LGTBIQ+

El drag como herramienta política: más allá de la lentejuela y el brillo

El término surge por primera vez en el siglo XIX; ahora, gracias a programas como 'Drag Race', es más popular que nunca

Ru Paul (en el centro) y parte de su elenco de drags en la entrega de los premios Emmy el pasado enero

Ru Paul (en el centro) y parte de su elenco de drags en la entrega de los premios Emmy el pasado enero / CAROLINE BREHMAN (EFE)

María G. San Narciso

María G. San Narciso

El primer snatch game, el mítico reto donde las concursantes de Drag Race muestran sus mejores personificaciones de celebridades en un juego, se vivió por primera vez en la edición española durante la primera temporada. La concursante Killer Queen decidió meterse en la piel de Isabel Díaz Ayuso después de que otra compañera escogiese al mismo personaje que quería hacer: la duquesa de Alba. Pero le salió bien. Para los jueces fue la mejor de la noche.

En sus respuestas a las preguntas, Killer Queen, con numerosos tics, dijo que "el problema de las drag queens son sus cabezas liberales" mientras mostraba un adoquín mucho más mono que el que sacó la propia Díaz Ayuso en la Asamblea de Madrid. También se refirió a los menús de Telepizza para las familias más necesitadas (era 2021), aseguró que el programa estaba copiado de Donald Trump o, cuando el consurso terminó sin una ganadora, gritó que con "tanto maricón" iba a cerrarlo en cuanto acabase.

"El drag siempre ha sido una herramienta política. Somos las 'hadas madrina' del colectivo. Al final, el tener un 'look' y una estética potente siempre hace que los focos vayan en tu atención. Cuando disides tanto en el género como en la forma de vestir o de expresarte, eres el punto de mira. Y qué mejor que usar el traje como arma política", apunta Killer Queen a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, en referencia al programa mainstream RuPaul's Drag Race.

En su duodécima temperada de este programa de Estados Unidos −que ha conseguido que el icono LGTB+ y ganador del Emmy RuPaul sea el drag queen más influyente del planeta− instó a sus espectadores estadounidenses a registrarse para votar todas las semanas. Incluso en un episodio, las concursantes Jackie Cox y Widow Von Du realizaron un playback del tema Firework de Katy Perry. La primera llevaba un hijab basado en la bandera estadounidense; la segunda, un vestido inspirado en el Partido Pantera Negra.

En otras temporadas, como cuenta la BBC, el concursante Dusty Ray Bottoms habló sobre su experiencia de terapia de conversión, Nina West reveló que fueron amenazadas con asesinato por un grupo de odio de extrema derecha mientras estaban en la universidad y Latrice Royale habló sobre lo que significó pasar tiempo en prisión. "El drag es inherentemente político: nuestra vida, nuestros cuerpos y todas nuestras actuaciones son políticas. Ponerte unas plataformas o unos tacones es algo que rompe con lo establecido y que nos pone en el frente de la lucha LGTBI", añade la drag.

Política desde la comedia

En España, la Federación Estatal LGTBI+ ha tomado nota y acaba de lanzar la campaña Vota con orgullo - #EuropaSirve💅, en la que diferentes drag queens y drag kings de España han pedido que nos reservemos este 9 de junio para votar en las elecciones europeas a través de vídeos en los que se mencionan términos como cringe (vergüenza ajena), fifes (la representación de la masculinidad tóxica) o amorch. "Sirve c***. Vota, ¡y punch!", dice Estrella Xtravaganza a la cámara. Es su forma de intentar incentivar el voto del colectivo, especialmente la parte más joven, sobre todo porque saben que cada persona cuenta.

"Tenemos la potestad y la facilidad de acercar la política mediante la comedia y hacer de ella y de las reivindicaciones algo menos denso y más consumible para el público medio", señala Estrella Xtravaganza a este periódico. En su opinión, la mayoría de los mensajes políticos y reivindicativos llevan un tono demasiado serio como para que lleguen a todo tipo de público, sobre todo para las nuevas generaciones.

"El enfoque de la campaña es bastante divertido y ameno, y consigue llevar el mensaje sin necesidad de que se haga tedioso", indica. Cuanto "más cercano, y más del tú a tú", mejor. Además, su participación en la campaña también tiene que ver con el hecho de intentar ganar, en la medida de lo posible, votos para quienes no legislen contra su integridad. "Es algo bastante egoista, pero quiero asegurarme mi seguridad y futuro y el de todo el colectivo. Mucha gente se ha partido los cuernos, ha sufrido y ha muerto por intentar conquistar los derechos que tenemos ahora mismo y que no debemos darlos por sentado, porque nadie nos ha regalado nada", afirma. Un ejemplo, indica, son algunas de las amenazas e intimidaciones de "personas de extrema derecha y nazis" a drags en EEUU solo por actuar. Para ella, las drags hacen política con su mera existencia.

