GUERRA EN GAZA

Israel reconstruye la matanza de Hamás con un vídeo de imágenes explícitas exhibido en Madrid

Es un clip editado de 43 minutos en el que se ven disparos a bocajarro contra civiles, secuestros y cuerpos mutilados

Este martes se cumple un mes del peor ataque sufrido por Israel en décadas, con al menos 1.400 personas muertas, según cifras oficiales

Toma de rehenes por Hamas 7 octubre Israel

Toma de rehenes por Hamas 7 octubre Israel / Cámara de seguridad / Telegram

La Embajada de Israel en España ha mostrado este lunes en Madrid a un reducido grupo de periodistas un vídeo de 43 minutos en el que se ven imágenes de la matanza perpetrada por Hamás el pasado 7 de octubre, hace ahora un mes. En él aparecen los miembros del grupo islamista disparando a quemarropa a personas desarmadas en sus coches, entrar en casas de israelíes y lanzar granadas o secuestrar a personas y exhibirlas a su regreso a la Franja. También incluye fotos forenses de los cadáveres de los asesinados. El mismo vídeo ha sido exhibido en al menos 12 ciudades más, entre ellas Nueva York, Londres, Atenas y Jerusalén. 

Según los organizadores de este visionado, se trata de imágenes obtenidas de las cámaras corporales de los terroristas de Hamás, de las cámaras de seguridad de viviendas y calles de la zona atacada (la que hace frontera con Gaza), cámaras de automóviles y otras sacadas de redes sociales y móviles de los atacantes o de los familiares de los fallecidos. Buena parte de las imágenes ya habían aparecido antes en redes sociales como Telegram o X (antes Twitter).

“No queremos sorprenderos o ganarnos vuestra simpatía. Queremos que comprendáis contra quién luchamos”, ha dicho el ministro consejero de la Embajada de Israel en Madrid, Dan Poraz. “Queremos que veáis por qué estamos obligados a acabar con Hamás. No atacamos Gaza por venganza, sino porque no podemos vivir junto a un Estado terrorista asesino como ISIS (Estado Islámico)”.

El número dos de la delegación israelí en España asegura que su país hace todo lo posible por minimizar las bajas de civiles palestinos en su ataque. Un mes después del comienzo de esta nueva fase del conflicto, al menos 10.000 palestinos han muerto en los bombardeos israelíes sobre la Franja, que permanece sitiada y con el abastecimiento de agua, electricidad y alimentos reducido al mínimo. Poraz ha asegurado que “los cuarteles generales de Hamás están bajo el hospital Al Shifa”, el más grande de la Franja y donde hay decenas de miles de personas refugiadas en estos momentos, además de los enfermos.

La cacería

En la recopilación de vídeos de atrocidades cometidas por los milicianos de Hamás que las autoridades israelíes han mostrado este lunes en Madrid hay una parte central, una clave del relato que, sin embargo, no tiene imágenes, solo sonido con fondo negro.

Es la llamada que Mahmoud, terrorista de los que han ido arrasando la zona, hace a sus padres desde Miflasim, uno de los escenarios de la matanza. Mahmoud habla por el teléfono que le ha cogido a una de sus víctimas. El móvil tiene un sistema de grabación, y ahí se ha quedado la llamada. 

Imagen de la toma de un rehén por parte de Hamás en el asalto del 7 de octubre de 2023

Imagen de la toma de un rehén por parte de Hamás en el asalto del 7 de octubre de 2023 / Cámara de seguridad / Telegram

Mahmoud está vivamente excitado. Le grita a su padre: “¡Mira mi whatsapp, mira cuántos he matado con mis propias manos! ¡Tu hijo mató a los judíos!”

El padre solo acierta a responder: “Alá es grande”. El Takbir, o magnificación de Dios, en árabe es de hecho la frase que más se repite, un Alá hu akbar omnipresente en los 43 minutos de grabaciones.

“Alá es grande”, repite el padre, y el hijo continúa contando: “Te llamo desde el teléfono de una mujer judía. La he matado a ella y a su marido. ¡Diez con mis propias manos!” Y el padre, de nuevo: “Alá es grande. Reza a Alá”.

