GUERRA EN UCRANIA

Pastillas de yodo en Europa: stocks preparados, algún plan secreto y mucha cautela

Los países del viejo continente tienen planes de contingencia en caso de radiación nuclear y diferentes políticas sobre este medicamento que contrarresta sus efectos

Residentes de la ciudad ucraniana de Zaporiyia hacen cola para recibir pastillas de yodo, el pasado 29 de agosto. Reuters

Residentes de la ciudad ucraniana de Zaporiyia hacen cola para recibir pastillas de yodo, el pasado 29 de agosto. Reuters

Juan José Fernández, Andreu Jerez, Silvia Martinez, Irene Savio y Enric Bonet

La guerra en Ucrania y el miedo a un eventual conflicto o accidente nuclear ha encendido las alertas en algunos países y algunos de ellos han activado planes para proteger a su población. Este es el caso de Finlandia, que comparte 1.340 kilómetros de frontera con Rusia, que la semana pasada pidió a su población menor de 40 años adquirir tabletas de yoduro de potasio, un medicamento que previene la absorción de yodo radiactivo a través de la tiroides en caso de radiación nuclear. Los stocks se agotaron en pocas horas.

Aparte de esta recomendación, el país nórdico cuenta desde hace décadas con un plan integral para preparar a sus ciudadanos ante posibles guerras, accidentes nucleares y desastres naturales. Y posee una amplia red de refugios de protección civil, grandes reservas estratégicas de suministros y protocolos de emergencia para eventualidades de diferente cariz.

Otros países europeos también cuentan con planes de contingencia y diferentes políticas sobre los stocks de pastillas de yodo. La cercanía a la zona de conflicto, como en el caso de la propia Finlandia, Polonia, Rumanía o los bálticos, influye mucho en los mismos. Pero en la mayoría no hay planes específicos, al menos públicos, debido a la guerra de Ucrania:

España: Un millón de pastillas públicas… y el resto secretas

La planta del Centro Militar de Farmacia de la Defensa en la base militar San Pedro, de Colmenar Viejo (Madrid), está fabricando 1.250.000 pastillas de alta concentración de yoduro potásico, con un máximo de 65 miligramos por comprimido, confirman a El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, fuentes del Gobierno.

Pero esa producción, con plazo de entrega en noviembre, no es la que se está demandando en otros países de Europa para protegerse de radiaciones en el marco de la guerra de Ucrania. Las pastillas madrileñas son para repartir a la población vecina de las centrales nucleares de Ascó, Vandellós, Trillo, Garoña, Cofrentes y Almaraz porque van a caducar las actuales reservas de yodo del Plan de Emergencia Nuclear.

Corresponderá a Interior, a través de Protección Civil, repartir las pastillas. Y lo hará en las provincias de Tarragona, Guadalajara, Burgos, Valencia y Cáceres.

La nueva tanda protegería a 625.000 personas. Cada comprimido es la mitad de la dosis; en ciertos casos de emergencia radiactiva, cada vecino debe tomar dos de esas pastillas, hasta alcanzar la saturación de 130 miligramos en el organismo que impide la absorción de yodo radiactivo.

Hay otra fabricación de pastillas de yodo "habitual" en los planes de Defensa, admiten sin comentarla fuentes del Ejército. Pero cuántos comprimidos son y dónde se almacenan es secreto, parte del catálogo de recursos del Sistema de Seguridad Nacional.

Las mismas fuentes dejan sin desmentir que Defensa incluyó pastillas de yodo entre las 11 toneladas de material sanitario enviado a Ucrania en marzo pasado por la Inspección General de Sanidad, cuando inquietaban a Europa los combates en el área de Chernóbil.

Bastante más lejos de Zaporiya que Helsinki o Bucarest, en Madrid el departamento de Seguridad Nacional, dependiente de Moncloa, vigila no tanto la fabricación de pastillas como la elaboración de bulos sobre el yodo protector. Trata de diferenciar en lo que circula en redes sociales qué es miedo y qué propaganda desestabilizadora rusa.

Entre tanto, en Amazon algunos vendedores unen la expresión "para radiaciones" a la publicidad de pastillas de yodo que en realidad no son más que complemento alimenticio. "Solo sirven las de fabricación militar –explica la fuente castrense-. Las que se venden en comercios y farmacias tienen una concentración mínima". JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ

Francia: Preocupación por las reservas de pastillas

El Gobierno francés prácticamente no se ha pronunciado sobre el uso de pastillas de yodo en caso de ataque nuclear en la guerra de Ucrania. Las autoridades galas prefieren evitar una banalización del peligro de que el Ejército ruso utilice una bomba atómica táctica. "Como menos hablamos sobre ello, más creíbles somos" en la política de "disuasión" -propiciada por el hecho de que Francia y otras potencias occidentales también disponen de armas nucleares-, aseguró el presidente francés, Emmanuel Macron, el miércoles pasado en una entrevista para la televisión pública.

