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‘Slow travel’: cómo viajar sin prisa pero con los cinco sentidos

'Slow travel' es una tendencia al alza, desconocida para el 77% de los españoles, que atrae al 80% una vez la descubren

Es una forma de viajar sin metas, sin horarios, con interés por conocer en profundidad el lugar y decantándose por opciones más respetuosas con el medio ambiente

Turistas en la playa de Maya Bay, en Tailandia.

Turistas en la playa de Maya Bay, en Tailandia. / NOEL CABALLERO / EFE

Cinco ciudades en apenas una semana, reservas en restaurantes tanto para comer como para cenar, excursiones día tras día, un itinerario demasiado planificado, horarios que cumplir y sin tiempo libre para un paseo que se salga del mapa o para una corta siesta... todos alguna vez en la vida hemos viajado de esta forma. Contabilizando todo: tantos países y ciudades visitadas, tantos edificios y monumentos fotografiados, tantos museos recorridos, tantos selfies en todas las maravillas naturales, y las que no lo eran, que marcaba la guía… Una carrera sin fin para no perdernos nada de lo recomendado en blogs, webs y guías.

Porque se nos olvidó que el propósito original de nuestras vacaciones, en algún momento, fue el de descansar y desconectar de la rutina y del trabajo, para poder recuperar la paz y el descanso, nada fáciles de disfrutar en nuestra vida diaria. Pero también para poder conocer y aprender de otras personas y culturas.

¿Qué es el ‘slow travel’?

El «slow travel» es una forma de viajar sin prisa pero con los cinco sentidos. Viajar de una forma más tranquila y, sobre todo, más consciente para disfrutar de un maravilloso planeta para empaparse de la cultura local, admirar los dispares paisajes, disfrutar de la rica gastronomía y relacionarse con la gente local. Prioriza la experiencia del viaje sobre el hábito de visitar muchos lugares en pocos días, dedicando el tiempo necesario a conocer y disfrutar de un destino.

Es una tendencia al alza, pero desconocida para el 77% de los españoles, según el estudio ‘Travel Trends Report’, elaborado por Trainline, la ‘app’ de venta de billetes de tren y autobús líder en Europa. Sin embargo, cuando descubren en qué consiste el ‘slow travel’, el 80% muestra interés por esta manera de viajar.

Pero esta filosofía ‘slow’ no es nueva. En realidad, este movimiento surgió a mediados de la década de los 80 cuando Carlo Petrini denunció a lo que nos estaba llevando la comida rápida -al ver en plena Plaza de España de Roma un conocido restaurante de comida rápida- y apostó por la ‘slow food’. Era la protesta contra un consumo rápido -‘slow travel', ‘slow food’, ‘slow cities’...- y un turismo cada vez más masificado. Defendía que llevar una filosofía de vida ‘slow’ permite vivir más tranquilos y disfrutando con atención plena de las pequeñas cosas del día a día. Pero no lo confundamos con su traducción literal del término en inglés, porque uno puede recorrer en solitario el Camino de Santiago, pero no hablar con nadie en el trayecto. Habrá tardado mucho en recorrerlo, aunque no habrá vivido una inmersión real en la cultura del lugar.

A veces llega ese ‘click’ que nos hace replantearnos y tomarnos ese respiro de la sociedad moderna. Andrea Casbas era una joven que trabajaba de guía turística en Berlín. Esclavizada durante años por la historia, las fechas, los itinerarios y las curiosidades, dejó atrás esa vida y cambió radicalmente de trabajo. Ahora, como bibliotecaria, en cada periodo de vacaciones recorre el mundo como ‘slow traveler’ para conectarse con un lugar “a un nivel más profundo” porque le permite empaparse de culturas ricas y apasionantes y obtener una comprensión más completa de las personas, los lugares y detalles “de una forma de vida diferente a la tuya”. "Ya no viajo con una lista eterna en la que voy tachando todo aquello que veo, solo me dejo llevar y primo la calidad de una experiencia a la cantidad -añade-. He descartado de mi mente la necesidad de tener que ver absolutamente todo".

