CÓMIC

Daniel Clowes: "He estado siempre haciendo el mismo libro, una y otra vez"

'Monica', la nueva novela gráfica de Daniel Clowes, confirma que el autor de 'Ghost World' ha alcanzado una asombrosa madurez creativa

Daniel Clowes, en Barcelona en 2019.

Daniel Clowes, en Barcelona en 2019. / Ferrán Nadeu

"No acostumbro a hablar de mí o de mi trabajo con nadie salvo con mi esposa. Por eso, tener que hacerlo con otras personas me resulta una experiencia muy rara. En todo caso, creo que no soy el único al que le sucede. Todos los dibujantes de cómics que conozco son personas muy tranquilas, reservadas, a las que no les gusta hablar de sí mismas. Sin embargo, en el mundo en que vivimos tenemos que promocionar nuestros trabajos. En mi caso, como solo hago entrevistas cada vez que saco un nuevo libro, solo tengo que enfrentarme a esto cada cuatro o cinco años", confiesa a través de la línea telefónica Daniel Clowes, uno de los autores de cómic actuales más relevantes que, como él mismo adelantaba, se encuentra en plena promoción de Monica, su última novela gráfica, publicada en España por la editorial riojana Fulgencio Pimentel.

"Para mí cada libro es diferente. Cuando estoy trabajando en ellos, pienso en hacer algo completamente distinto a lo anterior. Luego, cuando lo veo acabado, me doy cuenta de que he estado haciendo siempre el mismo libro una y otra vez, solo que con diferentes permutaciones. Es algo que también le sucede a Hitchcock, uno de mis creadores favoritos, que también hizo la misma película una y otra vez con ligeras variaciones, o a George Herriman y sus historietas de Krazy Kat en las que, a pesar de su sencillez, nunca dejó de innovar".

En una de las estanterías de su estudio, Daniel Clowes tiene todos sus libros a mano. Con tan solo mirar los lomos, es capaz de repasar toda su vida de un solo vistazo. "Cuando estaba diseñando el lomo de Monica, me daba cuenta de que este libro era diferente a los demás. Monica me ha servido para reexaminar un montón de cosas que ya hice cuando era más joven, cuando no pensaba las cosas como las pienso ahora, cuando era más impulsivo y menos reflexivo o cuando no veía las cosas desde diferentes perspectivas. En ese sentido, creo que Monica es una interesante culminación de mi carrera", comenta el autor, que continúa en este nuevo trabajo lo iniciado con el anterior, Paciencia, una novela gráfica en la que reflexionaba sobre aquellos temas vitales que habían empezado a preocuparle en su madurez tanto personal como creativa. Por ejemplo, la paternidad, la muerte y la imposibilidad de volver atrás para corregir las malas decisiones tomadas a lo largo de la vida.

Monica está hecho exclusivamente para mí. Mi única audiencia era yo mismo y no me importaba lo que los demás pudieran pensar de él"

"Tanto Paciencia como Monica se mueven en una dirección diferente a la de los libros anteriores. En el caso de Monica, ni siquiera me he preocupado por el lector. En mis primeros libros buscaba que todo tuviera sentido, que fuera claro, que fuera interesante para aquel que los leía. Sin embargo, Monica está hecho exclusivamente para mí. Mi única audiencia era yo mismo y no me importaba lo que los demás pudieran pensar de él. En un primer momento, incluso me planteé imprimir simplemente unas pocas copias de Monica y regalarlo entre mis amigos. Solo cuando empecé a enseñarlo y vi que tenía buena acogida, me animé a mostrárselo al resto del mundo".

El eterno femenino

Organizado en capítulos breves, Monica es una obra de madurez en lo conceptual cuya estructura recuerda a los primeros trabajos de Clowes, publicados en formato comic-book, esas revistas de 16 o 32 páginas con historias cortas y que las dinámicas del mercado han arrinconado hasta confinarlo al mundo de los fanzines o la edición amateur.

Páginas interiores de 'Monica', de Daniel Clowes.

