FEMINISMO

Carmen Rico-Godoy, la Nora Ephron española a reivindicar

Ambas escritoras y periodistas se convirtieron en referentes feministas tratando temas relacionados con la mujeres con gran inteligencia, ironía y humor

La escritora y periodista Carmen Rico Godoy presentando su novela 'Fin de fiesta'.

La escritora y periodista Carmen Rico Godoy presentando su novela 'Fin de fiesta'. / EFE/ Ballesteros

En 2015, la figura de Nora Ephron volvió a captar la atención del público más allá de su fiel club de fans. Con el estreno del documental sobre su persona Todo es copia, dirigido por su hijo Jacob Bernstein, muchas periodistas aprovecharon las reseñas de la cinta para traer a su protagonista al presente después de años de títulos descatalogados. La editorial Libros del Asteroide tuvo el buen ojo de publicar su libro de ensayos No me acuerdo de nada en junio de 2022. El revuelo en librerías fue tal, que Anagrama no tardó en recuperar los títulos Ensalada loca y Se acabó el pastel, que habían estado en su catálogo en los 70 pero que hasta ahora solo se podían adquirir de segunda mano. La guinda del pastel la acaba de poner, de nuevo, la editorial cósmica con No me gusta mi cuello, otra antología de artículos recibida con aplausos.

Que las firmas que se han esforzado por recuperar la figura de Ephron en los medios sean femeninas no es ninguna casualidad. Durante toda su carrera, la estadounidense trató temas relacionados con la mujer con tanta ironía, inteligencia y estilo que se convirtió en un faro de guía feminista para muchas congéneres. Esos adjetivos que la definen se pueden aplicar asimismo a otra escritora también casi olvidada y que merece el mismo interés que ella: Carmen Rico-Godoy. Ésta desarrolló su carrera durante la misma época pero en los medios, editoriales y platós de cine españoles y, mientras estuvo en activo, fue una de las autoras más admiradas del país. Es la Nora Ephron española (o al revés).

“Yo tengo un recuerdo de enorme cariño a Carmen y algún día supongo que volverá a saberse de ella. La vida pasa, todos vamos desapareciendo y luego hay quien vuelve. Creo que es un personaje a revalorizar por su ironía, su humor y la mala leche que tenía, me encantaba”, dice la escritora y periodista Maruja Torres, que fue compañera de trabajo y amiga suya durante muchos años. “Era una mujer de fuerte carácter, de gran fondo de ternura y de compañerismo, de mucha personalidad. Era muy inteligente, hija de Josefina Carabias”, indica Torres.

Dedicarse a la misma profesión que su progenitora después de probar otros oficios es solo uno de los muchos puntos en común que la biografía de Rico-Godoy tiene con la de Nora Ephron. Las dos estudiaron Ciencias Políticas, tuvieron hermanas que también destacaron en sus respectivas carreras, se casaron varias veces, fueron periodistas, columnistas y guionistas, se movieron en los círculos de poder, utilizaron su vida como inspiración (cada una a su manera) y se marcharon de manera muy parecida. Y ambas hicieron del humor su bandera. “Más allá de similitudes circunstanciales, lo que me hace pensar en Rico-Godoy como la Nora Ephron de aquí es la gracia, la rapidez y usarse a una misma y las pequeñas desgracias cotidianas como materia de trabajo que, al narrarlas una misma, se convierten en comedia”, sostiene la escritora Aloma Rodríguez.

Representación de 'La costilla de Adán' de Carmen Rico-Godoy en la Feria de Teatro de Aragón en 1999.

Representación de 'La costilla de Adán' de Carmen Rico-Godoy en la Feria de Teatro de Aragón en 1999. / EFE/ Pablo Otín

“Ambas comparten esa pasión por darle la vuelta al cliché desde el humor, siendo el cliché la idiosincrasia de la mujer de la sociedad en la que viven”, dice Andrea Toribio, co-responsable del podcast literario La amiga eres tú junto a Rodriguez. “Es muy difícil hacer humor o sacarle el jugo a algo que ya es, de entrada, gracioso para un sector de la población, el masculino, cuando desde la orilla de las mujeres podría ser motivo de vergüenza o escarnio”.

