precintado, pero sí deben indicarlo clara y expresamente a los consumidores antes de que estos realicen sus compras. En caso de duda, pregunta al responsable del establecimiento.

Eso sí, si el artículo se compra a distancia (normalmente online) existe el llamado derecho de desistimiento: puedes devolverlo si te arrepientes de la compra en los siguientes 14 días tras la operación. Eso sí, hay algunas excepciones que el comercio puede imponer (como que los productos tecnológicos lleven el precinto o que te cobre gastos de envío).

Por último, ojo con el endeudamiento. Es importante controlar el gasto en función del presupuesto que tenemos disponible. Hay productos que ofrecen la posibilidad de comprar a plazos y en realidad esconden créditos al consumo, con unos intereses que pueden encarecer enormemente las compras. Si vamos a recurrir a este tipo de pagos, es más que recomendable revisar las condiciones a fondo antes de firmar.

Las asociaciones de consumidores como OCU y Facua recomiendan, en cualquier caso, no recurrir a los créditos rápidos, fundamentalmente porque suelen conllevar intereses muy altos que pueden generar una deuda difícil de asumir para cualquier bolsillo, o plazos tan cortos de devolución que, dado que se recurre a los créditos por falta de liquidez, pueden ser poco realistas.

Tampoco son muy recomendables las llamadas tarjetas revolving, que son unas tarjetas de crédito que permiten pagar un fijo mensual independientemente de la deuda que se tenga, porque su uso suelen llevar aparejados intereses extremadamente altos que van engordando la deuda hasta hacerla inasumible.

Si te has pasado con los gastos, es mejor aplazar un pago concreto con la tarjeta de crédito estándar o acudir a nuestro banco para estudiar una salida.