CASO RUBIALES

Jorge Vilda, en Zugzwang: entre el regalo envenenado de Rubiales y el órdago de las jugadoras

El madrileño, que había revertido la situación con las jugadoras tras ganar el Mundial, ha sido señalado por Rubiales, condenado por las jugadoras y retratado al ser el último en condenar al de Motril

Luis Rubiales celebra con Jorge Vilda el título en el Mundial

Luis Rubiales celebra con Jorge Vilda el título en el Mundial / Pablo García/RFEF

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

En el ajedrez existe una posición en la que cualquier movimiento que realice el jugador empeorará su situación inexorablemente en el tablero. Sea la que sea. Se denomina Zugzwang. Y es la posición en que se encuentra en estos momentos Jorge Vilda, que en 48 horas ha pasado de ser el rey del mambo a ser un apestado. El seleccionador, cuya credibilidad parecía reflotar con la consecución del título mundial femenino después de ser repudiado por 18 jugadoras, ha visto como en las últimas horas se han producido una serie de acontecimientos que lo han abocado a una situación ruinosa.

Regalo envenenado de Rubiales

Vilda, que tiene contrato con la Federación hasta junio de 2024 porque Luis Rubiales así lo decidió antes de la Eurocopa de 2022 en Inglaterra, había sido sondeado para renovar por otros cuatro años en su regreso del Mundial. Pero el madrileño no se pronunció, algo que terminó provocando que Rubiales le comprometiese públicamente en la asamblea extraordinaria del viernes.

“El día que ganamos la final del Mundial femenino ha sido el más emocionante de mi vida y de estos cinco años. Por eso quiero hacer aquí un anuncio. He activado los mecanismos con el secretario de la Federación para que Jorge Vilda siga trabajando los próximos cuatro años con nosotros a razón de medio millón de euros al año, y quiero que dejes la dirección deportiva para que lo sea Montse Tomé y deje de ser la segunda entrenadora o lo compatibilice. Merecéis buenos contratos. Eres el mejor entrenador del mundo de fútbol femenino”, apuntó el de Motril.

Luis De la Fuente y Jorge Vilda, de pie, aplauden el discurso de Rubiales.

Luis De la Fuente y Jorge Vilda, de pie, aplauden el discurso de Rubiales. / RFEF

La segunda de Vilda, Montse Tomé, lejos de aceptar la dirección deportiva del fútbol femenino federativo, se levantó y se marchó de la asamblea, acción que acompañó al día siguiente de un comunicado que secundó todo el staff técnico de la selección femenina excepto Vilda. En el mismo ponían sus cargos a disposición de la RFEF, dejando solo al seleccionador, y haciendo pública su “más firme y rotunda condena ante la conducta mostrada por el presidente de la Federación Española con la jugadora Jennifer Hermoso”.

Además, advertían “la incomodidad de asistir obligatoriamente a la asamblea del pasado 25 de agosto”, incidiendo también en que “se produjo un hecho especialmente hiriente para este cuerpo técnico ya que a varias de las integrantes femeninas se les obligó a colocarse en primera fila, exponiendo su imagen e intentando dar a entender a la sociedad y jugadoras, que compartían la tesis del presidente de la RFEF”. Un escrito tan revelador como duro.

Rubiales: "¡No voy a dimitir, no voy a dimitir!"

PI Studio

Horas antes Vilda tenía la sartén por el mango en su renovación, pudiendo renovar o incluso colocar a alguien en el banquillo y mantenerse en el despacho, como sopesaba. Sin embargo, el tsunami de lo ocurrido tras el beso de Rubiales a Jenni Hermoso le ha dejado sin staff técnico y retratado por la oferta pública de un Rubiales que le ha vuelto a condenar tras su lavado de imagen con el título. Vilda, en tierra de nadie, ha sido el último en bajarse del barco de Rubiales, toda vez que hasta Luis de la Fuente condenó antes la actitud del presidente, pese a que el de Haro sale también mal parado de la asamblea por la foto aplaudiendo en primera fila al de Motril.

El sábado a última hora de la tarde Vilda intentaba maquillar su posición con un tibio comunicado en el que advertía: "Lamento profundamente que la victoria del fútbol femenino español se haya visto perjudicada por el comportamiento impropio que nuestro hasta ahora máximo dirigente, Luis Rubiales ha realizado y que él mismo ha reconocido”. No obstante, el madrileño se aferraba a su cargo, chocando frontalmente con el nuevo órdago que le han echado las jugadoras.

El beso de Rubiales a Jenni Hermoso.

El beso de Rubiales a Jenni Hermoso. / TVE

Órdago de las jugadoras

Las futbolistas habían sido categóricas: “Después de todo lo sucedido durante la entrega de medallas del Mundial femenino, queremos manifestar que todas las jugadoras que firman el presente escrito no volverán a una convocatoria de la Selección si continúan los actuales dirigentes”. Es decir, que Vilda tendrá que confeccionar una lista en la que no estarán ni las 23 campeonas del mundo ni las 12 amotinadas que no entraron en esa lista. Una situación complicadísima que heredará el presidente gestor, el extremeño Pedro Rocha, cuando el TAD confirme la inhabilitación de Rubiales este lunes por petición del Consejo Superior de Deportes.

Todo hace pensar que las decisiones de Rocha serán continuistas, con lo que Vilda y De la Fuente seguirán en sus cargos. El próximo viernes De la Fuente dará la lista para los partidos de Georgia y Chipre, convocatoria en la que hay mucha expectación por ver la postura de los jugadores tras la renuncia de alguno como Borja Iglesias. Para entonces lo lógico es que Rubiales, ya sancionado por FIFA, esté inhabilitado por el TAD, aunque siga manejando los hilos de la Federación en la sombra con Andreu y Rocha en primera línea.

Rubiales, en su último servicio a su querido Vilda, le ha querido echar una mano (al cuello) y se lo puede llevar al fondo con él. Aún retumban sus palabras en la asamblea: “Hemos pasado mucho Jorge. Te han querido hacer lo que me están haciendo a mi ahora. Hemos pasado mucho y hemos tragado mucho, pero fíjate me emocioné hasta el punto de perder el control al ver que nada más ganar el Mundial, tu primera reacción fue girarte al palco y dedicármelo…”. Un pesado lastre que perseguirá a Vilda el resto de su carrera. Cómplice de Rubiales y enemigo de las jugadoras, Vilda no tiene margen de maniobra porque haga lo que haga, empeorará su precaria situación. Un Zugzwang en toda regla.