“He matado a diez, Su sangre está en mis manos”, chilla el terrorista. Y el padre: “¿Has matado a diez? Reza por nosotros como nosotros rezamos por ti. Reza por nosotros”

El terrorista Mahmoud pide que se ponga su madre. Una mujer llorosa suena en el teléfono. “¡Mami, tu hijo es un héroe!”, le anuncia él. “Es suficiente. Vuelve. Suficiente. Vuelve”, le pide ella. Y él le contesta: “¿Volver? No hay regreso. Es la victoria de los mártires”.

Por los pelos

Las imágenes recopiladas por las autoridades israelíes agrupan las atrocidades en tres categorías: asesinatos en la carretera, asesinatos en los kibutz y asesinatos en el festival. 

La cámara de uno de los verdugos pasa por el bar del concierto. Dentro de la barra yacen muertas las camareras, amontonadas según las han segado las balas. Muchas manchas de sangre se esparcen por las mesas, los frigoríficos y el mostrador. 

Ha recalcado el diplomático Toraz, en su explicación de inicio, antes del visionado, el argumento estratégico israelí de que Hamás es lo mismo que ISIS. Y buena parte de los vídeos mostrados vienen a apuntalar esa narrativa política, cuando hombres armados a bordo de toyotas se bajan a disparar desde la carretera, como en un tiro al plato, a las personas que tratan de huir por las cunetas y campo a través. 

Entre los momentos de mayor crueldad que ruedan entre cánticos y gritos de triunfo los terroristas, un vídeo de GoPro pegada a un casco muestra cómo arrastran agarrados por los pelos a rehenes heridos, jóvenes varones y mujeres con sangre en sus cabezas, sus brazos y piernas, con los pantalones manchados de esa sangre, y los montan en la trasera descubierta de uno de esos furgones, amontonándolos como trofeos de caza. De camino a Gaza, los milicianos gritan celebrándolo mientras sus víctimas les miran atónitos.  

Rivaliza en atrocidad ese capítulo con uno no por conocido menos horroroso, en el que uno de los matarifes trata de descabezar a su víctima a golpes de azadón. 

Convocatoria ante el Congreso

El que ha sido el peor ataque contra Israel desde hace medio siglo comenzó al amanecer del pasado sábado 7 de octubre. Un mes después, la delegación israelí en España ha organizado una serie de actos para recordar a los muertos en “la terrible masacre que perpetró Hamás” y que “hace exactamente un mes desde que más de 240 niños, mujeres, hombres y ancianos, israelíes y extranjeros, están cautivos por Hamás en Gaza”.

Por ello, este martes a las 13:00 horas han convocado tres eventos simultáneos en diferentes zonas de Madrid. 

El primero es una concentración frente a la Embajada de Qatar. “Invitamos a que la gente, vestida de negro se pare en un silencio atronador presentando las fotografías de los secuestrados”, se lee en la convocatoria recibida por este diario. El otro será frente al Congreso de los Diputados. “Se mostrará una mesa con 241 sillas vacías esperando el regreso de los rehenes”, dice la nota. La última, frente a la sede del Parlamento Europeo: Una exposición de globos y muñecos con fotografías de los niños secuestrados.

Precisamente los niños son quizá el protagonista más doliente de los vídeos de los ataques del 7 de octubre en los kibutzim fronterizos con el norte de Gaza. Y entre ellos, destacan en atrocidad las escenas de dos hermanos a los que su padre llevó al refugio de la casa tratando de salvarlos. Un terrorista ve dónde están, y arroja una granada por la puerta. El padre cubre a los hijos y el explosivo lo revienta. Los dos hijos salen heridos, sangrando, en calzoncillos, llorando, con heridas diversas y corren a la cocina de la casa. 

Sentados a la mesa se lamentan mientras la sangre que mana de sus heridas va cubriendo sus pequeños cuerpos. Un hermano trata de aliviar al otro echándole agua de una botella: “¿Ves por ese ojo?”. Entra un terrorista, los mira con total indiferencia, abre la nevera, busca un refresco y bebe. “¿Queréis agua?”, les pregunta a los niños. “Queremos a mi madre”, le responde el mayor. El terrorista se va. Es curioso que, cuando se está yendo, se cuida de dejar cerrada la nevera pero no de atender a los menores heridos. 

A solas, los niños lloran desconsolados. Y el mayor grita, dando vueltas por la estancia, con una herida en el pecho y la sangre goteándole por las piernas: “¿Por qué estoy vivo? ¿Por qué estoy vivo?”