CASTILLA Y LEÓN

María José Garrido Antón: "Las nuevas tecnologías perpetúan falsos mitos entre las jóvenes"

María José Garrido Antón, capitán de la Guardia Civil.

María José Garrido Antón, capitán de la Guardia Civil.

Marisol López del Estal

Capitán de la Guardia Civil, doctora en Psicología criminalista y profesora en el Centro Superior de Estudios de la Defensa. Abandera la educación en igualdad como el arma más eficaz contra la violencia machista.

¿La sociedad actual es más violenta? 

Habría que contrastar empíricamente si la sociedad actual es más violenta. Sí estoy segura de que actualmente se tiene más conocimiento de todo lo que sucede, incluso de temas que anteriormente formaban parte de la vida íntima de las personas. Vivimos en un mundo hiperconectado, globalizado, donde al ritmo de un clic se puede tener acceso a todo tipo de información sobre la vida de una persona y lo que resulta más preocupante es saber que se ha llegado a un punto donde las desgracias y la violencia humana ya no sorprenden.

¿Cuesta aún verbalizar los actos y consecuencias del maltrato psicológico?

Creo que se deberían hacer más esfuerzos por sensibilizar (no solo formar) y recalcar el mensaje que la violencia física lleva siempre de manera inherentemente implícita la violencia emocional y ésta es la que más desgasta, más daño hace y la más invisible de todas. Todavía existen personas que piensan que si no hay herida, si no hay sangre, no hay dolor.

¿Hemos cambiado las novelas por portales de Internet en busca del príncipe o princesa de cuento? ¿Por qué las generaciones más jóvenes siguen aferrándose a la idea equívoca del amor romántico?

Todavía existen mitos vigentes entre los más jóvenes y, lo más peligroso, se siguen manteniendo y perpetuando a través de las nuevas tecnologías, incluso me atrevería a decir que se ha potenciado más la idea de “si no recibo un ‘me gusta’ esa persona no está interesada en mí”, “si no me manda ubicación, no me quiere”. Es muy triste saber que hay personas que miden la calidad de sus relaciones personales con la cantidad de ‘me gusta’ recibidos y, esto está profundamente relacionado con la dependencia a la red y con comportamientos no delictivos, pero sí preocupantes, como es el cibercontrol en los más jóvenes. 

A menudo se dice que la clave es la Educación, e inmediatamente se piensa en la escuela. ¿Y las familias?

Los agentes de socialización primaria, es decir, padres y madres, deben estar perfectamente alineados con los agentes de socialización secundaria (educadores y profesores). En algunas ocasiones se ha detectado una falta de información de los riesgos y peligros de Internet en padres y madres, que facilitan, administran o regalan dispositivos electrónicos a sus hijos sin el “obligado” control parental ajustado al grado de madurez de los menores.

“Es triste que haya quien mida la calidad de sus relaciones por la cantidad de ‘me gusta’”

¿Ser nativo digital supone una ventaja a la hora de detectar los peligros del mal uso de la tecnología o nos vuelve más ingenuos? 

Los patrones de comunicación, de relaciones personales, de interacción, se han visto modificados por las nuevas TIC. Por ello, la generación perteneciente a los nativos digitales se ha adaptado mejor al periodo de aislamiento asociado a el Covid-19, puesto que su patrón de relación está mayoritariamente basado en la comunicación digital. Eso no significa que estén exentos de peligro, el riesgo lo corremos todos en cuanto nos conectamos a Internet. Las estadísticas informan de que los nativos pasan más tiempo en las redes, con lo cual tienen más oportunidades de ser víctimas de delitos informáticos. 

¿Se imagina un futuro donde se extirpen lacras como la violencia de género? 

A la hora de analizar un fenómeno hay que evaluar siempre el contexto. No es lo mismo ser mujer en Siria que en París, en Afganistán que en Toronto. La violencia de género, la violencia sobre la mujer y el homicidio de pareja comparten el denominador común: la desigualdad, la humillación, la vejación o, en el peor de los escenarios, la muerte de la mujer. El primer paso para intentar poner fin a esta lacra es, evidentemente, la igualdad. Sin ella no se puede avanzar y muchísimo menos erradicar la violencia.