Estrella Xtravaganza

Una publicación de Estrella Xtravaganza en Instagram / instagram/estrella.xtravaganza

Salvar vidas

"Para mí y para el colectivo LGTBI+, el arte drag y el travestismo forma parte de nuestra cultura y de nuestra supervivencia. El hecho de tener un espacio donde podamos encontrarnos con nuestros iguales y vernos reflejadas en personas que, el arte, con humor, transmiten nuestras experiencias de sufrimiento y acoso, es muy importante. Además, es parte de nuestra memoria histórica. En su momento, tenías que llegar a un bar medio escondido, donde había un espectáculo rebelde y desvergonzado, que hacía reír. Ha salvado muchas vidas", asegura la presidenta de la FELGTB, Uge Sangil.

Para ella, esos espacios eran rebeldía, y "la rebeldía también es política". En este caso, además, "una herramienta que el colectivo usó para sobrevivir, pero también para denunciar situaciones".

La historia del drag

Jake Hall, periodista freelance que ha publicado el cómic Arte Drag (Astiberri, 2022) explica en su obra las artes de las que beben el travestismo escénico, una práctica centenaria, y lo drag. Hay algo de transformismo en el mimo, aunque no sea exactamente tradicional. También está en el teatro kabuki, una de las expresiones artísticas más reverenciadas de Japón; en el kathakali, un tipo de danza basada en el folclore hindú que surgió en el siglo XVIII en el sur de la India; o en los köçekler, los jóvenes bailarines vestidos de mujer y de aspecto andrógeno que vivían en los harenes del Imperio otomano.

Marsha y Sylvia en las marchas del Orgullo.

Marsha y Sylvia en las marchas del Orgullo. / ARCHIVO

El drag surge después. El término no se utilizó, de manera informal, hasta finales del siglo XIX. "Actualmente, el drag es una de las expresiones artísticas más glamurosas, hilarantes y rebeldes que existen. No solo subvierte los cánones sociales, sino que se deleita riéndose del mundo que nos rodea", escribe. A lo largo de su cómic, Hall repasa la historia drag deteniéndose, por ejemplo, en los primeros bailes transformistas o drag balls, o en los disturbios de Stonewall, en Nueva York, donde una redada el 28 de junio de 1969 en el bar LGTB Stonewall Inn dio lugar a cerca de una semana de disturbios en la ciudad y al primer desfile del orgullo de la historia. De aquello quedaron nombres para la historia, como Sylvia Rivera, Marsha P. Johnson o Stormé DeLarverie, que se encararon a la policía con sus tacones desafiando a la ley.

Aunque Jake Hall asegura que las cosas han cambiado mucho desde entonces, y que el drag "ha fomentado en actitudes mucho más progresistas hacia la homosexualidad y el travestismo, que ya no se consideran delito en buena parte del mundo", "aún queda trabajo por hacer". En Estados Unidos, varios estados -la mayoría gobernados por republicanos- han intentado restringir espectáculos drag.

En países en lo que hay leyes contra las personas LGTBIQ+, como Rusia, Turquía o Malasia, han empezado a surgir circuitos de drag clandestinos que combianan "el glamour y la teatralidad con la política y el activismo". En esos países, el drag se convierte en una forma de resistencia.

"Al final, es algo que mucha gente no comprende y que, en vez de sentarse a escuchar, que sería lo suyo, lo que hacen es generar odio, incluidas estas leyes", opina Killer Queen, a quien lo drag le ha ayudado a "tener una mente mucho más plástica" con todo lo que le rodea, a "entender lo que antes no entendía" y, sobre todo, a posicionarse activamente con todo lo que crea. "Creo que el drag sirve para expresar nuestro lado más interior que muchas veces o no dejamos salir o la sociedad nos pone trabas a que salga. Te ayuda mucho a explorar y a conocer quién eres porque es buscar dentro de ti tu expresión artística, de género y tu expresión más interna", asegura.

Su primera obra fue en un colegio religioso, en Moratalaz, en Madrid. Aunque a raíz de eso surgió un movimiento en el barrio para que no se siguiera haciendo, le ayudó a descubrir otra versión de sí misma. La más feliz, donde no se encorseta en el género masculino o femenino y tiene una visión mucho más abierta y menos juzgadora (siempre que no afecte a sus límites o a sus propios derechos). De eso, asegura, va este arte.

El drag 'versus' el transformismo

Rubén Antón, proclamada como la primera arqueóloga del travestismo ibérico, cree que el término drag se ha importado a España porque es anglosajón, pero defiende que sus raíces son diferentes al movimiento que se produjo aquí, el transformismo. "Para mí, el drag es una lucha que históricamente se ha correspondido con clases esclavizadas, principalmente con la gente africana. Como referente tenemos a William Dorsey Swann, que tiene una fotos fabulosas de finales del siglo XIX vestida de victoriana. El primer grupo de travestis tenían una lucha política que iban contra le esclavitud", asegura.

"Por otro lado, el transformismo son artes escénicas que está muy vinculado con el teatro", afirma. Se ha enfocado a la creación de distintos personajes en escena, con cambios rápidos de vestuario y la creación de personajes masculinos para mujeres y femeninos para hombres. Hacían performatividad del género, pero sin la carga política que históricamente ha tenido el drag o el travestismo en España. "No es lo mismo Carmen de Mairena, que era transformista, cantaba, actuaba y bailaba en directo, que Killer Queen de Drag Race", añade la investigadora LGTBI.

Ahora mismo, asegura, hay muchas artistas que hacen drag que utilizan la creación de un personaje de fantasía para dar un mensaje político. Otras tantas no.