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"El algoritmo no te deja escapar": anatomía de una guerra 'marvelizada' en las redes sociales

TikTok se ha llenado de contenido en primera persona sobre la guerra: ucranianos que cuentan su día a día y soldados en el frente

Las redes sociales hacen ubicuos acontecimientos mundiales, premian el contenido emocional y empujan a sus usuarios a posicionarse

"Son registros que no estamos acostumbrados a ver", valora un sociólogo experto en fenómenos digitales

Uno de los memes con los que se caracteriza al presidente de Ucrania Volodímir Zelenski.

Uno de los memes con los que se caracteriza al presidente de Ucrania Volodímir Zelenski.

Analía Plaza

Analía Plaza

Zelensky convertido en superhéroe, Rusia 'cancelada' por las multinacionales, ucranianos contando con ironía su vida en un búnker y millones de usuarios encendiendo el móvil y asistiendo a la narración de la guerra en tiempo real.

La intensidad informativa sobre la invasión rusa de Ucrania bajó en los últimos días —"está un poco parada y nosotros lo notamos en los directos de Twitch, entra menos gente", dice Pablo del Amo, coordinador del medio Descifrando la Guerra— hasta el bombardeo ruso de una base militar a 25 kilómetros de Polonia, pero tras dos semanas de conflicto es indudable la importancia del frente digital y cómo ha penetrado en cada esquina de internet.

Distintos analistas definen como 'marvelización' —como una función de superhéroes— esta variable de la contienda.

"Memificación, marvelización, el espectáculo de una guerra actual reducida a entretenimiento", tuiteó el columnista e investigador británico Hussein Kesvani. Ahora que el COVID parece olvidado, Kesvani recuerda que es parte de la lógica de las redes: la sobreproducción de contenido en las plataformas hace que solo puedan existir dos problemas (dos grandes relatos) a la vez.

"Internet es una máquina emocional ya muy madura y manipulada. Con el COVID nos tiene a todos con las emociones a flor de piel, estamos al límite, y eso es muy peligroso porque hace falta muy poco para que reaccionemos", valora una persona con años de experiencia en análisis de redes. "Estamos a un meme o un vídeo de distancia de pedir que asesinen a Putin, o de volvernos definitivamente majaras con todo esto".

¿Es la de Ucrania distinta a otras guerras? ¿Cómo influye el estado de ánimo de la población occidental en la toma de decisiones políticas y empresariales? ¿Durante cuánto tiempo más prestaremos atención? EL PERIÓDICO DE ESPAÑA ha hablado sobre estos y otros asuntos con varios expertos en conflictos bélicos, redes y desinformación.

No es la primera guerra en redes (sí la primera con tanto contenido)

Si la invasión rusa está tan presente en redes occidentales es por la capacidad de los contrincantes de generar contenido. Además, aunque TikTok ya tuviera contenido bélico —por ejemplo, el que suben habitualmente las Fuerzas Armadas de Israel— esta es la primera vez que escala y se convierte en un actor fundamental.

"TikTok se ha convertido en la vía directa para informarse al minuto", dice Iago Moreno, sociólogo que estudia fenómenos digitales y se centra en los nacionalismos en TikTok. "Eso cambia la forma de representar y entender la guerra, igual que la televisión lo hizo en Vietnam y Afganistán". Ejemplo de ello son los vídeos de soldados (se hicieron virales los de un ucraniano que bailaba para animar a su hija) y los del día a día de la gente, como la joven que narra su "típico día en Ucrania" huyendo de las bombas.

"Ahora mismo hay una guerra en Etiopía, pero allí rápidamente el Gobierno te capa internet. No están tan conectados", sostiene el coordinador de Descifrando la Guerra. "Otro punto importante y que depende mucho de la propaganda es que Occidente tiene su propio bando. Hay una gran potencia, Rusia, atacando a Ucrania. Son palabras mayores y Rusia es el enemigo perfecto".

El precedente más evidente es la guerra de Siria, iniciada en 2011. "Fue la primera guerra que podías seguir por redes sociales. En ese momento había más libertad en internet y el flujo de información era continuo", continúa este experto. "El ISIS subía sus actos y decapitaciones a las redes, era un aluvión sin capas. En 2020 también hubo una guerra en Nagorno Karabaj y los azeríes colgaban en sus cuentas los ataques de drones, como ahora hacen los ucranianos. Era su propaganda. ¿Pero quién sigue esa guerra? Es muy de nicho".

La guerra ha inundado las redes porque afecta directamente a Occidente y por la mirada racista de una parte de la sociedad hacia el conflicto. Esto último ha generado una cascada de desafortunadas intervenciones de periodistas ("no hablamos de sirios, hablamos de europeos marchándose en sus coches, que son iguales que los nuestros") poniendo el énfasis en que los afectados sean blancos, como ellos.

