ENTREVISTA

Luz Casal: "He sido siempre una persona muy libre porque me lo he currado"

“Estoy hastiada de ver que, una vez más, hay un conflicto armado donde los más afectados son los más débiles”

Luz Casal.

Luz Casal.

Ágatha de Santos

En Las ventanas de mi alma, Luz Casal (Boimorto, 1958) convierte en canciones sus reflexiones y sus vivencias, emocionales, intelectuales y físicas, dice, del periodo que va desde su anterior disco, Que corra el aire (2018) hasta hoy, cinco largos años atravesados por una pandemia que aisló al mundo y en la que la cantante gallega demostró que es una voz con alma. “Hola, qué tal” fue la frase que escucharon más de 2.000 personas durante el confinamiento al aceptar la llamada. Al otro lado, la artista gallega permanecía atenta a sus palabras, a cada una de sus historias porque, en esta ocasión, era ella la oyente. Esta experiencia inspira el primer sencillo de su decimosexto disco, que los próximos 6 y 7 de octubre (20.30 horas) presentará en el Teatro Afundación de Vigo, en un concierto que organiza Cávea Producciones y que cuenta con el patrocinio de la Xunta y Xacobeo. Será su última parada este año en territorio gallego.

Éste es su álbum más personal y más íntimo. ¿Cada vez se desnuda más en sus discos?

Cada álbum refleja las inquietudes, los deseos, las frustraciones de cada momento, de cada época, y se ha dado la circunstancia de haber pasado un periodo de confinamiento y una pandemia. Pero me preocupa que la gente que no lo haya escuchado aún piense que es íntimo en el sentido de triste y lento. No. Hay canciones que tienen sarcasmo y que son divertirse. En el disco hay de todo porque si no, sería una persona simple y nunca me he considerado una persona simple. Todo lo contrario. Soy compleja porque la vida da muchas oportunidades para ser regular, mala, malísima, buena y buenísima. Cuando tu manera de expresarte y de compartir con los demás son las canciones, es ahí lo muestras todo. Yo siempre digo que una de las mayores libertades que te da ser solista es que expresas lo que te da la gana, no tienes que consensuar ni consultar nada con otras personas.

¿El paso del tiempo nos hace más libres para expresarnos?

No sé si es una cuestión de edad o de personalidad. Creo que yo he sido siempre una persona que ha gozado de libertad porque me la he currado. He huido de las situaciones y de las cosas que era obvio que me iban a restar la libertad de hacer las cosas que quería hacer.

El tema “Hola, ¿qué tal?” surge a raíz de las llamadas que hizo a 2.000 personas durante el confinamiento. ¿Qué se animó a hacerlo?

Pues distanciarme de lo que era obvio, que era hacer música y compartirla, porque es muy fácil escuchar música a golpe de ratón y lo que parecía que era más urgente, dadas las circunstancias, era tener un contacto más íntimo, más cercano con la gente, con gente, por supuesto, desconocida en un 99,9%.

¿Qué lección se llevó usted de esta experiencia?

La primera, tener ese contacto directo con la gente y con su situación real, lo que me hizo reflexionar sobre muchísimas cosas. Pero quizás, una de las lecciones más valiosas entre las muchas que he sacado, es lo importante que es ponerte a escuchar lo que la otra persona quiere decir porque le produces alivio, le produces compañía, le produces cosas que no son tangibles pero que hacen que esa persona se quede en un estado un poco más apacible, mejor.

¿Somos una sociedad cada vez más solitaria?

¿Cuándo se dio cuenta de que esa experiencia iba a convertirse también en una canción?

No era mi propósito que fuera una canción, pero, como decía antes, al final un álbum es el reflejo de una inquietud, de una experiencia, de un deseo... Y de toda esa experiencia, en vez de sacar canciones con cierto tono dramático o pesimista, lo que salió fue una canción casi amable: te llamo para saber cómo estás, como haces con un amigo que llevas tiempo sin hablar con él. ¿Por qué llama? Por nada, sólo para saber cómo estás.

Sus discos se mueven siempre entre distintos géneros musicales. ¿Esto es algo consciente o es algo espontáneo? ¿Cada letra necesita un ritmo, una melodía?

Lo ha apuntado muy bien. Cada letra, cada historia, cada sensación o sentimiento te va marcando qué es lo que necesitas para redondear esa canción, para ambientar esa canción. Pero no soy consciente. Sólo sé que hay una variedad de estilos musicales que llevo practicando desde el principio de mi carrera oficial y que me hacen aventurarme, que me hacen reflejarme de maneras distintas.

"Me preocupa que un día mis canciones no interesen a otros"

¿Con el paso de los años se siente una mayor responsabilidad cada vez que se saca un disco por las posibles comparaciones con todo lo anterior?

No, pero sí es una tremenda sensación de, no diría que de angustia, pero sí de preocupación por si mis canciones seguirán interesando a otros. No me conformo con lo primero que se me ocurre. Pero que comparen una canción con otra o puedan decir que ésta es mejor o menos interesante que otra no me preocupa. Mi responsabilidad va por ser lo más exigente posible para ofrecer el trabajo más brillante del que sea capaz en ese momento.

En este disco recupera “Un poco más de amor”, que Carmen Santonja compuso para usted en plena guerra de Bosnia, en los 90, y que hasta ahora estuvo en el cajón. ¿Qué le anima a recuperarlo 30 años después?

Más que animarme, me obligó la pesadez, el cansancio, el hastío de ver que una vez más hay un conflicto armado donde los más afectados son siempre los más débiles, aquellos que no tienen culpa.

¿No aprendemos?

Lamentablemente, de ciertas cosas, no. Menos mal que alguna gente tenemos una cierta sensibilidad para darnos cuenta, analizarlo y compartirlo con otra gente y, por otro lado, intentamos que aquellos que no tienen capacidad para reflexionar y para ver más allá de su vida vean cómo se hacen cosas que lo único que sirven es para provocar dolor, cuando no muerte.

¿Nos ha pasado lo mismo con el COVID, del que parecía que íbamos a sacar muchas lecciones, pero del que no parece que no hemos aprendido mucho?

En general no se ha notado un gran cambio, la verdad. Seguimos preocupándonos por cosas que no tienen importancia. Lo digo en “Sueve es la noche”, donde me doy cuenta de lo que verdaderamente es importante en mi vida. Tengo la impresión de que muchísima gente no se da cuenta de qué cosas son importantes en la vida.

Superar una pandemia no parece que sirva para que nos demos cuenta de qué es lo realmente importante en la vida. ¿Superar dos cánceres, como en su caso, le cambian a uno el chip?

No, no en profundidad, puede que en aspectos como apreciar la amistad, apreciar la entrega de la gente que te cuidaba, apreciar que se te pueda acabar el chollo de un momento para el otro. En esencia, sigo siendo la misma persona, pero con esos añadidos, con esas alertas.