LA VIDA CONTIGO

Las "burradas" que escuchan las mujeres: "A los 13 años, mi profesor dijo que mi forma de tocar el piano le ponía cachondo"

Centenares de tuiteras comparten sus malas experiencias con varones conocidos y desconocidos

Ejemplos de algunos mensajes recibidos por chicas.

Ejemplos de algunos mensajes recibidos por chicas. / EPE

María G. San Narciso

María G. San Narciso

"En el Conservatorio era más fácil que un profesor se quedara solo contigo en una clase. Una de esas veces, uno me dijo que la forma en la que estaba tocando el piano le ponía cachondo; que le hacía recordar a su ex novia. Yo estaba en 1º de la ESO". Victoria (nombre cambiado para preservar su anonimato) tiene un montón de anécdotas como esta. Esa la vivió con 12 o 13 años, pero hubo más. Están los chicos que en el instituto le decían que se acostaban con ella porque no podían acceder a sus amigas; el novio que no le presentaba a su abuela porque ella "no era una persona que le diera respeto"; aquel que la felicitó por haber perdido unos kilos sin entender que esto no era un piropo; o los chavales que le reconocían que les "ponía su rollo intelectual" para después apartarse por ser "muy lista".

También recuerda el chico al que rechazó dos veces y fue a verla cantar con su grupo. Allí le abucheó; a posteriori, le haría críticas y, ante su falta de respuesta, le diría que había ido a su concierto solo para tener fotos de ella en su galería con las que poder masturbarse.

Como Victoria, muchísimas mujeres han experimentado situaciones similares con hombres que les han espetado auténticas "burradas", ya sean desconocidos, del entorno o parejas. Hace solo unos días, se viralizaba un tuit que pedía menciones a las chicas con lo peor que les había dicho algún varón. Las respuestas fueron tan amplias como descorazonadoras. Había alguna con el típico "no eres para tanto, pero estoy contigo" o "tienes que entender que te quiero, pero no me gusta tu cuerpo". Otras redactaban comentarios sexuales que habían recibido siendo menores de edad, o reacciones de despecho bastante desproporcionadas por parte de chavales que habían sido rechazados. Algunas hasta subieron pantallazos con mensajes de novios que minimizaban sus problemas de salud.

¿Por qué ocurre esto?

Los citados del tuit, que ha sido borrado por la propia autora, sirvieron de escaparate para asomarse a una realidad que dejaba el ámbito privado para colectivizarse. Muchos usuarios se asombraron al leerlos todos juntos; ellas, lo hicieron algo menos. Victoria Compañ, codirectora del postgrado de Feminismo y Psicoterapia de la Universidad de Barcelona, asegura que las "respuestas son las esperables". "Si cada una de nosotras hacemos el ejercicio de mirar situaciones que hemos vivido en una relación con un hombre, vamos a encontrar algún ejemplo parecido a lo que salía en el tuit. Nos llama la atención cuando los vemos todos juntos", afirma esta psicoterapeuta, que no pasa un día en terapia sin escuchar algún caso parecido.

¿Que cómo es posible que este tipo de comentarios sean una experiencia común para prácticamente la totalidad de las mujeres? Pues, según la experta, por la socialización de género. Compañ indica que muchos hombres no hacen el ejercicio de pensar cómo se va a sentir su pareja al decirle una barbaridad sobre su físico por el simple hecho de no verla como una igual. Y eso con alguien a quien supuestamente quieren o tienen cariño. Si es en el plano de las desconocidas, la cosa se pone peor. El estudio Comentarios negativos en redes sociales, publicado en 2022 por la Fundación Mapfre y la Universidad de Deusto, concluyó que cerca del doble de hombres que de mujeres hace comentarios de acoso o de odio en las redes. Además, ellas recibían cuatro veces más ataques sobre su aspecto físico y el doble de contenido sexual.

Sin empatía

Porque el género, asegura Compañ, también es una relación vertical. De ellos y de ellas se esperan cosas distintas lo que, en nuestra sociedad, ha colocado a los hombres en una posición superior. Sin esa equidad, no se activan los mecanismos de empatía que les frenen antes de decirle a una mujer que no quedan con ella porque está gorda, o que les gusta su cara pero no sus costillas. "He estado con tías que están más buenas que tú, pero ninguna tan inteligente", le dijo un chico una vez a Inés a modo de piropo.

"Todas estas cosas se dicen porque no se paran a pensar qué efecto tiene en la otra persona al no verla como una igual. Eso, a su vez, se complementa con la respuesta de la mujer, socializadas para tener en cuenta a las necesidades del otro, y para no incomodar o ponerse agresivas", añade la psicoterapeuta.

La exposición, ¿sirve?

Durante unas 48 horas, centenares de mujeres vomitaron sus experiencias en Twitter, con citados y respuestas que iban a apareciendo en las cuentas de miles de personas. Algunos usuarios criticaron esa exposición de su vida íntima en la red social. Otros muchos lo aplaudieron.

"Este ejercicio de poner en común la experiencia que vivimos las mujeres creo que es muy útil. Primero, porque no suele haber este altavoz y, segundo, para que podamos tomar conciencia de la gravedad de la situación", apunta Compañ, que critica que este tipo de comentarios y mensajes nunca se tomen como ejemplos de delitos de odio siendo "afirmaciones absolutamente misóginas". "Tratamos estas vivencias como si fueran lo normal. Pero cuando las ves todas juntas entiendes que no lo es, que no se puede vivir con esa cantidad de violencia que soportamos las mujeres de forma totalmente normalizada", añade.

La psicoterapeuta explica que a veces una no responde a ese tipo de comentarios por puro bloqueo y, otras, por miedo. Por eso, considera que estos ejercicios de exposición sirven también para que las mujeres "puedan empezar a imaginar cómo responder, qué decir y cómo devolver la vergüenza al otro" en la medida de lo posible.