Vídeos de gente normal anticiparon la guerra en #TankTok

estás en un pueblo de Castilla y León y pasa un convoy de tanques militares.

Semanas antes de la invasión, cuando Rusia aún negaba que fuera a suceder, TikTok se llenó de vídeos de tanques subidos por ciudadanos rusos. Juntos, analizados por expertos militares, revelaban que el ataque era inminente. Un artículo del 11 de febrero de The Washington Post unió varios de estos vídeos, los geolocalizó sobre mapas y explicó cómo los rusos ya cercaban Ucrania.

Los analistas que estudian este tipo de material abierto —algo que se lleva haciendo años y no es novedad de esta guerra— forman la llamada Open Source Intelligence (OSINT, o inteligencia abierta). Y el fenómeno de TikTok anticipando la invasión ha recibido el nombre de #TankTok.

El 'porno bélico' inunda TikTok

La app de vídeos cortos está mostrando distintas realidades. "Desde la ironización centenial de lo que significa la vida en la guerra a los grupos paramilitares y el ejército. Son representaciones grotescas, nada pudorosas, de la guerra, que no estamos acostumbrados a ver", dice Iago Moreno. "Te salen soldados ucranianos con música épica desde la trinchera o el batallón de Azov grabándose con las armas. Hay porno bélico, sermones ultraortodoxos... Es una forma de glorificar y enaltecer las partes de un conflicto muy distinta a la que solíamos ver".

Una de las características de TikTok es que fomenta el contenido que su propio algoritmo selecciona 'para ti', esto es: que el feed que uno ve cuando abre la app no es el de la gente que sigue, sino el que la propia app piensa que le gustará. Otra característica es que hay gente joven "que directamente busca en TikTok lo que está pasando, igual que tú lo buscas en Google, y ahí ya engancha un contenido con otro", continúa Moreno.

"TikTok está adquiriendo un papel protagonista, que hace todo sea aún más imagen, más inmediato y sin edición. Siempre han dicho que no era una red para la política y no tenía mecanismos de control de noticias falsas, pero de repente ha reventado", apunta la consultora de redes sociales Marta G. Franco. "Con la guerra se ha llenado de directos que eran falsos, de gente metiendo contenido falso sin control. Por primera vez han tomado medidas y se han hecho cargo de que son un espacio político".

Entre dichas medidas, TikTok asegura que revisará el contenido con verificadores profesionales. Además, y debido a la nueva ley rusa que condenará con hasta 15 años de cárcel a quien hable de "guerra" en lugar de "operación especial", la red social ha interrumpido la subida de vídeos desde Rusia y sus usuarios rusos solo pueden ver vídeos antiguos subidos desde allí.

Aunque Ucrania maneja muy bien el relato, no hay que infravalorar el efecto de la propaganda rusa

Durante estas primeras semanas de conflicto, Ucrania ha destacado por su manejo de las redes. Memes, 'shitposting', donaciones en criptomonedas, conversaciones con Elon Musk y la construcción de Zelensky como héroe del pueblo —con los vídeos para demostrar que está en Ucrania y sus apariciones junto al equipo con camiseta y barba de dos días— sirven para ganarse a la opinión pública occidental, cuya economía se verá afectada.

Pero ni todo lo que procede de Ucrania es transparente (por ejemplo, los soldados de la isla de la Serpiente están vivos, no murieron como héroes negándose a rendirse ante los rusos) ni hay que infravalorar al aparato propagandístico del Kremlin, cuyos esfuerzos se dirigen hacia dentro. Rusia ha bloqueado ya Facebook y limita el acceso a Twitter e Instagram, aislando cada vez más a su población.

En YouTube, que durante años ha funcionado como espacio para la libertad de expresión en el país, aún pueden encontrarse vídeos críticos con el régimen, como esta entrevista del popular Yury Dud al escritor Boris Akunin que cuestiona la guerra, a Putin y acumula casi 20 millones de reproducciones. El vídeo incluye consejos para acceder vía VPN por si limitan su acceso desde Rusia.

"En 2019, Rusia aprobó leyes muy fuertes para controlar su propio internet, el RusNet, si sentían una amenaza", apunta el catedrático de Derecho Constitucional y experto en desinformación Lorenzo Cotino. "Una de ellas consiste en la creación de un órgano gubernamental que controla las comunicaciones y decide lo que es verdad o es mentira. Y se suma a la ley que castiga con cárcel las noticias falsas. Es la gran diferencia con países democráticos, que la información pasa a estar controlada por el Gobierno y ni siquiera hay independencia judicial".

