ENTREVISTA | ANTONY LOEWENSTEIN

Gaza, laboratorio de armas para Israel: “Luego promocionan su venta como probadas en combate”

Hablamos con el ex corresponsal australiano en Jerusalén Antony Loewenstein, que repasa en su libro 'El laboratorio palestino' cómo la ocupación de Palestina beneficia a la industria militar israelí

El dron israelí Smash Dragon armado con un rifle

El dron israelí Smash Dragon armado con un rifle / Smart Shooter

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Los quadcopters son drones ligeros que vuelan a baja altura gracias a unos rotores parecidos a los de un helicóptero. Se controlan de forma remota con geolocalización GPS, radar o la percepción del entorno gracias a la Inteligencia Artificial. Israel los está usando en la guerra contra Hamás en Gaza. Entre otros, usan modelos armados con rifles, una suerte de drones francotiradores, según el testimonio del médico británico en Gaza Ghassan Abu Sitta al The Telegraph

Ese tipo de dispositivos estaría detrás también de la muerte de decenas de personas el pasado 11 de enero en la calle Al-Rasheed de Ciudad de Gaza, según el relato de algunos de los presentes, recogidos por Middle East Eye. Uno de esos quadcopter comenzó a disparar contra una multitud que esperaba el reparto de alimentos. “Nos sorprendió un tiroteo procedente de arriba. Miramos al cielo y vimos estos dispositivos disparando directamente a la masa”, asegura Qassem Ahmed, palestino de 42 años. 

Se desconoce el tipo de drones usados en estos incidentes. La compañía israelí Smart Shooter promociona en su web uno armado con un fusil de asalto, el Smash Dragon. Ebil, una de las principales empresas armamentísticas del país, vende el modelo Lanius como vehículo aéreo no tripulado asesino

Israel exporta una enorme cantidad de dispositivos militares como los descritos, entre otro  armamento y tecnología de espionaje. El país, de tan solo nueve millones de habitantes, consiguió copar el 2,3% del mercado global armamentístico el año pasado, según el centro SIPRI de Estocolmo: cerca de 13.000 millones de euros en ventas. Es una potencia armamentística que dedica cerca del 5% de su PIB a Defensa. 

Israel no es el único país que prueba armamento novedoso en escenarios bélicos, a menudo con daños severos a la población civil, y luego emplea ese reclamo para venderlo fuera. El general ruso Aleksandr Dvornikov, el "carnicero de Siria", se jactaba de haber probado en el país numerosas armas de nueva creación. Estados Unidos, con la mayor industria militar del mundo, es también el más avanzado en uso de drones asesinos o ciberespionaje, ha utilizado estos dispositivos en Afganistán o Irak, y es el mayor productor y vendedor de armamento global.

Armas probadas en Gaza

Pero Israel tiene una ventaja sobre otros competidores: libra frecuentes guerras que le permiten probar sus dispositivos (cinco conflictos en Gaza en la última década y media). Y son operaciones con características propias, porque se desarrollan en zonas densamente pobladas y muy próximas. 

“Israel controla la vida de millones de palestinos y, para conseguirlo, han creado un sinfín de armas y tecnologías. Se ha dado cuenta de que la ocupación es una herramienta de marketing de su industria militar en sí misma”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Antony Loewenstein, autor del libro 'El laboratorio palestino' (Capitán Swing). Ese atractivo ha permitido a Israel vender sus sistemas armamentísticos desde los setenta. “El interés de los compradores es que ha sido probado en combate, en Palestina sobre los palestinos. Y eso ha sido así desde los setenta, con ventas al Sha de Irán, al Chile de Pinochet o al Apartheid de Sudáfrica, y lo sigue siendo ahora en 2024”. 

Antony Lowenstein El laboratorio Palestino

Antony Loewenstein El laboratorio Palestino / Cedida por Capitán Swing

Desde los ataques de Hamás el 7 de octubre contra Israel, en que murieron 1.150 personas, en su mayoría civiles, Israel ataca Gaza a sangre y fuego, y ha acabado con la vida de al menos 28.000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños. 

En la guerra de Israel contra Gaza de 2008 (más de 1.300 palestinos muertos, en su mayoría, civiles), el Ejército usó el dron Heron TP de Israel Aerospace Industries (IAI), según un informe de Drone Wars UK. En los dos años que siguieron a aquella guerra, IAI recibió un incremento de pedidos de al menos 10 países: India (el principal destino del armamento israelí) compró 34; Francia, 24; Brasil, 14; y Australia, 10.

La Agencia Frontex de la Unión Europea también usa el Heron TP, relata Loewenstein, para el control de la inmigración en el Mediterráneo. En 2020, Bruselas anunció colaboraciones entre Airbus y Elbit para emplear sus drones Hermes. 

