ATENTADO MOSCÚ

Rusia se plantea recuperar la pena de muerte tras los atentados de Moscú

La iniciativa cuenta con el apoyo de algunos líderes de la oposición sistémica, mientras es presentado ante el juez un ruso de origen kirguís que alquiló el apartamento a los autores

Uno de los presuntos autores del atentado de Moscú.

Uno de los presuntos autores del atentado de Moscú. / EFE

Aun con algunas incógnitas sobre el terrible atentado que dejó 137 muertos y 180 heridos de distinta consideración, Moscú se plantea recuperar del olvido la pena capital. Tras una moratoria de 1996, Rusia dejó de aplicar la pena de muerte a pesar de que la ley rusa contempla dicho castigo. Este martes, el diputado Mijaíl Sheremet presentó una solicitud ante el Tribunal Constitucional ruso para que anule la moratoria y se pueda aplicar de nuevo en el país euroasiático.

"Tengo la intención de actualizar mi iniciativa, desarrollada desde hace varios años, y enviar una solicitud al Tribunal Constitucional de la Federación Rusa sobre las bases legales para levantar la moratoria sobre la pena de muerte en nuestro país", según recogió la agencia de noticias estatal RIA Novosti. El propio político aseguró que los terroristas y sus cómplices, así como los pedófilos y los traficantes de drogas, deberían recibir este tipo de castigo. Apuntó que podría estar vigente únicamente mientras dure la “operación militar” – la guerra – en territorio ucraniano.

El debate sobre la pena de muerte afloró nuevamente tras el atentado del viernes por la noche, algo a lo que algunos políticos ya han mostrado su pleno apoyo, como es el caso de Leonid Slutski, el líder del Partido Liberal-Demócrata de Rusia (de corte ultranacionalista) y Serguéi Mirónov, de Rusia Justa-Por La Verdad, de centro-izquierda. Este último es conocido por ser un firme defensor de los mercenarios Wagner, de los que incluso ha recibido mazos como los que los combatientes de este grupo usan en ejecuciones como regalo. 

Castigar a los culpables

También desde la misma capital de Rusia, el presidente ruso, Vladímir Putin, pidió este martes a la Fiscalía que imponga un "justo castigo" a los terroristas que perpetraron el viernes el atentado contra la sala de conciertos Crocus City Hall a las afueras de Moscú, en el que murieron 139 personas."Confío en que los fiscales en el marco de sus facultades, incluido al presentar las acusaciones estatales durante el proceso judicial, hagan todo lo necesario para que los criminales reciban un justo castigo como lo exige la legislación rusa", dijo Putin al dirigirse a los miembros de la Fiscalía rusa.

Putin recordó a los presentes que, "como resultado del sangriento atentado en la región de Moscú" murieron, entre otros, "niños, adolescentes y mujeres". "Los criminales que cometieron esa matanza han sido arrestados. Los investigadores están estableciendo de manera escrupulosa las circunstancias que rodean ese bárbaro crimen", subrayó.

Por su parte, el fiscal general, Ígor Krasnov, admitió que el atentado cometido en el Crocus City Hall "es un nuevo desafío para todo el sistema de los servicios de seguridad" y llamó a los fiscales presentes a tomar "todas las medidas para prevenir la repetición de la tragedia". Además, también instó a activar el trabajo para minimizar la amenaza extremista y terrorista, y recordó las recientes explosiones de violencia en las repúblicas de mayoría musulmana de Daguestán y Bashkiria.

Putin sugirió el lunes la existencia de una mano negra ucraniana en el atentado, pese a que el ataque fue inmediatamente reivindicado por el Estado Islámico. "Y los nazis, como es bien sabido, nunca han tenido reparos a la hora de emplear los medios más sucios e inhumanos para lograr sus objetivos", dijo durante reunión con miembros del Gobierno y las fuerzas de seguridad que fue transmitida en directo por la televisión. Moscú lleva cerca años tildando de nazi a Ucrania, incluso antes del inicio de la guerra, para demonizar a su vecino y legitimar su enfrentamiento con Kiev.

El Tribunal Basmanni de Moscú decretó prisión preventiva de dos meses para un octavo presunto implicado en el ataque terrorista. Se trata de Alisher Kasímov, de 32 años, un ciudadano ruso de origen kirguís que, según la investigación, alquiló su apartamento a los presuntos autores de la matanza.