GUERRA DE UCRANIA

Macron, la mutación guerrera de una diplomacia personalista

Dos años después de la invasión rusa, el presidente francés ha pasado de su posición dialogante respecto a Putin a entreabrir la puerta a un envío de soldados occidentales

El presidente francés, Emmanuel Macron.

El presidente francés, Emmanuel Macron. / EFE

"Actualmente, no hay un consenso para el envío de manera oficial y asumida de soldados en territorio" ucraniano. Pero "no debemos descartar nada para conseguir nuestro objetivo: Rusia no puede ganar esta guerra". Con estas palabras, el presidente francés, Emmanuel Macron, soltó la bomba diplomática y mediática de esta semana. Eran pasadas las 11 de la noche del lunes, y ante unas pocas decenas de periodistas en el Elíseo, el dirigente centrista jugueteó con una de las líneas rojas, hasta ahora respetada, de la guerra de Ucrania: el envío de tropas de países de la OTAN en suelo ucraniano.

Las declaraciones de Macron no solo hicieron correr ríos de tinta y generaron cierta discordia entre sus homólogos europeos, sino que también ejemplifican el actual discurso férreo del dirigente galo ante su homólogo ruso, Vladímir Putin. Esta posición contrasta con la que mantenía el mismo presidente francés en el inicio de la invasión rusa. Macron ya acaparó los focos en ese fatídico febrero de 2022 por su postura dialogante hacia Moscú, a cuyos dirigentes quería "hacer entrar en razón". "No debemos humillar a Rusia" y "tenemos que aportarle garantías de seguridad", sostenía hace dos años el jefe de Estado galo. Una partitura que desafinaba respecto a sus socios europeos.

Pocos dirigentes de la Unión Europea han variado tanto su posición respecto a la guerra de Ucrania como el inquilino del Elíseo. Su actual discurso combativo, según el mismo Macron, se debe al "endurecimiento" de Rusia. "El régimen del Kremlin ha intensificado y endurecido sus agresiones", ya había afirmado el 16 de febrero tras reunirse con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en París. ¿La actual posición de Moscú resulta más dura que la de hace dos años, cuando tomó la brutal decisión de invadir al país vecino? El frente no ha experimentado cambios significativos desde hace un año. Se trata de un conflicto de desgaste, en que el Ejército ruso lleva un año arañando terreno y desgastando a las tropas y la sociedad ucranianas.

Intento para reforzar su credibilidad en Europa

Más que la Rusia de Putin, en realidad es Macron quien ha modificado su posición. ¿Pero por qué ha cambiado de parecer? "Francia se ha dado cuenta de que su posición de 2022 la debilitaba a nivel europeo. Si quiere reforzar su credibilidad, sobre todo de cara a los países del este (Polonia y los bálticos), debe mostrar un apoyo más firme hacia Ucrania", explica a El Periódico de Cataluña, del grupo Prensa Ibérica, la experta Gesine Weber, especialista en temas de seguridad y defensa europeas. Esta investigadora en el instituto Arnold de la Universidad de Columbia ve en la posición de Macron cierto "oportunismo político". Es decir, considera que este cambio discursivo se explica por la voluntad del dirigente galo de erigirse en el líder de la UE.

Su posición férrea ante Putin no es el fruto de un giro copernicano, sino de una evolución durante el último año. En junio del año pasado, Macron ya intentó avanzar por el carril de los proucranianos al alemán Olaf Scholz erigiéndose como uno de los mandatarios que quería dar señales más claras a Kiev de su hipotética y quizás futura incorporación en la Alianza Atlántica. "Hay una toma de conciencia del presidente francés de que no se trata solo de una guerra entre Rusia y Ucrania, sino de un conflicto en que está en juego la seguridad de toda Europa", destaca el analista Jean-Dominique Merchet, del diario L'Opinion y especialista en asuntos militares.

Este periodista considera que la afirmación de Macron sobre la posibilidad "no descartada" de enviar militares "de manera oficial" —de manera oficiosa ya habría agentes de servicios de inteligencia y soldados especiales occidentales, según documentos de EEUU a los que ha tenido acceso 'Politico'— fueron un "error en la forma". Pero, según Merchet, "se trata de un acierto en el fondo debido a la voluntad de establecer una forma de ambigüedad estratégica", es decir, "una manera de advertir a los rusos de que vigilen si quieren seguir escalando en la intensidad del conflicto". "Pero cuando uno dice que es ambiguo, es realidad no lo es", matiza el analista Olivier Kempf, quien tacha de "muy torpe" la manera en que fueron hechas esas declaraciones, con nocturnidad y de manera "descoordinada respecto a los otros aliados europeos".

Según este exgeneral del Ejército francés y miembro de la Fundación para la Investigación Estratégica, "Macron logró su elección en 2017 con la promesa del 'al mismo tiempo' (de derechas y de izquierdas) y puede adoptar posiciones oscilantes y a menudo contradictorias" en política internacional. La guerra de Ucrania no es el primer asunto en el que cambia de postura. Respecto al devastador conflicto en Gaza, su mutación fue más repentina al pasar en apenas dos semanas de reivindicar una coalición internacional contra Hamás a pedir un alto el fuego

"Un cálculo político interno"

"A base de querer ser el primero de la fila, Macron termina tropezándose", asegura Merchet. El estilo en política internacional del presidente francés —muy personalista y focalizado en la comunicación— suele generar disonancias respecto a sus aliados europeos. Desde Alemania hasta Estados Unidos, pasando por Finlandia, Países Bajos o incluso Polonia, se desmarcaron de la ambigüedad macronista respecto al envío de soldados. Incluso los dirigentes ucranianos no se mostraron especialmente entusiasmados. Una disonancia europea parecida ya se había producido en 2022, cuando el francés intentaba mantener un canal de diálogo con Putin.

Según Kempf, la lógica personalista de la política internacional en la Quinta República francesa —muchas de las decisiones las toma el presidente junto con su puñado de consejeros— se ha visto reforzada por "la personalidad de Macron". Suele "estar convencido de sí mismo y tiene poco en cuenta los conocimientos de los servicios del Estado, incluidos los diplomáticos", lamenta. El director del gabinete de estrategia La Vigie no descarta que detrás de las controvertidas declaraciones del lunes hubiera una lógica relacionada con la política francesa: "Detrás de los asuntos internacionales, casi siempre hay un cálculo político interno".

A medida que ha reproducido en las últimas semanas sus mensajes firmes contra Rusia, Macron y los miembros de su Gobierno han multiplicado las pullas acusando de prorrusa a la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen. Esta formación ultraderechista lidera con unos 10 puntos de ventaja (está en cerca del 30% y la coalición presidencial por debajo del 20%) los sondeos en Francia de cara a las próximas elecciones europeas. Los consejeros del presidente consideran que la guerra de Ucrania es uno de los mejores temas para polarizar el debate, y así reducir la distancia respecto a la RN.

Weber recuerda que "esta guerra ya dio en 2022 a Macron una ventaja electoral" en la entonces carrera hacia el Elíseo. Pero dos años después, el contexto ha cambiado. El apoyo de la opinión pública francesa a la causa ucraniana ha perdido fuelle. El 68% de los franceses aseguran estar en desacuerdo con las declaraciones de Macron del lunes, según un sondeo del instituto Odoxa publicado el jueves en Le Figaro. Más que una jugada maestra, esa afirmación se asemeja a un disparo fallido. Por no decir a un gol en propia puerta.