ENTREVISTA

Debbie Harry: “Quiero seguir siendo creativa, no sentarme a pensar en lo maravilloso que fue el pasado”

La cantante de Blondie, leyenda viva de la música y de otras artes, desembarca este viernes en Madrid para protagonizar diferentes eventos en el marco del festival Rizoma.

Debbie Harry, cantante de Blondie, en un directo reciente.

Debbie Harry, cantante de Blondie, en un directo reciente. / Cedida

Debbie Harry visita esa semana Madrid como homenajeada en el festival de cine y cultura entrelazada Rizoma. La cantante y actriz norteamericana, referente de la música, el cine, el arte, lo femenino y lo queer durante las últimas décadas, visita la capital con una más que intensa agenda de actividades. Serán cuatro días en los que conversará con su director creativo Rob Roth en el Espacio Fundación Telefónica (viernes 17 a las 19h), presentará la proyección del mediometraje documental Vivir en La Habana en la Sala Equis (sábado 18 a las 13h), firmará ejemplares de su autobiografía De cara en la FNAC de Callao (domingo 19 a las 12.30h), recogerá el Premio Bosque de Artistas en el acto de clausura del festival Rizoma (domingo 19 a las 20.30h) y ofrecerá una charla con la cineasta Isabel Coixet en el Cine Paz (lunes 20 a las 20h), tras la cual se proyectará la película Mi vida sin mí, en la que trabajaron juntas.

La norteamericana admite cierta sorpresa con el título de uno de los eventos (Conoce al icono), que asume, como casi todo, con serenidad. “Parece ser la palabra que se utiliza actualmente para personas que son conocidas públicamente. Ya no se usa tanto el término 'estrella', así que probablemente es más o menos lo mismo, ¿no?”, reflexiona. ¿Se encuentra cómoda la frontwoman de la banda Blondie con etiquetas así de contundentes? “Supongo que no tengo elección”, concluye. No le falta razón.

Blondie visitaron en 2019 la Habana como parte de un intercambio cultural a través del Ministerio de Cultura de Cuba. Una visita que los componentes del grupo habían imaginado muchas veces a lo largo de décadas, sobre todo el guitarrista Chris Stein, y que finalmente se hizo realidad. Stein no pudo, finalmente, viajar a Cuba por problemas personales, pero la banda ofreció una actuación en directo y tuvo la oportunidad de compartir experiencias con artistas locales. Aquellos días los retrata el cortometraje documental Vivir en la Habana, dirigido por Rob Roth, que se proyectará en el Rizoma.

Para Debbie Harry, aquel intercambio cultural supuso una gran oportunidad. “Pudimos hacer música con algunos intstrumentistas y cantantes cubanos maravillosos y compartir escenario haciendo algunos de nuestros temas. Me hubiera gustado participar en su música para que hubiese sido un programa cultural recíproco, habría sido muy bonito”, cuenta. Aunque la visita fue breve, de solo un par de días, "tuvimos la suerte de poder hacer algunas grabaciones”. Ese material es la base de un documental que utiliza diversos recursos audiovisuales para vertebrar una pequeña gran historia. Harry destaca cómo “políticamente, siendo estadounidense, me sentí muy privilegiada y muy feliz de poder estar allí, especialmente porque fuimos a hacer música y no solo de turistas. Mi único arrepentimiento es que no pude ver más del país”.

Conexión con el cine


Debbie Harry tendrá también la oportunidad de reencontrarse con la directora catalana Isabel Coixet, con la que trabajó en dos películas, Mi vida sin mí y Elegy, para un visionado de la primera. La norteamericana tiene gratos recuerdos de una película intensa en la que su presencia e interpretación resultan, aún hoy, apabullantes. “La historia es tan hermosa”, recuerda la estrella. “No sé de dónde sacó la idea Isabel, pero es muy dulce, muy tierna. Y Sarah Polley es una actriz estupenda. Recuerdo dos escenas en particular que se han quedado conmigo: una en la que estoy comiendo en la caravana con el niño pequeño, y otra en la que estamos en el coche Sarah y yo, no sé si conduciendo. Tendría que buscar el guion. No la he visto en muchos años”.

