ALIANZA ATLÁNTICA

Japón negocia abrir la primera oficina de la OTAN en Asia

La idea de la apertura surgió durante la reunión en Tokio en enero del secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, durante un encuentro en Tokio el pasado 31 de enero.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, durante un encuentro en Tokio el pasado 31 de enero. / Reuters

La OTAN abrirá en Japón su primera oficina asiática el próximo año. No es un logro despreciable para una organización que tres años atrás fue declarada "en muerte cerebral" por el presidente francés, Emmanuel Macron. Hoy desborda esplendor con nuevas adhesiones europeas, incrementos militares tan elefantiásicos como generalizados y un progresivo desembarco en Asia. Son las consecuencias de la guerra en Ucrania, tan ansiadas por Washington como temidas por Pekín.

La noticia fue adelantada días atrás por el medio japonés 'Nikkei Asia' y ha sido confirmada este miércoles en la CNN por el ministro de Exteriores, Yoshimasa Hayashi. Sólo son negociaciones, se apresura a aclarar, pero los intereses comunes descartan el fracaso. No ha trascendido si será unipersonal, quién pagará la factura ni las competencias concretas. Apenas se sabe que servirá para consultas con Japón y otros países de la zona sobre asuntos de seguridadretos geopolíticosnuevas tecnologías y ciberamenazas. La idea surgió durante la reunión en Tokio en enero del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y tres meses después ya circulaba un borrador entre los 31 países miembros. Los plazos sugieren el vértigo.

"La razón por la que negociamos la oficina es porque el mundo se ha convertido en un lugar más inestable desde la invasión rusa de Ucrania", ha aclarado Hayashi. En su discurso abundan las alusiones a Moscú y es cierto que las relaciones rusojaponesas se han degradado tras el apoyo de Tokio a Kiev. Bombarderos y barcos de guerra rusos han frecuentado el mar de Japón en los últimos meses. Pero cuesta no ver en Rusia al problema pasajero y a China como el objetivo principal de la oficina. Con China se discute Estados Unidos la primacía global y colecciona Japón roces históricos y pleitos territoriales. No hay en la zona un seguidor más entusiasta de la política militar estadounidense que Tokio. Peligra ya su ejemplar constitución pacifista y acaba de aprobar el mayor aumento en Defensa desde la Segunda Guerra Mundial. Sólo la geografía separaba a Japón de la OTAN y esos límites se difuminan con velocidad.

Nuevas alianzas

A la cumbre de la OTAN del pasado año en Madrid asistieron por primera vez Japón, Corea del Sur y Australia. La oficina profundizará la huella de la organización atlantista en el Pacífico y supondrá otra vuelta de tuerca en la asfixia militar a China. Washington ya cuenta con decenas de miles de tropas acuarteladas en Corea del Sur y Japón, apadrina nuevas alianzas militares como el AUKUS (junto a Australia y el Reino Unido) y el QUAD (con Australia, India y Japón) y planta más bases en Filipinas. La oficina, aún sin saberse sus funciones, no escasea en simbolismo.

La noticia fue recibida con el previsible nerviosismo en Pekín. "Asia es un lugar prometedor para la cooperación y el desarrollo pacífico, no debería convertirse en una plataforma para aquellos que buscan pugnas geopolíticas", dijo el Ministerio de Exteriores la semana pasada. "La expansión hacia Oriente de la OTAN y su interferencia en los asuntos del Asia Pacífico afectarán a la paz y la seguridad regional", añadió. Pekín se alinea con el discurso ruso que culpa a la OTAN del desaguisado en Ucrania y ve con aprensión su llegada a su patio trasero.

Qin Gang, ministro de Exteriores chino, ha dicho este miércoles que el mayor peligro para Europa es "cierto país" que exporta su mentalidad de Guerra Fría al mundo e impone sanciones unilaterales. Qin soltó la adivinanza en Berlín, primera etapa de una gira que también le dejará en París y Oslo, y en la que pretende separar algunos centímetros a Europa de Estados Unidos. Ese país, ha continuado Qin, ha abusado del monopolio de su divisa en el comercio global y transferido sus crisis inflacionistas y fiscales al mundo.