SUPERCOPA DE ESPAÑA | REAL MADRID - VALENCIA

El estudio de Courtois libra de la mediocridad al Real Madrid: "No entrenamos las tandas, vemos vídeos"

Dentro de su habitual sinceridad, el meta belga confiesa que los lanzamientos desde los once metros son un entretenimiento para el equipo en los entrenamientos

Ancelotti, que solo pudo vencer a Gattuso en la tanda fatídica, engrosa su lista de bajas con Lucas Vázquez, Camavinga y Militao, sustituidos durante el partido

Courtois detiene el penalti decisivo a Gayà durante la tanda de la Supercopa.

Courtois detiene el penalti decisivo a Gayà durante la tanda de la Supercopa. / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

La semifinal de Supercopa entre el Real Madrid y el Valencia arrancó con ritmo de partido escolar. Donde los de A, que siempre serán los de blanco, buscaban un peaje final para llegar a la Supercopa de Arabia. La grada, con huecos, parecía igualmente un duelo colegial. El Valencia -los de B- se sacudió el temor a golpe de cronómetro. Pero al final el encuentro se resolvió como antes del timbre que decretaba el final del recreo: de penalti, la eutanasia del fútbol donde volvieron a reinar los blancos para protegerse con el resultado.

Los de Ancelotti demostraron en los once metros la sobriedad y acierto que les faltó durante un encuentro complicado. En temporadas anteriores de esta serie, el gol de Benzema de penalti que supuso el 1-0 habría sido suficiente para completar el final feliz madridista. Nada más lejos de la realidad, Courtois, MVP del partido, no levantó los brazos al aire para celebrar, lo hizo como alivio. Antes, evitó que la prórroga terminase en triunfo valencianista con una intervención decisiva ante Fran Pérez.

TANDAS QUE NO SE ENTRENAN

"No entrenamos las tandas, pero yo sí veo los penaltis de los rivales. Sabía que Cavani solía tirar al lado derecho, que Gayà había fallado contra el Sevilla tirando a la izquierda y que antes había tirado al medio frente al Betis... Son pequeñas cosas que voy averiguando, pero que deben venir acompañadas del acierto total de nuestros lanzadores, como así sucedió", explicó el meta belga tras obtener la clasificación.

Lo hizo con la sinceridad que le acostumbra, confesando que lanzar penaltis es solo un ejercicio de entretenimiento para el Real Madrid y no una rutina por lo que pueda suceder en una eliminatoria como la vivida. Porque los blancos acostumbran a resolver sus partidos en la Zona Cesarini o en las prórrogas, en caso de querer prolongar el suspense. Por el momento, en el primer cruce decisivo los de Ancelotti tuvieron que llegar hasta la prórroga.

"¿La clave de los penaltis? He puesto primero a los tres con más experiencia, los más fríos: Karim, Modric y Kroos. Luego Asensio, que tiene muy buen golpeo, y el último era Vinicius... eh, mejor que no ha tirado", aseguró Carletto, contribuyendo a la teoría de la improvisación.

Courtois es una de las pocas piezas del tablero madridista que no se ha resentido a pesar de sufrir una molesta lesión en el nervio ciático. "Me sentí incómodo. Es cierto que tampoco estaba jugando mal, pero después del Mundial he sido capaz de solucionar los problemas. El caso es que ahora me siento muy bien e intento ayudar al equipo", aseguró el flotador de un Real Madrid que terminó aún más diezmado: Camavinga, con hielo en la rodilla; Lucas Vázquez con problemas de tobillo y Militao también molestias.

UN MADRID DESCOLOCADO

El meta belga puso orden en un conjunto blanco afilado al caos. Contra el Valencia formaron en la retaguardia Lucas Vázquez, Rüdiger, Militao y Nacho. Un cuarteto que había jugado en la derrota blanca frente al RB Leipzig en Champions. Carletto ha sido incapaz de acoplar el talento y la contundencia, damnificado sobre todo por el bajón de Alaba, baja en la semifinal.

Los laterales se han desgajado. Una posición para la que se ha fijado la nota de corte más baja, con lo que eso supone para el desarrollo del juego madridista. Lucas Vázquez, fotografiado en el gol del Valencia, ha dejado de ser extremo. A Nacho, con el contrato en fase final, también le ha tocado formar en flanco. Para rivalizar un Mendy que se ha trastabillado entre problemas físicos y de concepto. Las rotaciones son una obligación para Ancelotti, que el curso pasado se parapetó en una infalible guarda pretoriana.

Cada pieza se reivindica en su cuadrícula y eso no ayuda. Camavinga preferiría ser interior y no pivote, como ante el Valencia. Carletto valora más su rol de revulsivo. A Valverde le gustaría volver al medio y abandonar la banda. En este territorio de luchas separadas, las individualidades ya no brillan como antes. Vinicius es un buen reflejo de la cotización a la baja del que llevaba tiempo siendo un valor constante. En la semifinal generó sin éxito un torrente de arrancadas malogradas.

BENZEMA RECUPERA EL ACIERTO

Solo pudo superar en un par de ocasiones a Thierry, que en otro escenario hubieran sido suficientes para dinamitar el partido. Lo intentó hasta fuera del área, pero se topó con un gran Mamardashvili. Los astros no se alinean. El Real Madrid tiene dientes de sierra. Cuando un elemento sube, el siguiente baja. Benzema, ‘expulsado’ del Mundial, ha recuperado parte del acierto. Hizo un doblete ante el Real Valladolid, otro gol ante el Villarreal y vio puerta de nuevo contra el Valencia.

Cierto que tres desde los once metros, pero a la vista del bagaje ofensivo reciente de su club, un aporte imprescindible. A todo esto hay que sumarle la pérdida del factor psicológico. Ese imponderable que lleva al equipo blanco a una victoria sin importar lo que haya pasado antes. Un recurso imprescindible para solventar un torneo envenenado como la Supercopa de las tierras lejanas. Más aún para Ancelotti, quien aderezó con picante el duelo frente al pupilo Gattuso que terminó ganando en la muerte súbita. Gracias al acierto de sus barones y al estudio de su infalible guardián.