GALICIA

La apicultura que renace de sus cenizas

José Manuel Alfonso no se rindió tras los incendios de 2017 en As Neves y manejará esta primavera más de doce millones de abejas

José Manuel, con abejas en la mano y sin protección, en una visita a una explotación portuguesa, a pocos kilómetros de As Neves.

José Manuel, con abejas en la mano y sin protección, en una visita a una explotación portuguesa, a pocos kilómetros de As Neves. / ANXO GUTIÉRREZ

Gabino Porto

José Manuel Alfonso González conoce las dificultades y cómo superarlas y aunque la apicultura es para él una actividad familiar secundaria, pues dirige una empresa de trabajo asociado vinculada al mar, no quiso tirar la toalla como abejero cuando, después de los incendios de 2017, la actividad también quedó reducida a cenizas debido a la falta de alimentación natural para las abejas. “Cuando ocurrió el desastre tenía 400 colmenas con una producción ese año de 4.000 toneladas de miel y la esperanza de doblar la producción al año siguiente”, explica.

Los fuegos encadenados de aquel 15 de octubre arrasaron la totalidad del municipio. “Directamente me ardieron veinte colmenas, pero al año siguiente ya me quedaban 200, el problema surgió porque no había alimento para ellas en el monte, poco a poco la producción se fue debilitando”, indica.

“La producción de miel fue nula hasta 2021. Ese año recolecté 300 kilos. Hasta el pasado (2022) no vimos signos de recuperación, alcancé los 2.000 kilos y me ilusioné de nuevo”, cuenta. Esta primavera sus 200 colmenas estarán en plena producción lo que supone que manejara más doce millones de abejas.

La apicultura para Alfonso es una pasión. En algunos concellos da formación a otros apicultores o a profanos que quieran iniciarse. “Antes del incendio estaba dado de alta en la Indicación Xeográfica Protexida Mel de Galicia como productor pero debido a la catástrofe tramité mi baja, me planteé seriamente dejar esa actividad, ahora he vuelto” asegura.

Desde la infancia

Dice que la apicultura debe gustarte. “Yo me crié en una aldea muy pequeña con mis abuelos y recuerdo que mi abuela tenía en un huerto dos o tres colmenas tradicionales de corcho cubiertas con paja de centeno y tapaba sus rendijas con bosta de vaca”.

De esa estampa infantil de la parroquia de San José de Ribarteme, el apicultor extrae otra instantánea: “Recuerdo que mi abuela, en la recolección extraía la miel apretando los panales entre las manos y las bolas de cera resultantes las guardaba, porque en algún momento del año pasaban los cereros de Paraños y compraban esa cera que utilizaban para la confección de velas y exvotos para los santos”.

La comarca fue duramente castigada a finales de los ochenta con la aparición del ácaro de varroa. “Antes había comenzado la modernización con la aparición de las colmenas movilistas”.

“Creo que a pesar de los problemas que tenemos en el sector, como velutina, incendios, sulfatos, varroa... en Condado-Paradanta hay buenas condiciones para el desarrollo de la apicultura”, dice. Sobre la avispa velutina opina que su llegada “supuso un duro revés pero tenemos que aprender a manejar el colmenar de forma distinta para paliar sus efectos. Alguna baja siempre hay pero sabiendo trabajar de modo distinto, los efectos no son tan devastadores”.

Una de las mieles más apreciadas

La miel del Condado-Paradanta es una de las más apreciadas por el consumidor exigente por sus características físicas, químicas y organolépticas. “Miel multifloral o de bosque con presencia de néctar de eucalipto, castaño, silva, brezo, matorral o prado”, indica José Manuel Alfonso. El apicultor ve necesidad de una mayor unión de los apicultores de la comarca “para comprar en conjunto y también para comercializar en conjunto”.