Páginas interiores de 'Monica', de Daniel Clowes. / Cedida

"En la época en la que hacía Eight Ball me gustaba dibujar una cosa, acabarla y ponerme a hacer la siguiente. En parte era por hacer cosas diferentes y en parte porque tampoco tenía muchas ideas que llegasen más lejos o permitieran un mayor desarrollo. Actualmente sí tengo ideas más largas. De hecho tengo de las dos: ideas muy cortas o ideas que necesitan mucho espacio para ser desarrolladas. La estructura por capítulos de Monica permitía hacer formato comic-book, pero mi editor nunca me lo hubiera aceptado porque la forma en que funciona el negocio ahora no lo permite. En todo caso, no descarto que, cuando el libro lleve ya un tiempo publicado, saque una edición limitada en cómic-book".

A pesar de esas diferencias entre Monica y el resto de su obra, la nueva novela gráfica de Daniel Clowes comparte elementos comunes con el resto de sus libros. Por ejemplo, la preferencia por personajes femeninos, que resultan más complejos, interesantes y poderosos que los masculinos, caracterizados por su pusilanimidad, su cobardía y su simpleza.

"Me resulta muy complicado crear personajes hombres jóvenes que resulten agradables o caigan bien. No sé cuál es la razón", se pregunta Clowes que, tras pensar un instante, se aventura a dar una respuesta. "Tal vez sea porque conocí a demasiados adolescentes insoportables cuando era joven, aunque también puede ser porque los hombres en mi infancia no tenían mucho misterio para mí. Las mujeres de mi vida, sin embargo, eran más complejas, tenían secretos, sus emociones eran más difíciles de comprender. Siempre intenté trasladar eso a mis personajes. Por otra parte, llevo casado con mi mujer treinta y un años, hemos pasado mucho tiempo juntos y nos comprendemos mejor que con cualquier otra persona. Nuestra relación es muy estrecha y, en muchas ocasiones, veo el mundo a través de sus ojos, me fijo en cómo hace las cosas y me fascina la forma en que tiene de hacerlas. Creo que es una combinación de todas esas cosas".

Viñetas de 'Monica'../ Cedida


Una especie de amistad

Nacido en Chicago en 1961, Daniel Clowes se aficionó al cómic leyendo tebeos de la editorial EC, cabeceras míticas como Mad Magazine, las aventuras de Superman y los primeros cómics Marvel. En la adolescencia conoció a los autores de cómic underground como Robert Crumb o Clay Wilson y, poco antes de convertirse en profesional del medio, fue testigo de la nueva edad de oro que supuso para el cómic estadounidense la revista Raw de Art Spiegelman.

"Sigo leyendo cómics. Muchos de los autores que me gustan son muy obvios, como Chris Ware, o los Hermanos Hernández, pero también me interesa gente nueva y súper talentosa que está haciendo cosas realmente buenas. Por ejemplo, Simon Hanselmann, que es un escritor divertidísimo y un dibujante realmente brillante. En todo caso, soy consciente de que cada vez hay menos gente que lee cómics", explica Clowes que, ajeno a innovaciones tecnológicas y experimentos, se considera defensor del cómic más convencional.

"Ahora hay apps que permiten leer cómics en el móvil o en el ordenador, pero artística y narrativamente suelen ser propuestas muy planas y simples. Por eso, aunque soy consciente de que cada vez hay menos gente que lee cómics, es para ellos para los que trabajo. Para aquellos que se sientan en una habitación con el libro, sin cascos, ni vídeos ni todas esas cosas, porque lo que busco es transmitir mi propia experiencia a los demás. La experiencia de que una persona le hable a otra y establezcan entre sí una especie de amistad", explica Clowes, para el que algunos de sus recursos narrativos, como sus finales abiertos, permiten estrechar esa relación de confianza con el lector.

"No me gustan los finales totalmente cerrados, prefiero aquellos en los que tengas que ser tú el que le ponga el final. De hecho, lo que más me gusta es que el lector no pueda dejar de leer el libro, que tenga que abrirlo desde el principio y leerlo de nuevo para saber de verdad qué es lo que ha sucedido. Que el lector busque qué he querido hacer yo como final. De esa forma, puede que coincida con lo que él entiende y, en ese caso, sí que habrá un final único".