LA ENTREVISTA

Fernando Tejero: "Antes era bastante más cotilla. Ahora me importa bastante poco la vida de los demás"

El actor, cuyos últimos proyectos profesionales están más vinculados al drama que al humor, reconoce que "desgraciadamente, el poder mediático que tiene la televisión no lo tiene ni el cine ni el teatro"

El actor Fernando Tejero, en Madrid.

El actor Fernando Tejero, en Madrid. / Alba Vigaray

Presentando Historias, rodando con Amenábar, cansado pero feliz, introspectivo a golpe de psicólogo, se sorprende de que aún se le encasille en la comedia, cuando el drama forma parte de su cine y teatro desde hace tiempo. Pese a sus orígenes de pescadero, considera que no tiene todo el pescado vendido.

Historias, su película recién estrenada, recorre las etapas de la vida: amor, desamor, miedo, felicidad, decepciones. ¿En qué etapa se encuentra ahora?

Pues estoy más en la parte adulta.

Bueno, ya es hora, con 57 añitos.

Me identifico más que con decepciones, que todos las tenemos, y son un aprendizaje, con el hecho de que estoy en el mejor momento de mi vida, y no volvería atrás ni para tomar impulso. En estas edades te planteas si lo has hecho bien, qué cosas mejorarías, qué cosas te han decepcionado. Llego a esta etapa de mi vida con mucha terapia y con mucho autoconocimiento, aunque creo que me moriré sin terminar de conocerme bien.

Una pasta en psicólogos.

Sí, la verdad es que sí. Es la única forma de hacer terapia, porque en la sanidad pública tardan en darte cita. A lo mejor te la dan para cada dos meses.

Estaba hasta la boina de hacer comedia, y de hecho en teatro ha hecho de Chéjov a Ionesco, y en cine papeles dramáticos. ¿Historias sigue en esta nueva línea?

Los últimos proyectos que he hecho son más drama. Pero es curioso que cada vez que hago un drama los titulares son: Fernando Tejero se pasa al drama. La prensa no se molesta en mirar tu currículum. He hecho casi cincuenta películas. Cierto que, en proporción, más comedia que drama.

Es que Aquí no hay quien viva le marcó no sé si a fuego.

Desgraciadamente, el poder mediático que tiene la televisión no lo tiene ni el cine ni el teatro. Y he tenido la suerte o la no suerte que los dos personajes que he hecho en la tele han tenido una repercusión brutal, y entiendo que se me identifique.

Además, siempre ha dicho que era bastante cotilla, con lo cual el arquetipo del portero…

Jaja. Yo estoy encantado de haber hecho Aquí no hay quien viva. Pero antes era mucho más cotilla. Ahora me importa bastante poco la vida de los demás. Se pierde mucho tiempo cotilleando en ella, cuando ya es un trabajo mirarte a ti mismo, el autoconocimiento.

¿Cuando se mira adentro qué Fernando se ha encontrado?

Pues un Fernando lleno de traumas, por la infancia que tuve, y lleno de miedo, de inseguridad, con cero autoestima. En fin. Me he encontrado con una persona bastante tocada.

Le habrá dado subidón participar en El cautivo, próxima película de Amenábar, sobre una parte de la vida de Cervantes.

Sí. Por tener la autoestima por los suelos. Si a uno se le sube todo lo que me ha pasado a mí a la cabeza eso no te deja crear, evolucionar. Te estancas. Uno tiene que ser muy exigente con uno mismo. Si te crees que eres el mejor, te quedas bloqueado. Yo todavía me sorprendo cuando me llama Amenábar para un prota y no me ha hecho ni prueba, y ha escrito el personaje para mí.

Fernando Tejero, en Madrid.

Fernando Tejero, en Madrid. / Alba Vigaray

Ya le veo esa tonsura de frailecillo que pasea. ¿Se ve de dominico del siglo XVI?

