ANÁLISIS

El "peligro" de que España se contagie del asalto al congreso de Brasil "en año electoral"

Expertos en política internacional aseguran que la situación en ambos países no es comparable, pero advierten del peligro de no condenar contundentemente lo sucedido.

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Alberto Muñoz

Alberto Muñoz

España no es Brasil, recuerdan expertos en política internacional, pero harían mal sus representantes políticos en subestimar o frivolizar con el ataque del pasado domingo a las sedes de la democracia brasileña. "Estamos en año de elecciones y es normal que exista la tentación de llevarlo todo a tu propio terreno, pero hay que tener cuidado. Todavía estamos lejos de que se produzca algo similar en España, pero resulta preocupante la tibieza con la que han reaccionado determinados partidos políticos en un año electoral tan intenso como este", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano.

El pasado domingo por la tarde, cuando miles de bolsonaristas entraron por la fuerza en la sede de las instituciones democráticas brasileñas, la "rápida respuesta" del Estado ayudó a desinflar el asalto a tiempo, pero el acto sembró un "peligroso" precedente en cuanto a las formas de discrepar con unos resultados electorales como ya ocurriera durante el asalto al Capitolio en Estados Unidos en enero de 2021.

"Es complicado pensar en la posibilidad de que eso se pueda producir en nuestro país, y a esa escala, pero estamos en una era en la que las redes sociales expanden las ideas con mucha rapidez. Si ves las primeras reacciones a lo que ha ocurrido en el entorno del PP y del PSOE parecen dos realidades diferentes", apunta el experto.

Según un reciente informe de la consultora de comunicación Llorente y Cuenta (LLYC), Brasil es el país con un mayor grado de polarización en cuanto a la conversación que se produce en redes sociales, especialmente en temas que tienen que ver con racismo y libertad de expresión. En el conjunto de Latinoamérica, dice el estudio, la polarización ha subido un 39% desde 2017 hasta hoy.

España, que no es ajena a esa creciente brecha entre las distintas corrientes de pensamiento de sus ciudadanos, vivirá a mediados de 2023 elecciones autonómicas en buena parte de su territorio, y, a finales de año, se convocarán elecciones generales cuando se consume la legislatura actual. Doce meses en los que la campaña electoral va a ser continua y en los que se corre el riesgo de caer en la tentación de polarizar aún más los discursos.

"En España no tendría ningún recorrido intentar importar modus operandi como el que se ha visto en Brasil. Puede haber grupos muy reducidos que estuviesen dispuestos a ello, pero la población, en general, no está abierta a tomar la vía de la violencia", asegura Mariano Jabonero, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que apunta a que más bien provocaría "rechazo" entre la inmensa mayoría de los votantes, como ha ocurrido en el país sudamericano.

La política española, enfrentada

Sin embargo, entre la violencia y el entendimiento hay muchos matices. A pesar de que la condena internacional a lo sucedido en Brasil ha sido prácticamente unánime tanto dentro como fuera del país sudamericano, en España ha servido para enfrentar a los diferentes partidos. La respuesta de Cuca Gamarra, portavoz del Partido Popular, a un tuit de Pedro Sánchez en el que condenaba el asalto al congreso ha sido el detonante para un nuevo cruce de acusaciones entre Gobierno y oposición.

Uno de los primeros en criticar sus palabras fue el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que cargó contra el Partido Popular por no condenar rápidamente el asalto.

El presidente del principal partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, evitó en su primera reacción dar su respaldo a Luiz Inácio Lula da Silva, aunque posteriormente el nuevo portavoz del comité electoral del PP, Borja Sémper, rectificó asegurando que sí dan su "apoyo" al presidente brasileño. En cualquier caso, Sémper ha continuado con la línea abierta por Gamarra y el propio Feijóo y ha mantenido la comparación entre las algaradas de Brasil y lo que puede pasar "en el futuro" en España con los independentistas y los "populistas".  

Un asalto "esperado"

Los expertos consultados por este periódico apuntan, sin embargo, a que hay que analizar la magnitud real de los bolsonaristas dispuestos a tomar por la fuerza las instituciones. Según recuerda Jabonero, apenas uno de cada cuatro votantes del expresidente brasileño apoyan la vía de la fuerza, es decir, un cuarto del 49% de votantes que acudieron a las urnas a finales del año pasado.

"Es importante tenerles en cuenta, por supuesto, pero también hay que pensar en la respuesta de los cuerpos de seguridad, del Ejército, de los políticos, la ciudadanía, los medios de comunicación... Ha habido una condena prácticamente unánime de lo sucedido", recuerda por su parte Malamud. "Es pronto para decir que lo sucedido no va a tener continuidad durante los próximos días, semanas o meses, pero se ha demostrado que, a pesar de que las democracias latinoamericanas tienden a ser frágiles, dependiendo del país, se ha dado una buena respuesta".

Jabonero, por su parte, asegura que lo sucedido era algo que se podía "esperar", pero que ha sido "clave" también el apoyo internacional que ha recibido el Gobierno de Brasil. Un apoyo que no fue tan unánime, por ejemplo, en el caso de Perú de hace apenas un mes. Sin embargo, el investigador principal del Real Instituto Elcano opina que pensar que Latinoamérica está unida en defensa de la democracia es una perspectiva un tanto "utópica" y que cada país tiene "su propia visión de la democracia".

Brasil, un mercado clave para la inversión española

La inestabilidad, sin embargo, "no afectará previsiblemente", dicen los expertos, al volumen de inversiones de las empresas españolas en Brasil, donde tienen presencia buena parte de las compañías del IBEX 35. "Brasil es, como México en Centroamérica, un país estratégico para nosotros, nuestro mercado clave en Sudamérica", apuntaba a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Antonio del Corro, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Brasil-España, en una entrevista previa a las elecciones del pasado mes de octubre.

Desde el año 2001, según apuntan desde el organismo, la inversión de las empresas españolas en el país ha superado los 82.000 millones de euros. Una relación que sigue estrechándose y que ha llevado hasta allí a gigantes como el Banco Santander, que ya es una de las tres entidades financieras más importantes de Brasil, Iberdrola, que por medio de su filial es una de las energéticas más pujantes del país, o AENA, que recientemente se ha quedado con la gestión de varios aeropuertos.