ENTREVISTA

Teresa Portela: "Mi lema es ir palada a palada y es lo que me ha llevado hasta París"

“A veces hay que reinventarse, porque la vida no es un camino recto”, señala tras su paso al K-4

Portela (izquierda) y sus compañeras tras la final del Mundial.

Portela (izquierda) y sus compañeras tras la final del Mundial. / RFEP

César Collarte

Teresa Portela lo ha vuelto a hacer. La piragüista canguesa, de 41 años de edad, no faltará a su cita de los veranos cada cuatro años, desde que en el 2000 se estrenase en Sydney, cuando apenas había cumplido la mayoría de edad. París 2024 supondrá su séptima participación en unos Juegos Olímpicos, gesta que será posible gracias a la medalla de bronce obtenida hace días en el Campeonato del Mundo disputado en Duisburg (Alemania) con el K-4 femenino 500 metros. Portela se ha ganado la plaza junto a sus compañeras Carlonina García, Sara Ouzande y Estefanía González.

Teresa Portela ya pisa París. Metafórica y literalmente, ya que a la plaza lograda en el Mundial –la clasificación es para el K-4 500, pero la lógica marca que serán las cuatro actuales integrantes las que compitan en los Juegos– se une el hecho de que la canguesa disputará en estos días una prueba de la copa del Mundo en la capital gala. El objetivo no es otro que ir conociendo la pista y aclimatándose a la que será la gran cita de 2024.

Ha logrado la clasificación para sus séptimos Juegos Olímpicos, algo que en el deporte español solo supera el marchador Jesús García Bragado. Entiendo que era algo que ni siquiera podía imaginar aquella niña de 15 años que decía que su sueño era poder participar en unos.

La verdad es que estar en unos Juegos Olímpicos era mi sueño, pero ¿quién iba a pensar que llegaría a los séptimos? Era algo inimaginable, y la verdad es que no puedo estar más feliz.

¿Dónde está el secreto de la longevidad deportiva de Teresa Portela, con más de dos décadas en la élite?

Mi lema es ir palada a palada y así me planteo todo siempre. Voy temporada a temporada y no pienso mucho más allá, no veo las cosas a varios años vista. Esta es la filosofía que me ha llevado hasta aquí y lo cierto es que estoy superagradecida por mi carrera y por poder estar en esta situación.

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¿Qué se siente cuando una toca podio y asegura el billete olímpico? ¿Es la misma alegría que en otras ocasiones o ya supone casi un día más en la oficina de Teresa Portela?

Yo intento ponerle ilusión a todos los objetivos en los que me centro, y mi ilusión es idéntica en todos los Juegos e igual a la que tenía cuando competía en el K-1. El año pasado nos marcamos la meta de ser competitivas en el K-4 y anduvimos bien, y este año creo que hemos mejorado. Hacía 14 años que un K-4 500 femenino no conseguía medalla en un Campeonato del Mundo. Verlo ahí, en el podio, y además con la plaza para París me hace mucha ilusión, por mí y por poder compartirlo con mis compañeras.

Después del metal de Tokyo ha tocado reinventarse en el K-4.

A veces la vida es así, cuando ya creía que mi época en barcos de equipo se había acabado surge esto. En su momento vi la oportunidad en el K-1 y lo dejé todo para pelear por la medalla hasta conseguirla. Creo que he trabajado mucho por ese sueño y a veces una necesita reinventarse, porque la vida no es un camino recto sin obstáculos. Eliminaron del programa olímpico la distancia de los 200 metros en el K-1 y tocaba cambiar. Y ahí es cuando se ve la importancia de la flexibilidad y de ser capaz de adaptarse para pelear por otros objetivos.

Con todo, el K-4 no es un barco desconocido para usted, en el que ya remó hace años. ¿El cuerpo tiene memoria y hace más fácil la adaptación?

Sí, al final son muchos años encima de la piragua y recuerdas las sensaciones de los barcos de equipo, los revives, pero también utilizas todo lo que has aprendido a nivel individual. Todas las experiencias son buenas y las que no lo son tan positivas también, porque te sirven para aprender.

Es un barco que a pesar de llevar poco tiempo de trabajo, ha funcionado muy bien.

Sí, también te digo que cuando un barco ya funciona desde un primer momento es muy positivo. Es cierto que siempre hace falta tiempo para trabajarlo, pero cuando no va desde un primer momento, igual no es bueno forzarlo. En este se veía que iba bien. Creo que las primeras sensaciones son las que cuentan.

Su experiencia en el barco contrasta enormemente con la juventud y pujanza de sus compañeras de equipo.

Ellas son más jóvenes, pero también acumulan sus competiciones internacionales y llevan años en el equipo nacional. Para mí es una ilusión que ellas peleen por estar en los que serían sus primeros Juegos Olímpicos, y a me ayuda poder contribuir a que logren ese sueño. Ellas también me aportan mucho a mí.

“Siento cada oportunidad como la última”

El hecho de tener una medalla olímpica, ¿significa que tendrá menos presión a la hora de competir, que podrá hacerlo de forma más relajada?

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Yo nunca me relajo. Es cierto que hemos logrado medalla en el Mundial y que nos hemos clasificado para los Juegos. Pero cuando empieza la temporada yo pongo el contador a cero. Vuelvo a entrenar y a construir. Tengo claro que vamos a sufrir, como lo hemos hecho esta temporada, porque teníamos la presión de clasificar el barco, y esta era la única opción que teníamos para conseguirlo. La presión no es por ir a los Juegos, sino ir dando lo mejor de nosotras, a tope. Yo siento cada oportunidad como la última. Por mi cabeza no pasa otra cosa.

Después de competir en Tokyo en plena pandemia, ¿París son unos Juegos para poder disfrutar sin restricciones y con la posibilidad de vivirlos con la familia?

No, todos los Juegos Olímpicos son para sufrirlos. Es cierto que después de Pekín, Sydney, Río de Janeiro o Tokyo estos están más cerca de casa, pero no para disfrutar. Son para estar centrada, aislada, para abstraerse y pensar solo en la regata, porque es la gran cita.