Sí. Amenábar es un genio. Y me dijo: ningún actor puede hacer este personaje como tú. A mí, que tengo la autoestima por los suelos. Es un personaje que tiene mucho que ver con mi vida. Es malo por todo lo que ha sufrido en la vida. Si te han maltratado de pequeño y eso no lo intentas sanar, repites patrón.

Alabar, bendecir y predicar, reza el lema de la orden dominicana. ¿Qué se le da mejor?

Dudo entre alabar y predicar. Yo no estoy capacitado para bendecir a nadie. Me gusta predicar, porque me gusta luchar por mis derechos y denunciar lo que me parece injusto. Respeto cualquier ideología, pero lo que no permito es que repercuta en mis derechos como persona y en los derechos de los animales. Y me encanta alabar el talento y las cosas bonitas que tiene la gente.

Cuando era pescadero se codeaba con merluzos y percebes. ¿Actualmente hay mucho merluzo?

Mucho, sí, desgraciadamente. Vamos de progresistas y de adelantados y yo noto una regresión brutal de un tiempo a esta parte. Estamos deshumanizados por completo, con una agresividad en la calle… Hay una falta de amor, que es el motor del mundo… Parece brutal que siga habiendo cosas horrorosas como homofobia o racismo en el siglo en que estamos.

¿Considera que ya tiene todo el pescado vendido?

No, qué va. Me queda mucho pescado por vender todavía.

De pequeño, sentaba a las vecinas en el portal y bailaba y cantaba. Dos de ellas se hicieron monjas de clausura. ¿Tan grande fue el shock al verle?

Jajaja. No fue por eso. Me metí en un grupo de teatro en la orden de la Inmaculada, porque tenían un taller de teatro. Estas monjas convencieron a dos amigas mías para que profesaran. También intentaron hacerme fraile a mí, pero yo, encierros, los justos.

Un hermano de Podemos y otro de Vox. ¿Con cuál jugaba más de niño?

Con el de Vox. Y curiosamente, a día de hoy es uno de los hermanos con los que mejor me llevo. No podemos hablar de política, porque a mí tanto la ultraderecha como la ultraizquierda, los extremismos, no me gustan. Me interesa lo que pasa en mi país, pero no me interesa mucho la política. Y hay un momento político tan desagradable, tan degradante…

Me cago en todos los ministros de Hacienda que ha habido”. ¡Qué carácter!

Yo sé que hay que pagar impuestos, y más cuando ganas dinero. Pero es que en este país yo hago una película para mí y otra para Hacienda. Y luego hago la declaración anual. Y estos señores no cuentan con que un actor puede trabajar mucho este año, pero nada al año siguiente. Y de qué vivo. En Francia a los actores se les trata muchísimo mejor en ese sentido.

¿No será que es usted como el novio -o ex novio- de Isabel Díaz Ayuso?

Jajaja, no, no, no. Para nada. A mí, con el plan estrella que hicieron, me pidieron de año 2005, 2006 y 2007 seiscientos mil euros. Y yo no había ganado ese dinero en tres años. Empecé a trabajar en el 2004. Y no hay derecho a que le dé mi confianza a un asesor para que me lleve la documentación y los números y este asesor la cague, y luego no se haga cargo. Yo soy un tío que piensa que hay que pagar impuestos, porque gracias a ellos tenemos una sanidad gratuita y muchas cosas que nos dan mejor calidad de vida.

Presume de ligar. ¿Se considera un dandy? ¿Es irresistible?

Qué va. Irresistible no. Ahora me da mucha pereza. Yo he ligado muchísimo, pero con la edad me he vuelto muy exigente. Bueno, pido que quien venga a mi vida sea para sumar, no para restar. Y que no me quite mi libertad ni mi independencia. Pero no me considero un dandy. Me aproveché de mi nombre. Le dije a mi psicólogo: Creo que me estoy acostando con mucha gente por ser Fernando Tejero. Y el psicólogo me dijo: Bueno, tú te acuestas con gente joven y que está buena y él se acuesta contigo porque eres Fernando Tejero. Pero ahora la verdad es que estoy fenomenal solo. Si viene una pareja, bienvenida sea. Pero no estoy mucho por la labor.