FÚTBOL

Así se levantó Osasuna de la ruina tras la compra de partidos que le echa ahora de Europa

El conjunto navarro paga las consecuencias de hechos producidos en 2014, en los que la Justicia ha determinado que el club fue víctima

Pese a su regeneración, liderada por la actual directiva que encabeza Luis Sabalza, la sanción de UEFA parece difícilmente evitable

Los jugadores de Osasuna mantean a su entrenador, Jagoba Arrasate, tras lograr la clasificación para la Conference League.

Los jugadores de Osasuna mantean a su entrenador, Jagoba Arrasate, tras lograr la clasificación para la Conference League. / Jesús Diges / Efe

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

En mayo de 2014, cinco exdirectivos del Club Atlético Osasuna acordaron desviar fondos de la entidad para realizar varios pagos ilegales a los exfutbolistas del Betis Xavi Torres y Antonio Amaya para que el conjunto verdiblanco ganara al Valladolid en la antepenúltima jornada de aquella Liga y se dejara ganar en la última, frente al propio equipo navarro en El Sadar.

En junio de 2023, más de nueve años después de aquellos hechos, la UEFA está a punto de dejar a Osasuna fuera de la próxima Conference League, para la que se ganó la plaza acabando LaLiga en séptima posición. Lo hace motivada por una sentencia del Tribunal Supremo del pasado mes de enero, que rebajó las penas de los acusados, pero confirmó los delitos de falsedad documental y corrupción deportiva.

Paga, en definitiva, el Osasuna de 2023 por los pecados del Osasuna de 2014. Y todo ello a pesar de que el club, como entidad jurídica, no fue procesado en ningún momento en este caso. Muy al contrario, ejerció la acusación popular y fue considerado víctima de las actuaciones irregulares de sus antiguos dirigentes, cuyo objetivo, ni siquiera logrado, era que el club navarro evitara el descenso a Segunda División.

El motivo de la sanción de la UEFA a Osasuna

Los inspectores de la UEFA recomiendan la expulsión del club de la próxima Conference League en virtud del requisito de elegibilidad dispuesto en el artículo artículo 4.1g del reglamento de la competición: "No haber estado directa y/o indirectamente involucrado, desde la entrada en vigor del Artículo 50(3) de los Estatutos de la UEFA, es decir, el 27 de abril de 2007, en ninguna actividad destinada a organizar o influir en el resultado de un partido". La sanción está todavía pendiente de confirmación definitiva, aunque el caso no tiene buena pinta para los finalistas de la última Copa del Rey.

Los acusados del Caso Osasuna, durante una vista del juicio.

Los acusados del Caso Osasuna, durante una vista del juicio. / Efe

"Es una sanción muy injusta, porque las personas que estamos en el club llevamos nueve años luchando sin descanso por sacar a la luz la corrupción de años anteriores. Todo este proceso nos costó la casi desaparición en 2015 y nadie sabe lo que hemos peleado para poder reconducir el rumbo de Osasuna. Y ahora, cuando por fin has dejado atrás una travesía durísima en el desierto, te quieren castigar", se lamentaba el director general del club, Fran Canal, en declaraciones a Efe.

Desvío de 2,34 millones de euros

Se produce, en efecto, una perversión. Si el llamado Caso Osasuna llegó hasta el final fue, en buena medida, porque los actuales rectores del club trabajaron de forma incansable y decidida por descubrir toda la verdad que escondía el indicio inicial del pecado, el desvío de 2,34 millones de euros de las cuentas del club por parte de los anteriores directivos.

Ocurrió aquello, el delito, bajo la presidencia de Miguel Archanco, uno de los condenados por el proceso, quien dimitió días después del descenso. En diciembre de ese mismo año, Luis Sabalza fue nombrado nuevo presidente de Osasuna (continúa en el cargo), heredando un club que rozaba la ruina e inmerso en una situación deportiva límite en Segunda.

"Había deudas por todos los sitios, telarañas en la caja fuerte, faltaba documentación relevante sobre muchos asuntos y cada día que entrábamos a las oficinas teníamos alguna sorpresa desagradable", ha recordado estos días el actual director general, Fran Canal.

