CAMBIO EN LA FABRICACIÓN

El golf impone nuevas bolas que recorrerán menos distancia (y no todo el mundo está de acuerdo)

Los rectores del deporte tomaron la semana pasada la decisión de obligar a los fabricantes de bolas a cambiar su confección para reducir su recorrido

Tiger Woods.

Tiger Woods.

Albert Guasch

El mundo del golf lleva años debatiendo sobre si convenía una intervención a la vista de la distancia a la que son capaces de golpear los jugadores profesionales. La evolución tecnológica de los palos y de las bolas han alargado gradualmente la prolongación de los golpes de salida. El norirlandés Rory McIllroy, actual número 2 del ránking mundial, ha batido este año el récord de distancia con una media de 298,37 metros desde el tee, superando en poco más de dos metros la marca que ostentaba el estadounidense Bryson Dechambeau, una de las grandes bestias pardas del circuito. Un Tiger Woods mayor y con múltiples operaciones es capaz de enviar la bola más lejos que nunca. Y un dato clarificador más: si se coge al jugador 75 de una lista de los que pegan más fuerte hoy, su bola vuela 28 metros más que la del jugador 75 de 1998.

A la vista de estos y más datos, los rectores del golf tomaron la semana pasada la decisión de que las bolas deben cambiar su confección para reducir su recorrido. Lo ven necesario para salvaguardar la esencia del juego y, sobre todo, para no dejar obsoletos la mayoría de campos. El debate en la industria de un deporte con más de 60 millones de practicantes en el mundo ha sido acalorado.

Nueva era en el 2028

La nueva medida dicta a los fabricantes que una bola golpeada con un swing de 125 millas por hora (algo más de 120 kilómetros por hora) no puede exceder de los 290 metros. Para un golfista profesional de pegada fuerte, tipo McIllroy, puede significar perder casi 14 metros; para uno menos musculoso, de 8 a 10 metros. Para los jugadores aficionados el efecto será escaso, de entre 2 a 5 metros. Hay que tener en cuenta que dos jugadores del mismo hándicap pueden tener velocidad de swing distinta, así que el impacto variará.

Se esperaban limitaciones superiores. Y se temía que se decretara una bifurcación, habiéndose de fabricar unas bolas para los profesionales y otras para los aficionados, algo que había levantado ampollas. Al final, la medida es universal, aunque la élite del golf deberá empezar a utilizarlas en el 2028 y el resto de la humanidad, en el 2030.

La USGA y la R&A, las instituciones que han adoptado el cambio, se han apoyado en un informe que indica que durante los últimos 20 años las distancias de golpeo han aumentado de promedio casi un metro por año. Y algunos campos han notado los efectos. El Augusta National se gastó casi 25 millones de euros en la compra de terrenos para alargar Azelea, el mítico par 5 del hoyo 13, para no perder su aureola. Pero no todos tienen la capacidad económica o terrenos disponibles a su alrededor para crecer.

Variedad de golpes

El argumento de la sostenibilidad ha acompañado a otro que tiene que ver con la calidad del juego: a menudo se han escuchado críticas de que el golf se está convirtiendo últimamente en salir del tee con un palo de gran cabezón que devora distancias y rematar la entrada al 'green' con un hierro corto, algo que desvirtuaría la esencia del deporte, que debería requerir una variedad de golpes y habilidades. Los rectores del golf esperan ver con los cambios más hierros largos para entrar al green.

En cualquier caso, la nueva instrucción a los fabricantes ha generado algunas protestas. Como de Dechambeau, uno de los más afectados. “Creo que es lo más atroz que se le puede hacer a nuestro deporte. No se trata de echar atrás las bolas; se trata de hacer los campos de golf más difíciles. Creo que es lo menos imaginativo y aburrido que puedes hacer. A la gente le gusta ver lo lejos que puedes llegar".

McIllroy, en cambio, defiende los ajustes. “No entiendo el enfado. No supondrá ninguna diferencia para el golfista medio y devolverá al golf a la senda de la sostenibilidad. No creo que alguien que cede entre 5 y 10 metros desde el tee vaya a tener un efecto material en su hándicap o disfrute con el juego”, escribió en redes sociales.

La decisión se ha adoptado después de un análisis completo sobre la distancia en la historia del golf, el llamado Distance Insights Project, creado en 2018 y que recopiló datos, compartió investigaciones y solicitó comentarios de propietarios de campos de golf, jugadores y partes interesadas en todo el deporte. Algunos fabricantes han protestado, pero otros ven una oportunidad de incrementar el negocio.

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