MÚSICA

En la fábrica española que resucita los cassettes: "Es un formato cómodo y barato. Tiene futuro"

Tras el ‘boom’ del vinilo, el regreso de las cintas ya es una realidad: han aumentado sus ventas hasta un 125% gracias a la nostalgia que han despertado The 1975, Kylie Minogue y Lady Gaga

La Cassettería es la primera fábrica de cintas en España tras resurgir el formato en el mercado.

La Cassettería es la primera fábrica de cintas en España tras resurgir el formato en el mercado. / EVA DIAPASÓN

Pedro del Corral

Pedro del Corral

La idea parecía sencilla. Incluso un tanto cursi. Bastaba con grabar en una TDK 90 una ristra de canciones más o menos romanticonas que, con un poco de suerte, tocaría la fibra de ese amor platónico. O crush, como se les llama ahora. No importaba tanto que fuesen de Bon Jovi, Nacha Pop o The Police, sino que sus estrofas escondiesen ese sutil mensaje con el que coquetear más tarde. Un plan casi infalible. Casi. “¿Cómo te atreves a pedirme matrimonio si, hace apenas dos días, estabas regalando una cinta a otra chica?”, reprocha Iben Hjejle a John Cussack en Alta fidelidad. Y cuidado. La adaptación cinematográfica de la novela homónima de Nick Hornby reflejaba una realidad aplastante: todo lo que empezaba con un inofensivo cassette podía terminar en un pecado capital.

Este regreso ha estado motivado por el fenómeno fan que han despertado las bandas sonoras de 'Guardianes de la Galaxia' y 'Stranger Things'

Ahora, imagínense la misma situación, pero con una playlist de por medio. Porque sí, hay gente que también las regala. Aunque con el riesgo de que, entre tema y tema, suene un anuncio sobre “los mejores himnos de reggaeton para petarlo este octubre”. Ninguna gracia. Así que, ya sea por reducir riesgos innecesarios o por mantener fresca la pasión ochentera, ya hay quienes han recuperado la tradición de volver al formato de plástico. En parte, motivados por el fenómeno fan que han despertado las bandas sonoras de Guardianes de la Galaxia, Stranger Things y Por 13 razones. “Volverá a ponerse de moda”, vaticina Niño de Elche, que apostó por él en Calle de Arriba, 73 (2015) y Kárate Press (2018). “Es barato y cómodo de almacenar. Aunque decir esto teniendo lo digital, puede parecer una broma”.

Ese característico sonido metálico y analógico es el principal atractivo para quienes, a día de hoy, siguen apostando por él. Recuerda al pasado y eso, en un momento de nostalgia intravenosa, no tiene precio. Luis González fue uno de los primeros en darse cuenta en nuestro país. Él es el creador de la discográfica Ciudad Oasis y también el artífice de La Cassettería, la primera fábrica de cintas en España tras su resurrección. "A ver qué tal sale", dice entre risas. Aunque todo parece indicar que bien: desde que abrió su establecimiento en la calle Conde Duque de Madrid en verano de 2020, no ha dejado de recibir encargos. Y la tendencia parece que no va a cambiar: "Los artistas buscan siempre diferenciarse, de ahí que demanden formatos mucho más artesanos y particulares que antes. Es una vieja-nueva apuesta".

Luis González es el creador de la discográfica Ciudad Oasis y también el artífice de La Cassettería.

Luis González es el creador de la discográfica Ciudad Oasis y también el artífice de La Cassettería. / EVA DIAPASÓN

El principal hándicap que tuvo el equipo de González fue localizar la maquinaria necesaria para poner en marcha la iniciativa, pues ya no se produce con tanta facilidad como antes. Finalmente, la encontraron en el norte de Europa. "El proceso comienza con una bobina virgen muy similar a la de un VHS, en la que se pueden grabar hasta 50 cassettes de un tirón", relata Pablo González, supervisor y gestor de fabricación. "A continuación, hay que trasladar el material a las enrolladoras que, después, lo cargarán en los plásticos. Y una vez llegados a este punto, tan sólo queda poner la pegatina correspondiente y pensar el tipo de carcasa con su correspondiente portada". El tiempo medio es de 15 días más o menos, en función de la tirada. "Estoy convencido de que nos volveremos a enganchar", apuesta.

La Cassettería se encuentra en la calle Conde Duque, 5, de Madrid.