Enrique Martín Monreal, exentrenador y leyenda de Osasuna.

Enrique Martín Monreal, exentrenador y leyenda de Osasuna. / Efe

La temporada 2014/15 pudo ser incluso la de la desaparición de Osasuna, al menos tal y como lo conocemos ahora, en su condición del club deportiva. Un descenso a Segunda B habría sido un golpe letal a su maltrecha economía, destrozada por años de excesos. Un agónico gol de Javier Flaño en el descuento del último partido de aquella temporada, en Sabadell, evitó la catástrofe deportiva. Pero el mal económico seguía ahí.

Sabalza hipotecó "todo lo que tenía"

"A él no le gusta que lo cuente pero el presidente tuvo que hipotecar todo lo que tenía y durante varios meses estuvo viviendo de lo que le prestaban algunos amigos. Aquello tenía muchísimo riesgo y desde luego no lo hubiese hecho cualquiera. Había que estar un poco loco para hacer lo que hizo el presidente", ha explicado Canal.

Por el camino, Osasuna tuvo que vender su patrimonio (El Sadar y la ciudad deportiva de Tajonar) al Gobierno de Navarra, en una polémica operación de dación en pago, al ser incapaz de afrontar sus deudas con la administración foral. Eran los años del fin de la 'barra libre' en el fútbol español, que llevó a tantos equipos a presentar un concurso de acreedores y a otros directamente a la desaparición.

El presidente de Osasuna, Luis Sabalza, en una fotografía de archivo. EFE/Jesús Diges

El actual presidente de Osasuna, Luis Sabalza. / Efe

La tabla de salvación para Osasuna fue su inesperado ascenso en la temporada siguiente a rozar el drama, la 2015/16. Con un presupuesto muy reducida, el histórico Enrique Martín Monreal a los mandos y una plantilla llena de canteranos, con Mikel Merino como estrella emergente, el club navarro rompió todos los pronósticos y escapó del agujero.

Un ascenso a Primera salvador

La recién estrenada venta colectiva de derechos de televisión disparó los ingresos de los clubes modestos de Primera División, lo que le permitió a Osasuna enjugar en un año buena parte de las deudas acumuladas durante la presidencia de Archanco. Sabalza y su equipo directivo centraron el curso en ese objetivo, construyendo una plantilla de mínimos, con una inversión muy reducida, con la que no consiguieron evitar un nuevo descenso. Aquella estrategia recibió una ola de críticas entre su afición, pero el tiempo ha demostrado que fue acertada.

Sin la soga económica al cuello, Osasuna ya ha comenzado la recompra de los terrenos de Tajonar y tiene en su hoja de ruta hacerlo lo mismo con El Sadar, una operación que en 2018 fue rechazada por sus socios compromisarios. Por el momento, ya ha realizado una reforma del estadio, que permitió su ampliación y modernización.

La maqueta del Sadar tras su reforma.

La maqueta del Sadar tras su reforma. / EPE

Y en el terreno deportivo, Osasuna regresó a Primera en 2019, de la mano de Jagoba Arrasate, quien sigue siendo su entrenador. En estas cuatro temporadas ha conseguido establecerse cómodamente en la mitad de la tabla, pese a ser uno de los equipos más pequeños de la categoría. En el último curso, además, alcanzó la final de la Copa del Rey (perdida contra el Real Madrid) y ha conseguido, escrito queda, la clasificación para la Conference League.

Un crecimiento responsable y cargado de mérito y esfuerzo que ahora ha recibido un duro revés. La quinta participación en Europa de su historia se ve amenaza por los pecados (gruesos) de hace nueve años. Quedan recursos por delante, pero la UEFA suele ser inflexible en este tipo de situaciones, como ha demostrado en temporadas anteriores con clubes de otras latitudes. Este Osasuna es otro Osasuna, radicalmente distinto al de 2014. Pero, justo o injusto, todo indica que le va a tocar pagar la penitencia.