Por consiguiente, el Ejecutivo francés casi no ha hablado sobre las pastillas de yodo. Las últimas declaraciones destacadas se remontan a marzo. El entonces ministro de Sanidad, Olivier Véran, dijo que el país dispone de "suficiente yodo para cubrir todas las necesidades de la población". A pesar de ello, existen dudas de que sea cierto. Según los últimos datos, Francia tenía 95,7 millones de pastillas en 2020, aunque para cubrir a toda la población necesita unos 130 millones. ENRIC BONET

Italia: No disponibles en farmacias, solo a través del Gobierno en caso de catástrofe

La población italiana no está acudiendo a comprar pastillas de yodo para contrarrestar los efectos de la radiación ante un eventual ataque nuclear en Ucrania. O, al menos, no lo está haciendo masivamente, según ha informado recientemente Roberto Tobia, el actual secretario de la Asociación Nacional de Farmacéuticos (Federfarma) de Italia. Prueba es que, de momento, el asunto apenas ha entrado en el debate público y en la agenda mediática transalpina.

Con todo, según ha explicado Tobia, "como ocurre en otros países, en Italia hay stocks de estas píldoras y existe un plan de distribución extraordinario también para las farmacias en caso de una verdadera alarma nuclear". Dicho esto, "tomar estas píldoras ahora es un sinsentido", ha añadido Tobia tras destacar que tienen efectos secundarios para la tiroides.

Tampoco es que sea fácil conseguir este fármaco en Italia porque se trata de un medicamento que normalmente no se vende en las farmacias y que, en caso de que se declarase el estado de emergencia por un ataque nuclear, las pastillas serían primero distribuidas por Protección Civil, los ministerios competentes y el Servicio Sanitario Nacional. IRENE SAVIO

Alemania: 190 millones de pastillas almacenadas en todo el país

En Alemania no hay ninguna recomendación de las autoridades a la población para comprar o almacenar pastillas de yodo. La única reacción pública del Gobierno se remonta a mediados del pasado marzo, cuando el Ministerio de Medio Ambiente informó de que el país cuenta con casi 190 millones de pastillas de yodo almacenadas y repartidas en los 16 estados federales del país. La nota de prensa fue publicada como reacción al inicio de la invasión rusa de Ucrania y al peligro de catástrofe nuclear.

"Hasta una distancia de unos 100 kilómetros en las inmediaciones de una central nuclear, está prevista la distribución de comprimidos de yodo para personas de hasta 45 años, para mujeres embarazadas, así como para niños y adolescentes", dice la nota ministerial, que continúa: "Debido a la distancia con Ucrania, no se espera que sea necesario tomar comprimidos de yodo. No se recomienda la automedicación con pastillas de alta dosis. La automedicación con pastillas de yodo a altas dosis conlleva riesgos para la salud, pero actualmente no tiene ningún beneficio. Los comprimidos de yodo sólo pueden ser eficaces si se toman en el momento adecuado". ANDREU JEREZ

Bélgica: Comprimidos gratuitos en las farmacias desde 2018

Aunque las autoridades belgas, desde el Ministerio de Defensa hasta Exteriores o la Agencia Federal de Control Nuclear, siguen de cerca la evolución de la situación en Ucrania y el riesgo nuclear no hay actualmente ninguna recomendación a la población para que incluya en su botiquín de primeros auxilios pastillas de yodo, el medicamento con el que proteger la tiroides en caso de contaminación radioactiva. Hasta hace cuatro años, solo se recomendaba a las personas que residían en un radio de 20 kilómetros alrededor de las instalaciones nucleares, así como las situadas cerca de la frontera belga, en Países Bajos y Francia.

"Nuestra evaluación es que la guerra en Ucrania no tiene un impacto particular así que no hay una recomendación. No es necesario. Aunque desde 2018 los ciudadanos belgas pueden acudir a la farmacia a por comprimidos de forma gratuita", explica una portavoz del Centro de Crisis de Bélgica que constata que la preocupación ciudadana y el interés por incluir este tipo de pastillas en el botiquín de emergencia, pese a que las 237 estaciones de medición que tienen no han detectado incrementos en el nivel de radiación ni se han constatado incidentes nucleares, ha aumentado desde la invasión rusa el pasado 24 de febrero.

Solo en el mes de marzo, según la asociación farmacéutica belga, se distribuyeron en Bélgica 348.660 cajas de pastillas de iodo. Esta cifra ha caído notablemente pero todavía son muchos los ciudadanos que acuden a hacer acopio del medicamento. En agosto, por ejemplo, se distribuyeron 8.140 cajas y otras 2.900 en septiembre. Aún así, no existe ningún tipo de suministro y las autoridades cuentan con un stock nacional importante, de 21 millones de comprimidos almacenado en las reservas del centro de protección civil y en las reservas de mayoristas y farmacias. "Aunque todos los belgas fueran a la farmacia a buscar las pastillas no habría problemas", aseguran. Bélgica cuenta con un plan de urgencia nuclear y radiológica que contempla accidentes nucleares. SILVIA MARTÍNEZ