VIOLENCIA MACHISTA

EMMA: el centro que ayuda a mujeres maltratadas a reconocerse como víctimas

EMMA, acrónimo de Espacio Mujer Madrid, es un centro de 5.000 metros cuadrados ubicado en el popular distrito madrileño de Vallecas dedicado a las víctimas de violencia machista que no han roto la relación con sus agresores ni identifican la violencia

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Violeta Molina Gallardo

Violeta Molina Gallardo

El primer paso para salir de la violencia de género es identificar el maltrato, pero muchas víctimas no se reconocen como tal y asumen la violencia como algo normal, incluso la niegan. En Madrid, el centro EMMA acompaña y ayuda a estas mujeres a detectar que están atrapadas en una relación violenta, algo imprescindible para salir del maltrato.

El programa de prevención de la violencia machista del centro Espacio Mujer Madrid (EMMA), ubicado en el popular distrito madrileño de Vallecas, es el primer eslabón del sistema de atención a víctimas, pues tiende la mano a aquellas mujeres maltratadas que continúan emparejadas con el agresor.

El objetivo, que reconozcan su realidad, identifiquen la violencia y el riesgo al que están expuestas y conozcan los recursos que tienen a su alcance para poder tomar decisiones que las alejen de las agresiones y les permitan iniciar su recuperación.

La espiral del maltrato, un goteo continuo y creciente, daña la percepción, la autoestima y la autonomía de las mujeres, que ven mutiladas sus capacidades y su poder de decisión y terminan teniendo una dependencia emocional total del maltratador, que previamente las ha aislado de su círculo social. Así, el agresor es la única persona de referencia para una víctima anulada, que en ocasiones es incapaz incluso de detectar la violencia.

Es para estas mujeres para quienes la Fundación José María de Llanos puso en marcha este programa de prevención en el EMMA, que está integrado en la red municipal de atención a víctimas de la violencia de género del

Ayuntamiento de Madrid

. Reconocerse como víctima y procesar que la persona de la que dependes emocionalmente es un agresor machista es un proceso complejo, de ahí la necesidad de que exista este servicio de ayuda y acompañamiento.

"Existe muchísima dependencia, no saben dar un paso si no les dicen cómo lo tienen que dar. Están tan dañadas que hay que reconstruir sus capacidades porque las han destruido. (...) Si todos los días me dicen que soy tonta, al día 5.000 ya me creo que soy tonta, actúo con las capacidades limitadas, no puedo tomar decisiones. Es un trabajo constante de anular a la mujer", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la directora de este proyecto, Mayte Galán.

Muchas vinculan el maltrato únicamente a la violencia física, "como si fuese la única importante", cuando la más numerosa es la psicológica, el control social y económico, y también son habituales los casos de violencia sexual en la pareja, de la que "se habla muy poco y es muy alarmante porque las mujeres son sometidas constantemente en relaciones muy largas e incluso obligadas a tener hijos", sostiene Galán.

Acompañamiento, información, terapia

El programa de la Fundación José María de Llanos con víctimas que mantienen la relación de pareja se vertebra en dos niveles: una intervención individualizada con cada mujer y la participación en grupos. Un equipo de psicólogas, educadoras, trabajadoras sociales y abogadas trabaja con ellas. Las intervenciones suelen durar un año, aunque la puerta siempre queda abierta por si necesitan volver y la participación en grupos se puede mantener en el tiempo.

Los perfiles van desde chicas jovencísimas sometidas y controladas a mujeres mayores que llevan toda la vida casadas con un agresor.

Reciben información jurídica, por si en algún momento deciden dar el paso de denunciar y afrontar un procedimiento judicial. También tienen acceso a terapia psicológica y en los grupos se juntan mujeres que se encuentran en distintos momentos vitales: algunas que han denunciado al agresor, otras que se han divorciado, otras que niegan el maltrato... "Ahí empiezan a ver que lo que están viviendo no es normal", al entrar en contacto con otras víctimas.

El objetivo del proyecto no es que las mujeres terminen interponiendo una denuncia, de hecho, esto no suele terminar sucediendo: "El objetivo fundamental es el reconocimiento, que ellas se reconozcan y entonces decidan qué hacen: a veces es un divorcio, otras una separación de domicilio, a veces continúan en pareja. (...) Intentamos que vean el riesgo porque hay una sensación de falso control del riesgo".

La intervención está encaminada a que ellas sean activas en la toma de decisiones, que tengan herramientas y conocimiento para afrontar su vida.

En ocasiones, se plantean objetivos tan pequeñitos, cuenta Galán, como que las mujeres puedan acudir solas en autobús al centro: "No se saben manejar porque hasta eso se lo han quitado", lamenta la experta.

No todas las mujeres participan en la terapia porque, como sostiene la responsable del proyecto, "se remueven cosas y duelen". Galán sostiene que se trabaja mucho con ellas el que no sientan miedo ni vergüenza, que sepan que el recurso va a seguir allí para ellas aunque, una vez habiendo dado el paso de romper la relación, decidan volver con el agresor: "La puerta siempre va a estar abierta. Son procesos circulares de sentirse más fuerte, dejarlo, volver con él...".

"A veces es muy bonito y a veces es muy horrible", reconoce la directora del programa, quien sin embargo enfatiza que el trabajo con las víctimas es gratificante porque el EMMA es un lugar donde se sienten seguras, se sienten bien, acompañadas y comprendidas. "Luego ya tomarán las decisiones que consideren, que serán mejores o peores, pero conocen lo que pueden hacer".

Cada año, alrededor de 150 mujeres reciben esa atención individual y unas 250 participan en los grupos. En la actualidad, la más joven tiene 18 años y la mayor, 88: "Hay un amplio abanico, de todas las clases sociales, de todos los poderes adquisitivos, de todos los niveles culturales, de todas las edades", indica Galán.

La mayoría son derivadas desde el Servicio de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género (SAVG24H) del Ayuntamiento de Madrid, al que acudieron buscando ayuda después de haber sufrido un estallido violento.

En el EMMA, además del programa de prevención de violencia machista se desarrollan otros dos proyectos: uno de alojamiento de mujeres en situación de vulnerabilidad con menores a cargo -los niños deben tener menos de 4 años y su periodo de estancia es de 18 meses- y otro de formación para el empleo orientado a que las mujeres tengan autonomía económica y puedan salir de la "rueda del empleo precario".

Se trata de un centro de más de 5.000 metros cuadrados dedicados a la intervención con mujeres.

Pide ayuda

El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010. Todos los recursos contra la violencia de género.