ANÁLISIS

El Tribunal de La Haya anuncia este viernes si exige a Israel parar la destrucción genocida

Las medidas que ordenen los magistrados tienen carácter vinculante aunque Netanyahu ya ha advertido que "nadie podrá pararnos, ni el Eje del Mal ni La Haya"

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. / EP

Ernesto Ekaizer

Ernesto Ekaizer

Este viernes, día 26 de enero, la presidenta del Tribunal Internacional de La Haya (TIJ), la jueza norteamericana Joan Donoughe, hará a las 13:00 horas ante la audiencia con las dos partes -Suráfrica e Israel- la lectura solemne de la orden que ha votado para responder a las medidas provisionales urgentes que ha solicitado la delegación surafricana al demandar por un delito de genocidio a Israel por sus acciones en Gaza después del 7 de octubre de 2023. Los 15 magistrados -más dos, uno por Sudáfrica y otro por Israel- ya han deliberado y votado desde la celebración de las dos audiencias del 11 y 12 de enero pasados. 

Las medidas que solicita Sudáfrica incluyen parar inmediatamente las acciones militares de las Fuerzas Armadas de Israel (IDF) en Gaza, dejar de matar palestinos, prevenir el desplazamiento forzoso, levantar el bloqueo al acceso a la alimentación, agua, gasolina, vivienda y sanidad.

El Tribunal no tiene que definir en esta fase preliminar del pleito entre Sudáfrica e Israel si se está cometiendo genocidio según los términos de la Convención contra el Genocidio de Naciones Unidas de 1948 que ambos países han firmado, sino limitarse a examinar si los actos descritos en la demanda surafricana defendida el pasado 11 de enero en La Haya se emparentan con conductas dirigidas a destruir todo o parte del pueblo palestino y existe el riesgo cierto de que dicho genocidio está en marcha.

En casos de posible vulneración de la Convención contra el Genocidio (Gambia versus Myanmar, por ejemplo), el Tribunal ordenó medidas provisionales a Myanmar, que este país no cumplió por considerar que no se trataban de acciones genocidas.

Al día siguiente de las audiencias en La Haya de los pasados 11 y 12 de enero, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, sorprendió a todo el mundo cuando el 13 de enero declaró a una televisión israelí: "Nadie nos parará, ni La Haya, ni el Eje del Mal [Irán], y ninguno otro". Es que aunque según el estatuto del Tribunal sus órdenes son vinculantes, la experiencia indica que pueden ser ignoradas por los países que deben aplicarlas. 

A menudo se cita el caso de los territorios ocupados, en Cisjordania concretamente, de Palestina cuando el Tribunal dictó una recomendación para frenar la construcción del muro que proyectaba en 2004 el Gobierno israelí del general Ariel Sharon. El Tribunal estudió el caso, declaró ilegal el muro construido y la parte en construcción. Y ordenó su desmantelamiento.

"Israel tiene la obligación de acabar con sus violaciones del derecho internacional, paralizando la construcción del muro construido en el territorio palestino ocupado, incluido el tramo en torno a Jerusalén este", se puede leer en la resolución de julio de 2004. Y conminó a Israel a devolver tierras y otras propiedades e inmuebles a "todos los palestinos que hayan sufrido cualquier forma de daño material como consecuencia de la construcción del muro". 

Incumplir las recomendaciones

El entonces ministro de Justicia, Yosef Lapid, contestó que Israel no cumpliría las recomendaciones porque el TIJ "está compuesto por jueces europeos sin simpatías hacia Israel". Pero, ¿son vinculantes o no las órdenes del Tribunal? La referida al muro de 2004 era lo que se llama una "opinión consultiva" del Tribunal y no era vinculante. En cambio, las que este viernes 26 de enero va a anunciar el Tribunal en principio es vinculante. Otra cosa es que como adelantó Netanyahu el 13 de enero Israel incumplirá si la orden es parar la acción militar en Gaza.

Es que Israel está reescribiendo de facto las convenciones internacionales de guerra al estimar que no es potencia ocupante (lo que sí está consagrado por la ONU) y que tiene derecho a legítima defensa (lo que las leyes de Ginebra niegan a las potencias ocupantes). Y, además, en cuanto a la protección de los palestinos civiles, mujeres y niños, Israel sostiene que la organización de Hamás, que gobierna en Gaza, está tan "empotrada" en la población (escuelas, mezquitas, centros de alimentos) que lo único que puede hacer el IDF es avisar por megáfono o lanzar octavillas para que los pobladores evacúen la zona que va a ser atacada. Pero lo cierto es que también son atacados en los nuevos lugares hacia los que se desplazan.

Destrucción de ciudades

El uso de bombas de 2.000 libras (más de 900 kilogramos), como en Jan Yunis, por ejemplo, desde el inicio de los ataques posteriores al 7 de octubre de 2023, está destruyendo ciudades enteras e infraestructuras. Cuando Sudáfrica presentó su demanda por genocidio, la cifra de muertos se elevaba a 23.000 palestinos, niños más de la mitad de ellos. El 11 y 12 de enero, cuanto se celebraron las audiencias en La Haya, los muertos se elevaban a 24.000. Las últimas cifras conocidas este jueves se elevan a más de 25.900 muertos y más de 64.110 heridos.

Todos los intentos de conseguir un alto el fuego en el Consejo de Seguridad de la ONU han sido vanos. Estados Unidos, como ha denunciado el congresista demócrata Bernie Sanders, aprovisiona de armamento a Israel para las operaciones en Gaza al tiempo que sigue usando su poder de veto para poner fin a la matanza y ataques genocidas. Por tanto, lo que pueda anunciar el Tribunal es decisivo no para evitar el genocidio, sino en todo caso para evitar que se consume.

Un desacato de Israel a la eventual orden de parar sus acciones supondrá también mayores dificultades para quienes como la Administración Biden siguen dando respaldo a un Gobierno, el de Netanyahu, que los israelís -familiares de rehenes y rehenes liberados- están cuestionando en las calles.