EXPOSICIÓN

Arte latinoamericano para celebrar los 60 años de 'Rayuela'

La sede madrileña de la galería Marlborough inaugura la temporada con una exposición colectiva que reinterpreta el libro de Julio Cortázar

Plano de París para la exposición sobre 'Rayuela'.

Plano de París para la exposición sobre 'Rayuela'. / FERNANDO BRYCE

En 1963, Julio Cortázar publicó Rayuela, una novela con la que, según sus propias palabras, intentó "escribir un libro en donde el lector, en vez de leer la novela así, consecutivamente, tuviera en primer lugar diferentes opciones. Lo cual lo situaba ya casi en un pie de igualdad con el autor, porque el autor también había tomado diferentes opciones al escribir el libro". 60 años después, esta obra del escritor argentino ha inspirado Rayuela / El orden falso, una exposición colectiva que inaugura la nueva temporada de la sede madrileña de la galería Marlborough y que ha contado con la colaboración de la Embajada Argentina en España.

"La galería me invitó a realizar una exposición de artistas latinoamericanos pero, después de haber hecho Latinoamérica en ARCO y Versiones del Sur en el Reina Sofía, necesitaba encontrar una excusa que aglutinase a todos esos artistas —explica Octavio Zaya, comisario de la muestra—. Recordé que se cumplían los 60 años de Rayuela, libro que inició el boom latinoamericano y que para mí fue muy importante. Además, tenía la ventaja de ser una novela que permitía a los artistas indagar en los diferentes aspectos de una obra interminable, porque el hecho de que se pueda leer de diferentes formas lo convierte en un libro infinito".

Según Cortázar, a la hora de enfrentarse a Rayuela el lector tenía diferentes posibilidades: "Dejar de lado una parte del libro y leer otra, o leerla en otro orden y crearse un mundo en el cual él desempeñaba un papel activo". A pesar de que el autor reconocía que la mayor parte de lectores habían acabado aceptando la novela en su conjunto como un libro, "lo que la había convertido en una novela como cualquier otra", tampoco olvidaba que "muchos de esos lectores han sentido que se les reclamaba una participación más activa. Es lo que yo llamo en el libro 'el lector cómplice'".

Julio Cortázar, autor de 'Rayuela', fotografiado por Leopoldo Pomés para su antología fotográfica.

Julio Cortázar, autor de 'Rayuela', fotografiado por Leopoldo Pomés para su antología fotográfica. / LEPOLDO POMÉS

Si bien en el caso de los lectores la complicidad era optativa, en el caso de los 14 artistas seleccionados por Octavio Zaya esa actitud ha sido imprescindible para conseguir volcar en sus obras aquello que les sugería Rayuela. Una condición que venía a sumarse a las dos exigencias puestas por el comisario para participar en la convocatoria: entender el castellano y haber leído el libro.

"Bueno, tampoco se exigía leerla entera, justamente porque se trata de un libro que puede tener 15 capítulos o 200.000, según la forma en que tú quieras leerla. Bastaba simplemente con que se familiarizasen con ella y reprodujeran en las obras lo que implicaba el libro para cada uno de ellos. De hecho, la exposición lleva como título El orden falso porque no hay un orden específico para enfrentarse a todo ese torbellino de historias y situaciones, sino un desorden que implica tanto a los artistas como al público. En último término, serán los visitantes los que decidan cómo van a visitar la exposición, qué les interesa más, qué dejan atrás… En el fondo, van a ser ellos los que finalmente completen la obra".

Todo es 'Rayuela'

Rayuela / El orden falso reúne a catorce artistas con una amplia trayectoria internacional, algunos de los cuales han producido obra original para la muestra y otros han recuperado piezas ya existentes y que, por esos vericuetos de la obra de Cortazar, encajan perfectamente en la propuesta de Zaya.

Entre las piezas que ya existían se encuentra una alfombra tejida por Marilá Dardot y Flavio Morais que reproduce la portada de la primera edición de Rayuela en Sudamericana o una instalación de Amalia Pica que explora la figura de La Maga a través de una veintena de libros en los que se han seleccionado fragmentos referentes a ese carismático personaje. Por su parte, entre los autores que han creado obra nueva expresamente para la ocasión están Tania Candiani, con una instalación en papel y metal cuyo efecto se asemeja a las páginas de un libro, y Fernando Bryce, con una serie de dibujos en tinta sobre papel de diferentes formatos y que tal vez sean las obras que más literalmente se acercan a la obra de Cortazar y a su contexto histórico político.

