ESPAÑA VACIADA

Rosalía, una mujer coraje en un pequeño pueblo de Castellón: "Aquí lo que falta es trabajo"

Apicultora trashumante junto a su marido en Villanueva de Viver, un municipio con un “unos 30 vecinos reales”, puede hablar de la despoblación en primera persona

Rosalía Villanueva, la tercera generación de apicultores de su familia en la población castellonense de Villanueva de Viver.

Rosalía Villanueva, la tercera generación de apicultores de su familia en la población castellonense de Villanueva de Viver.

Rafael Fabián

Rosalía Villanueva Villanueva vive en Villanueva de Viver. Dejando al margen el juego de palabras con tanto ‘villanueva’, lo cierto es que muchos lectores no conocerán este municipio castellonense del Alto Mijares que cuenta con 66 habitantes censados, aunque “en realidad no vivimos más de 30”. La protagonista de esta historia nació en el pequeño pueblo, al igual que su marido, y allí mantienen su explotación apícola y viven luchando contra todas las incomodidades derivadas de la despoblación: “Echo de menos una tienda para comprar unos fideos si me hacen falta, aunque lo que más falta hace es empleo. Los de mi generación se fueron todos porque no había nada que hacer y ahora mis hijos tampoco viven aquí porque si no hay empresas que den trabajo es imposible que haya gente”.

La vecina de Villanueva de Viver, que cuenta con 51 años, destapa una situación que es ajena a los habitantes de grandes ciudades: “Aquí no hay colegio ni tiendas. Sí hay un bar y un servicio de pan dos horas al día tres días a la semana, los martes hay una especie de mercadillo y también tenemos médico. Es lo básico, pero para hacer la compra tenemos que salir a Segorbe o Viver”. Rosalía está “encantada”, eso sí, de poder vivir donde lo hicieron sus ancestros, aunque se ve beneficiada por la movilidad de su trabajo: “Somos apicultores trashumantes. Igual estamos aquí en el pueblo que vamos a Aragón, Burgos, Segovia, Soria o Madrid siguiendo la floración con nuestras colmenas y abejas”.

La propietaria de la explotación apícola Apicovi, que actualmente es dirigida por la tercera generación de apicultores, produce entre 10 y 20 toneladas anuales de miel de distintos tipos, contando con una buena base de clientes por todo el territorio nacional. Sin duda, la mejor forma de combatir la despoblación: “Tal y como están las cosas mi marido y yo lo hacemos casi todo. Vamos con el camión por distintos sitios, montamos las colmenas, sacamos la miel, envasamos y vendemos en distintos mercados o a cooperativas”.

Rosalía asegura que “el cambio climático está pasando factura a la producción porque las floraciones son más cortas y las abejas más que hacer miel, subsisten”, pero mantiene la ilusión del primer día por su actividad laboral: “Es lo que sabemos hacer. Desde febrero a octubre viajamos más y vivimos en el camión porque esto no da para ir de hotel, pero es lo que nos gusta y cuando necesitamos descansar ya venimos al pueblo”. 

Todos los secretos de la miel, al descubierto

Aprovechando que contamos con una de las mayores conocedoras del mundo de la miel en Castellón le preguntamos a Rosalía por las distintas mieles que podemos encontrar en su gama de productos y por sus preferencias: “A mí la que más me gusta es la de azahar, por el sabor que tiene, pero son todas muy buenas. La de romero por ejemplo es digestiva y va bien para las vías respiratorias, aunque la mejor para la garganta es la de tomillo. La de azahar también la recomiendan para los nervios porque es relajante”. Al margen de estas variedades más populares, en Apicovi podemos encontrar otras mieles como la de bosque, que se obtiene a través de las bellotas. 

Destacar por último a las protagonistas de la explotación apícola de Rosalía, las abejas, que se cuentan por decenas de miles. “Cuando viajamos en el camión nos llevamos unas 120 colmenas. Contando que hay unas 10.000 abejas por colmena, estamos entretenidos”, sonríe al tiempo que desvela el mejor remedio para aliviar el escozor por las picaduras: “El chocolate derretido. Primero te quitas el aguijón y después te pones sobre la picadura chocolate o Nocilla. Hablan de lejía o barro, pero esto es mano de santo”. Habrá que hacerle caso, pues llevará unas cuantas…