De acuerdo al investigador especializado en Rusia Kamil Galeev, la propaganda rusa está haciendo efecto y agitando al movimiento nacionalista, que usa la letra 'Z' para mostrar su apoyo al ejército.

"Creo que lo único que vemos es propaganda, tanto de un lado como de otro. Aunque en términos estéticos es lo mismo. Me recuerda a lo que pasaba en India cuando se invadió Kashmir, entrabas en TikTok y era el mismo tipo de contenido", añade Moreno. "Son registros que no vemos en la prensa, más seria y formal".

El algoritmo no te deja escapar

¿Es posible usar las redes sin enterarse del conflicto? ¿Qué efectos tiene la exposición constante a imágenes de bombardeos, cadáveres y refugiados huyendo de un país en guerra?

"El algoritmo de TikTok hace ubicuos muchos acontecimientos mundiales. No puedes escapar de verlos", continúa el sociólogo. "Hace unos meses, con el estallido de las revueltas en Colombia, profesores de secundaria que conozco se sentían desubicados porque sus alumnos se interesaban por un tema político que ni siquiera estaba en la tele. Te retransmiten tanto el Black Lives Matter como la legalización del aborto en Argentina de forma no mediada". El diseño de Twitter, la red más usada por informadores y políticos, favorece lo mismo.

Además de universalizar eventos, las redes sociales premian el posicionamiento. Subir contenido relacionado con la guerra, dar una opinión o compartir una imagen solidaria: todo suma a la marca personal. "Todo tiene que ser blanco o negro, lo que hace que primero tengas la necesidad de posicionarte y que tu identidad se configure mucho en función de lo que opinas. Eso provoca sentimientos más extremos", dice Marta G. Franco.

"En su ensayo 'Ante el dolor de los demás', Susan Sontag hace un recorrido histórico por la fotografía de guerra. Todo el mundo recuerda la foto del miliciano en la Guerra Civil porque las fotos se quedan en tu cerebro. Los algoritmos de las redes están diseñados con su propio sesgo y premian lo personal, aparte de que ya no sabes si lo que consumes es verdad o es mentira", sostiene Noelia Ramírez, periodista especializada en cultura y redes de El País. "Es un escenario en el que el consumo de contenido es el caos total. Se te mezcla el meme de Euphoria con el vídeo de la guerra. Llega a saturar".

  • Este estado emocional permite a los gobiernos tomar decisiones "discutibles"

La Comisión Europa dijo que cerraría los canales de propaganda rusa Russia Today y Sputnik. YouTube acató y Twitter retuvo sus cuentas. Si las redes se posicionaron tan rápido fue porque "el debate era sencillo", como explicó el profesor de comunicación en la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) en este artículo, pese a ser jurídicamente incorrecto según el catedrático Cotino.

"La Comisión Europea no tiene competencias. Cuando RT apareció cerrado en Youtube, pensé que Youtube lo habría hecho motu propio. Pero recibió un escrito de la Comisión Europea diciendo que debía cerrar las emisiones. Si alguien tiene competencia para cerrar un canal es el Gobierno, si este emite bajo concesión. Y Russia Today en España no emite por ahí, sino en compañías privadas como Telefónica y Vodafone [que también han eliminado la emisión]", dice este experto. "Desinformar por ver el mundo de otra manera está protegido por la libertad de expresión. Personalmente, no creo que sea el camino. He promovido algún debate sobre el tema pero no hay consenso, porque la gente está muy sensible".

¿Cuánto tiempo podremos mantener la atención?

Si las redes sociales hacen omnipresentes los acontecimientos mundiales, premian la creación de contenido que emocione y abocan a que solo se hable de uno o dos temas a la vez (antes de la guerra de Ucrania fue la del PP, antes las elecciones de Castilla y León y poco antes el drama del Benidorm Fest), ¿cuánto tiempo más podremos mantener la atención sobre la guerra de Ucrania?

"Yo creo que durará un mes o mes y medio más. Habrá picos de atención cuando pasen cosas importantes, como el asedio a Kiev", anticipa el coordinador de Descifrando la Guerra. "Para la gente normal es imposible estar atenta todo el día. Que los rusos estén más relajados te afecta, pero no tanto".

"Hace nada estábamos con Afganistán. Los ciclos de atención son cada vez más cortos, todo va muy rápido", concluye Marta G. Franco. "Pero este conflicto, concretamente, tendrá refuerzo en redes porque habrá muchas consecuencias. Ya estamos con el precio del gas, el aceite de girasol... Quizá baje la atención del lado humanitario y el combate, pero habrá noticias relacionadas que la mantengan".