Obra de la exposición 'Rayuela / El orden falso'.

Obra de Amalia Pica para la exposición 'Rayuela / El orden falso'. / Cortesía de Galería Marlborough

"Las ideas de Octavio son muy interesantes. He trabajado mucho con él y conoce mi obra como mentor y como rector, porque en ocasiones también recurro a él para hablar de mi trabajo —relata el peruano Fernando Bryce—. En el caso de Rayuela, aunque había leído cuentos de Cortazar cuando era joven, la novela la abandoné a las 50 páginas. Cuando Octavio me propuso el proyecto, la releí, o más bien la leí de nuevo por completo, y descubrí muchas cosas. Por ejemplo, reminiscencias de mi vida porque, a mediados de los 70, viví en París y tuve un poco esa vida de estudiante bohemio que se muestra en ella".

Esa relación entre el artista y el territorio de la novela hizo que Bryce decidiera que una de las piezas sería un dibujo a tinta que representase un plano de París, en el que se incluyen las calles que se mencionan en el libro y los retratos de algunos de sus personajes. "Entre otros, están el conde de Lautréamont, Madame Blavatsky, Mondrian, Alfred Jarry, Oliveira, cuya cara es la de un personajes de una serie de televisión argentina, la Maga, cuyo rostro es el de mi mujer, y Henry Von Lima, para el que utilicé una fotografía mía de cuando era joven", explica Bryce que, en otra pieza, ha incluido objetos que aparecen de manera recurrente en el libro. "Por ejemplo, cigarrillos o el vino, representado con un anuncio en el que aparecen dos gauchos y cuyo eslogan es 'la meta: vivir no más'".

Heredera de novelas como Tristram Shandy o Ulises, Rayuela ha estado rodeada de un halo mítico que ha hecho que muchos lectores se acerquen a ella con miedo reverencial o que ni siquiera se acerquen, temerosos de no estar a la altura del juego literario que propone el autor. No es el caso de Fernando Bryce que, tras ese primer intento fallido, se ha enfrentado a la obra de Cortázar sin caer en la solemnidad y con grandes dosis de humor.

Cartel de 'Blow Up', basada en los relatos de Cortázar. / FERNANDO BRYCE


"Otra de las piezas es una superposición de textos e imágenes en la que aparece, por ejemplo, un Cortázar disfrazado de vampiro, con las uñas pintadas, lo que le da un toque muy queer. Otras piezas abordan la relación del escritor con el cine, como el dibujo de un cartel de Blow Up y otro de La intimidad de los parques, ambos basados en relatos de Cortázar, que no quedó muy convencido de la segunda porque él había localizado la historia en Atenas y Manuel Antín, el director, la ambientó en Machu Pichu. Luego he incluido también un dibujo de Anteojitos, personaje de cómic infantil argentino propio de esa época y que yo leía de pequeño porque también se vendía en Perú".

Periódico que menciona 'El libro de Manuel', una de las obras más políticas de Cortázar. / FERNANDO BRYCE


La última de las piezas de Bryce es un dibujo a tinta que incluye algunos de los acontecimientos acaecidos entre la publicación de Rayuela en 1963 y la aparición de la siguiente obra del escritor en 1973. "Es una pieza que repasa las noticias que interesaron a Cortázar en ese tiempo. Por ejemplo, la dictadura de Onganía, el mayo del 68, el Cordobazo, el encuentro del escritor con Allende en 1970, la masacre que Trelew, las acciones del ERP y Montoneros, el regreso de Perón, la matanza de Ezeiza o noticias un poco más anecdóticas, como la subida del coste de la vida en la Rive Gauche que era donde vivía Cortázar y que acabarían dando lugar a El libro de Manuel, un trabajo del que se llega a disculpar ante los lectores porque era mucho más político que los anteriores. Aunque aparentemente parezca todo un poco inconexo, hay un hilo narrativo en todo ello, lo mismo que sucede con Rayuela", concluye.

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