Sus colaboraciones con Isabel Coixet forman parte del más de medio centenar de proyectos audiovisuales en los que ha participado a lo largo de los años, en los cuales ha mostrado una gran versatilidad, trabajando con directores como David Cronenberg, John Carpenter, John Waters, James Mangold o Jonas Akerlund. “Creo que he tenido la suerte de haber podido ser diferentes personajes sin estar atada a una imagen o un estilo particular”, destaca. “Aunque no trabajo constantemente como actriz, a veces desearía hacerlo. Me siento muy afortunada”, concluye.

Para la cantante de Blondie, la diferencia entre la interpretación y la música radica en que la primera es una experiencia mucho más interior. “Cuando estás frente a la cámara, solo tú con el director -y en ocasiones, la gente con quien estás en las escenas- sabes si lo estás haciendo bien. Cuando estás frente al público en un escenario, la respuesta es instantánea”, puntualiza.

Una de esas respuestas instantáneas, abrumadoramente positiva, se produjo cuando Blondie actuaron este verano en el veterano festival de Glastonbury, en Reino Unido, donde Debby Harry derrochó energía y carisma repasando algunos de los grandes hits de su banda. “Fue maravilloso estar allí, tocando delante de tanta gente. Además, pude ver actuar a Elton John, y Paul McCartney me dio un beso”, rememora divertida.

Una vida nada ordinaria


Compartir escenario y anécdotas con algunas de las últimas grandes leyendas del pop del siglo XX es tan solo una pequeña gota en el océano de experiencias que ha sido la vida de Debbie Harry a lo largo de sus intensos 78 años de vida. En su biografía De cara (Libros Cúpula, 2020), la cantante repasa con serenidad hitos, momentos truculentos y anécdotas 100% rock and roll junto a gente como David Bowie, Iggy Pop o Phil Spector. “Quería ser un poco abstracta y no violentamente emocional al contar todas estas historias. De alguna manera, siento que los hechos hablan por sí mismos”, dice la artista.

Harry confiesa que no fue un trabajo difícil: “no estaba prepara para escribir este libro yo sola. Parte de él surge de entrevistas, y en otras ocasiones me sentaba y escribía pequeñas composiciones que sentía que formaban parte de mi experiencia, y que luego había que editar. Editar todo ha sido un trabajo tremendo”. La cantante admite que el proceso de escritura, inevitablemente, le conmovió y despertó algunos recuerdos enterrados. Sin embargo, asegura no ser una persona nostálgica. “Me gustan las cosas nuevas. Me alegro de tener una buena reputación, pero quiero mejorarla. “Quiero seguir siendo creativa. No es mi intención sentarme a pensar en lo maravilloso que fue el pasado. No es mi forma de pensar”, subraya, y añade que lo que le gusta “es seguir trabajando”.

“A veces es frustrante y otras veces resulta motivador”, prosigue. “Creo que eso es lo que me gusta, tener una experiencia emocional variada en mi vida. Sería bueno si todo fuese perfecto todo el rato, aunque a veces las cosas son aterradoras, y otras me conmueven. Me gusta eso: no me apetece sentarme y estar tranquila, quiero sentir todo eso, supongo que soy un poco codiciosa en ese aspecto”. Debby Harry confiesa sentirse feliz al seguir siendo una artista durante todos estos años y satisfecha con el trabajo realizado.

Blondie, con Harry al frente, actuando en el legendario club neoyorquino CBGB en 1977./ Godlis


Sigue residiendo en Nueva York (compaginando estancias en Monmouth County, New Jersey), ciudad que ha sido testigo de algunos de los momentos más intensos de su biografía. No se ha dejado llevar por las voces que aseguran que la Gran Manzana ya no es lo que era. “Creo que Nueva York sigue siendo vibrante. Las ciudades son lugares donde acude la gente que quiere comunicarse, intercambiar ideas y tener una vida social, una experiencia diferente, tal vez, a donde crecieron. Es donde va la gente más joven. Y si eso es enriquecedor, siempre será así”, razona.

Ya al final de la conversación, reflexiona sobre cómo, inevitablemente, las ciudades viven cíclicamente explosiones culturales que las ponen en el foco en un momento determinado. “Creo que es algo forma parte de la naturaleza humana y, para mí, eso es muy emocionante, me encanta esa sensación. La he experimentado en Madrid y Barcelona, en ambas ciudades con la arquitectura y el tipo de vida y de gente que vive allí y que he podido conocer”, concluye.