Andrea ahora se encuentra en la India, donde va a pasar un par de meses en la región de Goa. ‘’Por las mañanas voy a ayudar en un centro para niños, pero tras la comida me encanta perderme por las calles sin ningún plan", simplemente caminar o sentarse junto a los locales, porque "prefiero que me cuenten la historia de amor que dio lugar al Taj Mahal o que me expliquen que el movimiento de cabeza que los occidentales utilizamos para decir que no, para los indios significa un sí. O lo que hay detrás del río de Benarés, donde se mezcla la vida y la muerte’. Casi recién aterrizada, nos ayuda a destripar, en 10 pasos, lo que para ella sería ser un buen ‘slow traveler’ que nos permita alejarnos de ese turismo de ‘checklist’. 

Decálogo para ser un buen ‘slow traveler’

  1. Viaja sin prisa. Viaja en el presente para poder captar todo aquello que te rodea y, por tanto, no te dejes llevar por la constante premura que parece consumir nuestra sociedad. Aumenta tu sentido de conciencia, ya sea sobre uno mismo -fracasos o éxitos-, el estado del mundo, sus procesos interrelacionados con la política o el medio ambiente, o sobre un tema social o creencias que no te resultan familiares.
  2. Abre la mente y el alma. El ‘slow travel’ te permite ampliar tus horizontes y conocer mundos totalmente opuestos al tuyo. Es la mejor manera de eliminar todos los prejuicios. Así que deja el móvil y mantén el alma abierta a nuevas, e inesperadas, experiencias.
  3. Absorbe los pequeños detalles. Quédate con todo, desde aquello que te haga salirte de tu zona de confort hasta la conversación más profunda con un extraño. Te aportará sustento y lecciones para toda la vida.
  4. Sé flexible y deja margen a la espontaneidad. Olvídate de relojes y horarios. Dejarnos llevar puede que nos conduzca a encontrar una alternativa mejor que la que teníamos planeada. Porque los contratiempos también son parte de tu viaje.
  5. Visita menos y experimenta más. No corras de un lado para otro. Deja de ver algunos lugares muy turísticos (lo cual no quiere decir que no haya que ver ninguno de ellos), pues puede darte más tiempo para observar la vida que te rodea en un determinado lugar. Pregunta a los locales, estarán encantados de mostrarte su ciudad.
  6. Intégrate en el mundo que tienes alrededor. Deja la cámara y salta a zambullirte en las aguas heladas de ese precioso lago que estabas fotografiando, habla con esa persona a la que aplicabas el 'zoom' desde la lejanía, prueba toda la comida típica que tu estómago te permita o trata de encontrar los lugares a los que acuden los lugareños.
  7. Aporta a la comunidad. No pases de puntillas por los lugares que visitas. Aportar a la comunidad no tiene por qué ser solo en un concepto material, sino que ellos también pueden aprender de tus experiencias, forma de vida o, incluso, de tu idioma. Una buena forma de ayudarlos es alojándote con ellos, ya sea en casas de huéspedes -como es el caso de Casbas-, a través de aplicaciones como 'couchsurfing' o cuidando animales a cambio de alojamiento.
  8. Respeta la vida cotidiana de los locales. Respeta la vida cotidiana y la cultura allá donde vayas. Apoya sus negocios y trabajos y consume lo que se produce en la región. Seguramente seas consciente de los privilegios que tiene el turista que pasa por allí solo un par de días.
  9. Deja un menor impacto ambiental. Ser un viajero más consciente podría significar que no compres plástico de un solo uso, lleves tus propias bolsas cuando vas de compras, reserves tours ecológicos y que evites ver espectáculos de vida salvaje en cautiverio o que tomes el autobús en lugar de un taxi. “Lo veo como un turismo más responsable y sostenible”, apunta Andrea. Intenta no perturbar ni dañar el ecosistema que te rodea.
  10. Y, por último, pero no menos importante, disfruta de la experiencia en todo momento. Lo importante es el viaje y no tachar lugares vistos de una lista creada por otros. Recuérdate a ti mismo, y en todo momento, por qué estás viajando y qué esperas de tu aventura. Busca la oportunidad, es decir, embárcate en esa excursión espontánea, conoce a alguien inspirador o escucha historias de aventuras locas. De lo contrario, la frase "lo importante es el viaje, no el destino" no tendría tanto éxito.