ENTREVISTA

David Verdaguer: "Si no te emocionas con esta película, eres un neumático o una inteligencia artificial"

Acaba de recibir el Goya al Mejor Actor Protagonista por su Eugenio de 'Sabem aquell' y ya está con otra cinta que seguro le dará muchas alegrías: 'La casa', de Álex Montoya, sobre el cómic homónimo de Paco Roca

El actor David Verdaguer, ayer en Málaga.

El actor David Verdaguer, ayer en Málaga. / GREGORIO MARRERO

Eduardo Parra

P. La casa ha gustado muchísimo. El público, hasta la prensa, se ha emocionado.

R. Yo la vi en el AVE, muy mal vista, con el móvil y los cascos... Y lloré en el AVE como un perro, pero lágrimas sanadoras, no de tristeza. Me reventó el alma, y pensé: "Pues tenemos una buena película". Porque la historia que se está contando aquí funciona como un espejo: todas las emociones de estos personajes acaban afectándote como espectador, porque te está tocando a ti, cuando se habla del coche de la familia, del padre, del abuelo... Todas son situaciones cercanas.

P. Curiosamente, muchos de los más emocionados durante el pase de la película eran hombres maduros. Parece que La casa está hecha desde cierta sensibilidad masculina algo a lo que no estamos acostumbrados en el último cine español.

R. Es que es esa cosa masculina generacional por la que nos cuesta tanto decir "lo siento", "perdona", "te quiero", sobre todo a las personas más cercanas. Y Paco Roca, que es un tipo muy sensible desde su masculinidad, lo supo reflejar. Pero, en realidad, si alguien, cualquier persona, hombre o mujer, no se emociona viendo la película, si no se le mueva nada dentro, yo creo que no es una persona, es un neumático o una IA, ¿no?

P. En La casa un grupo de hermanos se reúne para hablar sobre qué se va a hacer con la residencia veraniega de su infancia tras la muerte del padre. Y se hablan de muchas cosas.

R. Esta habla de muchas cosas pero a la vez es muy sencilla, no es pretenciosa. En general, aborda cómo resolver las heridas y expone las las múltiples facetas curativas que tiene el amor fraternal. La cultura sirve para cosas como ésta. Lo decía al recoger el Goya [el intérprete se hizo este año con el Premio al Mejor Actor Protagonista por su Eugenio de Saben Aquell]: "Tengo miedo y a veces las películas sirven para olvidarte del miedo un ratito". Mi personaje de La casa es escritor y, de manera indirecta, refleja cómo las personas vinculadas a la cultura quizás posean esa sensibilidad especial para abordar ciertos temas.

P. En la presentación de la película Óscar de la Fuente se emocionó al recordar cómo algunas situaciones del filme están muy vinculadas a su propia historia familiar. ¿A usted le ocurre algo parecido?

R. Fue muy curioso cuando me llegó el proyecto... Yo no era la primera opción para mi personaje, pero el actor que había sido elegido falló por algo. Cuando me llegó el proyecto, mi abuela tenía algo que hacer con su casa, mis padres están por ahí hablando de ese tema y pensé: "Hostia, qué fuerte que me llegue esta película ahora". Pensé que la película me estaba llamando.

P. ¿Qué ha aprendido con esta película?

R. Que lo importante es recordar, acordarse de los nuestros aunque a veces sea demasiado tarde. A mi padre se le murió su padre, mi abuelo, y nunca se dijeron "Te quiero". Yo a mi hija, de seis años, le digo te quiero constantemente, a veces un poco demasiado: "¡Lupe, cómete los macarrones, te quiero!" [Ríe] Es que es lo más importante de todo, el momento, vivir el momento. Nuestros padres no solo nos han dado la genética. Hay una frase muy bonita: "Los padres están educando cuando no saben que están educando". En realidad, los padres educamos cuando decimos "¡Acábate la comida!" sino cuando nuestros hijos nos ven relacionándonos con el mundo. Si tu padre era un tío majo, educado, que decía "gracias" a los camareros, tú lo vas a hacer, pero porque lo has visto. Estoy convencido de eso.

P. Una de las grandes cualidades de La casa es su sencillez y modestia. Además, apenas dura 83 minutos..

R. Los objetos nos sobreviven y eso es increíble porque eso no me pasará a mí, ni a ti ni a tus amigos ni al resto de la gente. La capacidad que tenemos los humanos de volcar tanto amor y cariño en cosas que a priori parecen no tener importancia y cuyo valor sólo reconocerías si fueras del núcleo familiar, me parece algo muy bonito. Esa casa, la casa de La casa, es un personaje de la película. Como todas las casas, el lugar donde vivimos, las paredes, todo aquello que ha podido ser alcanzado por algún tipo de emoción o sentimiento único, nuestro... Todo eso posee una historia y eso es precioso.