VIOLENCIA MACHISTA

Cuidar a quien protege: un programa para la salud emocional de policías que luchan contra la violencia machista

Se trata de un curso presencial para agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil que comenzó el pasado día 1 de diciembre y se extenderá hasta febrero

Efectivos de la Policía Nacional investigan en Ourense un crimen machista.

Efectivos de la Policía Nacional investigan en Ourense un crimen machista. / EFE/Brais Lorenzo

Violeta Molina Gallardo

Violeta Molina Gallardo

Desgaste por compasión, estrés traumático secundario, burnout, agotamiento... La labor de proteger a las víctimas de violencia de género puede tener un impacto en la salud mental, física y emocional de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, una realidad que el Ministerio del Interior ha comenzado a abordar a través de un curso de resiliencia dirigido a quienes luchan a diario contra el maltrato machista.

"Trabajar con violencia puede llegar a ser violento. No estamos preparados biológicamente para trabajar 24/7 con la violencia, se produce una contaminación temática. Estar trabajando con personas agredidas y agresores tiene un impacto sobre la persona. Escuchar narrativas de mujeres traumatizadas e incluso revictimizadas, el tema es contaminante y puede afectar al bienestar y la salud", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Gemma Mellado, psicóloga y directora del programa Activando la resiliencia. Proteger al protector.

Se trata de un curso presencial para agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil que comenzó el pasado día 1 de diciembre y se extenderá hasta febrero. También habrá un módulo específico orientado a los mandos que gestionan los equipos implicados en la lucha contra la violencia machista.

Su objetivo es que los y las agentes aprendan a tomar consciencia de los efectos que la violencia puede tener en sus vidas, activar factores protectores y de resiliencia y darles estrategias para "prevenir y tratar el desgaste", tanto de forma individual como en grupo.

Cada día, en España, más de 400 víctimas acuden a pedir ayuda a los cuerpos policiales para salir de una relación de maltrato. En VioGén, el sistema de seguimiento policial de las víctimas de violencia de género hay registradas casi 700.000 mujeres y un 10 % de los casos están activos. En algunos de ellos, las mujeres están en riesgo extremo o letal.

Desgaste por empatía

Uno de los efectos puede ser el desgaste por empatía o fatiga por compasión, una respuesta al estrés que emerge de tratar con personas que necesitan ayuda y atención intensas. En estos casos se produce agotamiento emocional, incapacidad de poner límites de separación claros, una lucha por ayudar más allá de sus deberes y obligaciones. El manejo de pensamientos negativos, la gestión de las emociones, de la responsabilidad y la culpa pueden llevar a estos profesionales también a sufrir efectos traumáticos secundarios, a que su concepción del mundo llegue a tambalearse.

Están trabajando con historias violentas, de miedo y trauma, que los pone en contacto con sus propios temores, con violencias padecidas o imaginadas. Además, puede desencadenarse un "trauma vicario": la exposición constante al trauma de otra persona empieza a desestabilizar las creencias de seguridad, la confianza y el concepto de uno mismo.

"Por el hecho de cómo estamos constituidos, los seres sanos vibramos y empatizamos con la otra persona y parte del trabajo de quienes protegen a otras personas es servirse de su capacidad relacional y de empatía para proteger, aunque ahí hay una parte que está también exponiéndose", indica Mellado.

La psicóloga incide en la necesidad de que los y las policías sepan protegerse de ese desgaste, ser conscientes de él y no normalizarlo. También de entrenar estrategias de afrontamiento y cuidado.

Empatizar, aclara, no es lo mismo que simpatizar. Al simpatizar con otra persona, se sintoniza tanto con ella que te confundes y te pones a su mismo nivel emocional. "Esto puede desgastar emocionalmente, pueden aparecer pensamientos recurrentes sobre la persona, piensas si será suficiente lo que haces... Esto suele pasar en este tipo de profesiones", señala.

Sin embargo, la empatía bien utilizada implica entender al otro, que se sabe entendido, pero con independencia emocional y sabiendo en todo momento dónde están los límites para estar al servicio de la otra persona.

Vaciamiento y descompresión

"A todos nos pasa que nos hacemos los fuertes, que podemos con todo. Pero hay muchas emociones en contacto con la víctima y es necesario saber cómo aceptarlas, cómo crear a partir de ellas algo mejor. Las emociones no son buenas ni malas, son agradables o desagradables y hay que escucharlas porque, cuando son escuchadas y puestas en valor, se calman. Es importante darles su hueco: si tengo tristeza es por algo, si tengo que hacer un duelo es por algo, si tengo rabia o culpa o frustración voy a mirarlo y recolocarlo bien. No estamos acostumbrados a mirar las emociones y lo que hacemos es ignorarlas, taparlas o quitarles importancia", destaca la experta.

Es necesario mantener una estrategia "de vaciamiento y descompresión", contar con redes de apoyo y planificar áreas personales libres de contaminación temática. No se debe silenciar o invisibilizar.

El programa se sustenta mucho en crear "espacios de seguridad psicológica" entre compañeros y compañeras para que puedan compartir sus vivencias, para que aprendan a escuchar sin juzgar y el intercambio sea enriquecedor para fortalecer la resiliencia propia.

"Trabajamos casos críticos: cómo se sintieron, qué les pasó, que hicieron después y qué aprendieron" de esas experiencias, sostiene Mellado.

Afloran el error, la culpa, las preguntas de si se hizo todo lo posible. Desde 2003, 1.173 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Alrededor del 20 % de ellas habían denunciado a los agresores por maltrato. Al mismo tiempo, son muchas más las víctimas protegidas y es relevante poner el foco en lugares luminosos.

En la esperanza y el optimismo, también en la "resiliencia vicaria", esto es, ver cómo una víctima se convierte en superviviente y sale adelante a pesar de las dificultades "te hace confiar en la vida, te reconcilia con que es posible tener éxito, con que merece la pena".

"El estar expuesto a esa realidad mucho tiempo obviamente toca, pero a la vez puede ser curativo porque empiezas a ver cómo las personas empiezan a ser resilientes", asevera la psicóloga.

Se trata, en última instancia, de autocuidarse y fortalecerse, tomar contacto de las consecuencias de este trabajo y abrir un espacio para que esto pueda ser hablado con iguales.

El pasado 1 de diciembre arrancó el programa Activando la resiliencia, que este jueves celebrará su segunda sesión y se extenderá hasta el 24 de enero. Por su parte, la versión para mandos tendrá dos sesiones entre el 18 de enero y el 1 de febrero.

Es imprescindible, cuenta la experta, que quienes dirigen los equipos sean conscientes de los efectos de la contaminación temática y sepan identificarla en sus agentes, así como que tengan herramientas para potenciar la resiliencia del equipo, promuevan un liderazgo basado en la escucha y contribuyan a potenciar entornos formales de vaciamiento y descompresión tras duras jornadas de trabajo.

Al final, concluye Mellado, si el cuidador tiene equilibrio y bienestar físico y emocional, va a cuidar mejor a la víctima. "Es un acto de justicia, se pone en valor lo que están haciendo y se le ayuda a ser más resiliente. Y eso contribuye a la excelencia en la atención a las víctimas de violencia de género".

Pide ayuda

El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010.

Las víctimas de maltrato sordas, con discapacidad auditiva, ciegas o sordociegas pueden llamar al 016 con 900 116 016, SVisual, ALBA, Telesor, ATENPRO y la app PorMí. Todos los recursos contra la violencia de género.