Cañones automatizados con IA en Hebrón

Hebrón es una ciudad palestina de Cisjordania parcialmente ocupada por colonos radicales israelíes. Para protegerlos, Israel ha desarrollado un sistema de puestos de control con los que canaliza el flujo de palestinos de un lugar a otro de la ciudad. Han instalado sobre uno de ellos un cañón automatizado que opera con Inteligencia Artificial y que dispara tubos de gas lacrimógeno y otra munición antidisturbios, según el Ejército. 

El uso de la Inteligencia Artificial en la guerra es una de las cruentas novedades que está dejando la guerra en Gaza. Israel está usando un sistema, llamado El Evangelio (Habsora), que genera objetivos en tiempo real de forma automatizada y a gran escala con el uso de IA, según la investigación “Una fábrica de asesinatos masivos: los secretos de los bombardeos calculados sobre Gaza” del medio israelo-palestino 972 Magazine, basada en fuentes de inteligencia israelí

Se trata de maximizar la definición de los llamados “objetivos de fuerza”: lugares civiles que, aunque no son estrictamente militares, consideran clave para debilitar a Hamás. Eso incluye infraestructuras públicas, edificios de apartamentos, universidades o colegios. Una vez que El Evangelio ha generado el objetivo, la información se pasa a los pilotos de los aviones F-35 o los artilleros para disparar y destruirlos en masa. Israel ha lanzado miles de ataques en los cuatro meses de guerra.

“Israel está probando en Gaza la nueva guerra generada por Inteligencia Artificial: no se trata de escoger y poner a los terroristas en el punto de mira, sino de causar la mayor destrucción y muerte, según fuentes israelíes con las que hablo y respeto”, apunta Loewenstein, que fue corresponsal en Israel y vivió en Jerusalén de 2016 a 2020, aunque ahora reside en Sydney. El peligro para los que no son palestinos, apunta, es que hay otras naciones mirando, y eso incluye tanto a países autoritarios como a democracias avanzadas. 

Sistemas de espionaje y control de masas

Israel es fuerte también en espionaje electrónico. El sistema Pegasus, de la empresa NSA, ha sido empleado con profusión por Gobiernos mundiales. Lo usó presuntamente Marruecos para espiar al presidente francés Emmanuel Macron, según una investigación del consorcio de medios de comunicación Forbidden Stories. El español, Pedro Sánchez, tuvo infectado durante año y medio su móvil con el mismo sistema, y se le robaron gigabytes de información, según la Audiencia Nacional. España pidió información a Israel sobre el caso, pero Tel Aviv rechazó colaborar.

La seguridad israelí espía sistemáticamente a los palestinos. En Jerusalén Este y Cisjordania se pueden ver cámaras dotadas con Inteligencia Artificial para el reconocimiento de rostros. Y micrófonos de alta precisión y alcance, que cotejan en tiempo real con una enorme base de datos las voces de los transeúntes de los barrios palestinos donde hay presencia de colonos israelíes, para garantizar su seguridad.

Esa información se usa de muchas formas. Loewenstein explica, por ejemplo, cómo se emplea para chantajear a palestinos gais o a esposos infieles para que colaboren. 

Durante los últimos años, soldados israelíes han llevado a cabo una campaña para fotografiar a la fuerza al mayor número de palestinos (hombres, mujeres, ancianos y niños). Usan esas fotografías para nutrir una enorme base de datos biométricos. Está accesible en una aplicación de móvil que utilizan los soldados llamada Lobo Azul, según una investigación del The Washington Post basada en el testimonio de media docena de reclutas. Lo llaman “el Facebook de palestinos”. 

“El objetivo es documentar a cada ciudadano palestino. No es consentido, por supuesto. El único equivalente global que encuentro es lo que está haciendo China con los uigures musulmanes en la región de Xinjiang”, opina el experto australiano. “Cuando una persona X quiere cruzar un puesto de control en los territorios palestinos ocupados, para ir al médico, al colegio o al trabajo, pueden impedirle el tránsito sin darle razón alguna más allá de un genérico ‘cuestiones de seguridad’. Pasa en toda Cisjordania, pero en Hebrón es particularmente distópico”, dice.

¿No hay exageración siempre que se habla de Israel, ya sea como nación start up o como potencia bélica? ¿No demuestran la debilidad israelí los ataques del 7 de octubre de Hamás, que consiguió atravesar un muro ultra-tecnológico e invadir territorio israelí? “No veo ningún indicio de que haya afectado negativamente a la popularidad de la industria militar israelí. Creo que más bien al contrario. La prueba es que hay muchos países de la UE comprando masivamente a Israel, especialmente para protegerse tras la invasión rusa de Ucrania”, concluye Loewenstein.