La Cassettería se encuentra en la calle Conde Duque, 5, de Madrid. / EVA DIAPASÓN

Lady Gaga, Taylor Swift, Kylie Minogue…

En 2019, el debut discográfico de Billie Eilish encabezó las listas gracias a sus más de 4.000 cintas despachadas

Esta fiebre retro-nostálgica ha revivido un artilugio que murió prácticamente sin funeral a manos del disco compacto. Pasó de ser el no va más del mercado a un zombie que vagaba casi en exclusiva por gasolineras. “Hoy, los seguidores las pueden comprar en los conciertos sin miedo a irse de fiesta y romperlo”, bromea Lucas de la Iglesia, guitarrista de Axolotes Mexicanos y líder de Confeti de Odio, una de las jóvenes promesas que más ha reivindicado su figura. “Hay que darle tiempo a las discográficas para que vuelvan a ver el filón”. Como ya ha ocurrido con los vinilos y las polaroids, por ejemplo. Los datos lo avalan: en 2019, el debut discográfico de Billie Eilish, When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, encabezó las listas gracias a sus más de 4.000 cintas despachadas.

Sin embargo, el principal responsable de este regreso ha sido The 1975 al convertir A Brief Inquiry Into Online Relationship en el cassette más vendido de la década. A él le siguen Fearless (2021), de Taylor Swift; Chromatica (2020), de Lady Gaga; The balance (2019), de Catfish and The Bottlemen; y Golden (2018), de Kylie Minogue. Según Nielsen Music, gracias a ellos, el negocio ha crecido un 95% en Reino Unido y un 23% en Estados Unidos en el último año, alcanzando las 157.000 y las 219.000 copias vendidas, respectivamente. “Nuestros primeros recuerdos musicales están en esos rollos que grabábamos a los amigos o en los originales que escuchábamos hasta que se borraban los títulos”, sostiene Ricardo Lezón, cantante y compositor de McEnroe. Su Lluvia y truenos (2017), que publicó junto a The New Raemon, fue una de las tímidas intentonas de la industria española por recuperar una pieza con casi 60 años.

La apuesta de los pequeños sellos

La última propuesta patria la ha protagonizado Zahara que, con 'Puta', ha apostado por todos los formatos existentes hoy

Mientras que en el resto del mundo el Cassette Store Day no ha parado de ampliar sus fronteras, en nuestro país parece que su nicho se ha limitado a páginas y tiendas de segunda mano. Salvo las nuevas ediciones, que pueden adquirirse en la web oficial del artista y en la gira. ¿El motivo? El género musical que despunta en España no se comprende en formato álbum: si bien es cierto que pueden encontrarse singles en vinilo, una cinta sólo está concebida para un disco completo. La última propuesta patria la ha protagonizado Zahara que, con Puta, ha querido lanzar sus nuevas historias en todos los soportes existentes en la actualidad. Una jugada que, en 2017, también hicieron Vega y Viva Suecia. De esta manera, el cassette cobra un papel protagonista. Y, por supuesto, coleccionista. Algo que ha mantenido hasta hoy.

Por ello, algunos pequeñísimos sellos siguen apostando por él de forma casi casera. “Compramos el material vacío y lo grabamos en casa. También imprimimos, cortamos y doblamos el diseño”, explica Marina Short, cofundadora de Jeanne d’Arc. El resultado es, cuanto menos, casi personalizado. El caso de Bofirax resulta un buen ejemplo. El proyecto de Adrià Serarols requería un empaquetado que potenciase su peculiar mezcla de sonidos. “Sólo así se puede entender una obra y leer la coherencia entre sus canciones, dos cosas que se están perdiendo con el streaming”, asegura sobre Scattered lines (2018). Aunque, quizás, ahora que Ariana Grande, Green Day y Selena Gomez se han sumado a lista de artistas que han retomado el mismo formato que encumbró a Camela, Los Chunguitos y Olé Olé, una nueva generación vuelva a aprender a desenroscar la música con el boli Bic. Y, por qué no, a darle su valor.

56 canciones al día

España es un país especialmente propicio para la música. Así lo atestiguan los últimos datos: la mayoría de sus habitantes dedicaron, durante 2019, una media de 19,8 horas semanales a escuchar canciones, lo que se traduce en 2,8 al día. Si aceptamos que la duración aproximada de un tema ronda los tres minutos, estaríamos reproduciendo unos 56 por jornada. Esta es una de las principales conclusiones a la que ha llegado una macroencuesta realizada por la firma AudienceNet para la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) en 21 territorios. A tenor de los resultados que recoge el Music Listening Report, aquí, el consumo mensual se sitúa ocho horas por encima del resto del mundo. Ahora bien, en cuanto a la manera de hacerlo, el streaming gana por goleada: el 64% ya prefiere lo inmaterial a lo físico.