TRADICIÓN

Arte urbano y cofrade: la Semana Santa más heterodoxa toma las calles (y las redes)

Desde las propias cofradías y las galerías de arte contemporáneo, a los grafitis e intervenciones callejeras: la imaginación y el 'hazlo tú mismo' protagoniza un movimiento que cuenta cada día con más seguidores

Detalle del cartel de la Semana Santa 2023 de Cádiz, de Daniel Franca.

Detalle del cartel de la Semana Santa 2023 de Cádiz, de Daniel Franca. / CEDIDA

No es algo nuevo en el mundo cofrade, y no tan cofrade. El todopoderoso rapero Jay-Z, el marido de Beyoncé, apareció en la portada de la revista musical XXL con una camiseta de La Macarena a mediados de los 2000. María Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, introdujo elementos de la artesanía textil cofrade en su desfile de la firma en Sevilla en 2022, tras conocer los tesoros de algunas de las hermandades hispalenses, como Los Gitanos, La O y también de La Macarena.

El grupo de música Pony Bravo, con una original cartelería, obra Daniel Alonso, ha plasmado la iconografía de la Semana Santa durante los últimos años en muchos de ellos: nazarenos con espadas láser, que limpian cristales en rascacielos de Nueva York con la Giralda de fondo, o se convierten en buzos improvisados frente al Arco de la Macarena, como llamada de atención a la emergencia climática.

Los nazarenos con gafas de buceo y en barca por la emergencia climática del cartel del grupo sevillano Pony Bravo.

Los nazarenos con gafas de buceo y en barca por la emergencia climática del cartel del grupo sevillano Pony Bravo. / DANIEL ALONSO MALLÉN

Pan de oro y luces de neón

En la esfera del arte contemporáneo, destacan los imponentes cuadros del pintor Manuel León, uno de los artistas favoritos del futbolista Sergio Ramos y su mujer Pilar Rubio, que cuentan con varias obras del autor de Villanueva del Ariscal.

La artista extremeña afincada en Sevilla, María José Gallardo, por su parte, ha apostado en algunos momentos de su carrera por las técnicas artesanas de los pasos de la Semana Santa, como el uso del pan de oro, la reproducción de espacios de culto, como catedrales o templos. Una conexión entre lo terrenal, lo experimental; su visión de la espiritualidad y la muerte desde la crítica y el horror vacui.

La decadencia de la sociedad de consumo y la mixtura de materiales como el óleo, la cerámica, la chapa, son seña de identidad de Rorro Berjano, que también ha abordado en muchas de sus propuestas los elementos religiosos desde un prisma caleidoscópico: "Altares laicos para una nueva espiritualidad urbana", puede leerse en su web.

Es arte, es urbano y es el pulso de la Semana Santa más heterodoxa. La que tan bien retrató Núñez de Herrera en 1934 en Sevilla: Teoría y realidad de la Semana Santa (Almunzara). La recreación de la Semana Santa del periodista es heredera del espíritu vanguardista, pero también popular, de esta festividad religiosa, como deja claro el propio autor en la primera línea de su obra: "Un día entre los días el hombre descubrió el abismo de Sevilla".

Es la semana grande del pueblo andaluz, que tan bien describió Concha Caballero en una columna de opinión de El País en 2014: "La religiosidad de gran parte de sus habitantes es popular, poco dogmática, más relacionada con la infancia y la belleza que con la liturgia".

Reivindicar la inclusión

Se siente en las calles de las ciudades andaluzas, con la intervención de señales de Tráfico, por ejemplo. También con los grafitis, esténciles, pegatinas, memes... La colección artística improvisada y no tan improvisada en amplia y diversa. Diversa en toda la expresión de la palabra, ahí está el exitoso documental ¡Dolores, Guapa!, del sevillano, Jesús Pascual, que retrata el papel del colectivo LGTBIQ+, o la desternillante comedia, Mi Querida Cofradía, de la rondeña Marta Díaz, en el que se describe el techo de cristal en una hermandad malagueña.

El cine, como la música; con las exitosas mezclas de música electrónica con marchas procesionales, también meten en su batidora narrativa las historias de vida de andaluces con sus vivencias en Semana Santa.

Entre los novísimos en este movimiento, los creadores de memes experimentan sin complejos en las redes sociales: reinterpretan, diseñan, se apropian de muchos de los elementos cofrades para enviar su particular mensaje al mundo. En los últimos años, destaca la cuenta Proyecto Palio, enfocado también a la participación de la comunidad LGTBIQ+ en esta fiesta.

Eso sí, como ha ocurrido en otros ámbitos, como el político o el musical, la cultura pop se apropia de las potentes imágenes semana santeras e irrumpe en el mercado, a veces con fines reivindicativos, artísticos, y otras muchas con fines comerciales. De hecho, es consabido que algunas imágenes son marcas registradas. La imaginería puede convertirse también, y se convierte, en merchandising en el siglo XXI.

Y, como ejemplo, ni La Canina de la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla, esa a la que dedicó un poema Juan Miguel Vega en el pregón de este año en Sevilla, se libra de que le saquen camisetas en su honor. Porque, como dijo el pregonero: "Tan modosita y callada, quieta, grave y circunspecta. Pareces hasta educada, un primor, pluscuamperfecta".

El arte rupturista en los carteles oficiales

No sin polémica y ríos de tinta (y de posts y tuits), los Consejos y las propias cofradías, más allá de las ya recurrentes polémicas con los carteles, como ha ocurrido este año con el Resucitado de Salustiano, han apostado en diversas ocasiones por autores vinculados al arte contemporáneo y urbano. Emblemáticos y especialmente potentes son los de El Cachorro, La Macarena y La Hiniesta del pintor Manolo Cuervo.

Otros ejemplos son los carteles de la Semana Santa de Málaga en 2019, de José Antonio Jiménez, o el de Cádiz del año pasado, de Daniel Franca, con pintada del popular Pintarraheô, en andaluz EPA (Êttandâ pal Andalûh): "Señor, de los espacios infinitos", rememorando una estrofa de la canción Todo es de color, de Lole y Manuel.

Estrategias de impacto visual en el corazón del universo cofrade andaluz, que conectan estas imágenes con la calle y las generaciones más jóvenes. Con un público que admira la cultura cofrade mucho más allá de la religiosidad.