Vidas paralelas

Carmen Rico-Godoy nació en París en 1939. Su madre había huido de España por la Guerra Civil y su padre José Rico Godoy estaba en prisión. Cuando salió en 1944, la familia se reunió en Madrid y una década más tarde, Carabias se convirtió en la primera corresponsal española en Estados Unidos y se mudaron. Durante ese tiempo y hasta que volvieron a París en 1967, también movidos por el trabajo de su progenitora, Rico-Godoy se licenció en Ciencias Políticas en la Universidad de Georgetown (Washington). En Francia siguió con sus estudios y se especializó en Relaciones Internacionales, empezó a ejercer el periodismo y conoció a su primer marido José Luis Garsino, un argentino con el que tuvo a su único hijo y con el que estuvo casada solo unos años. Durante ese breve espacio de tiempo vivieron en Argentina, pero en 1970 ella se instaló definitivamente en España, ya sin ese esposo.

Nora Ephron nació en Nueva York en 1941, hija de padres guionistas de éxito en Hollywood. Determinada a ser la Dorothy Parker de su generación, empezó a escribir muy pronto y se graduó en Ciencias Políticas en el año 1962 en el Wesley College de Massachusetts. En 1967, se casó con Dan Greenburg, su primer marido, de quien se separó nueve años después. La vida sentimental de Ephron era vox populi mientras que el nombre del primer esposo de la española, por ejemplo, apenas aparece en sus perfiles biográficos. Ambas cogieron su realidad para dar forma a sus obras, pero Rico-Godoy fue más discreta.

Nora Ephron posando en su casa en Nueva York.

Nora Ephron posando en su casa en Nueva York. / LUCAS JACKSON

Se la conocía por su obra, más que personalmente. Quiero decir que no era mediática en el sentido actual”, comenta Nativel Preciado, periodista, escritora y amiga íntima de Carmen Rico-Godoy. “Aparecía mucho en la prensa escrita, en la radio, pero no en televisión. Había que conocerla para valorar su personalidad. De entrada, parecía más distante”, sostiene. Ella, que la trató muy de cerca, explica que tenía “un sentido del humor peculiar. Era muy autocrítica, perfeccionista, ingeniosa, de inteligencia rápida y afectuosa”.

Aunque en una entrevista concedida en 2001 al diario ABC, Carmen Rico-Gody expresó “nunca tuve vocación ni por el periodismo, ni por nada, sólo curiosidad”, ejerció su profesión con fervor. En 1971, fue parte del equipo fundador de Cambio 16, revista insignia de la Transición, donde cultivó su excelencia como cronista política (años más tarde se reunieron en la antología Bajo el ficus de la Moncloa) que también ejerció en otros medios. “Durante la temporada que estuve en Cambio 16, ella me ayudó mucho porque los tíos, como de costumbre, la temían y me decían ‘¡Ten cuidado con Carmen!’. Los tíos no saben que a las mujeres nos gustan las mujeres, sobre todo las inteligentes”, recuerda Maruja Torres. Ya se conocían de antes, porque Rico-Godoy estaba relacionada en el mundo del cine y la periodista barcelonesa había trabajado en Fotogramas. “Me la encontraba en los veranos de Mallorca cuando iba a hacer crónicas por allí y siempre fue muy elegante”, comenta.

Nora Ephron fue reportera durante cinco años en el New York Post, donde escribió sobre política y cualquier tema que le tocase. Posteriormente, tuvo una columna en Esquire, donde hablaba sobre temas femeninos. Una de sus entregas titulada Algunas observaciones sobre pechos (recogido en Ensalada loca) la lanzó definitivamente al estrellato periodístico aunque aún faltaban algunos años para su matrimonio con Carl Bernstein, uno de los reporteros del caso Watergate. Esa unión fue determinante para su carrera, porque la infidelidad de su marido cuando estaba embarazada de su segundo hijo la llevó a escribir la novela Se acabó el pastel (1983), que dio un empujón salvaje a su carrera y la aupó definitivamente a la fama.

El libro se adaptó a la gran pantalla con Meryl Streep y Jack Nicholson como protagonistas y guión de ella misma. Lo mismo sucedió con la primera novela de Carmen Rico-Godoy Ser mujer y no morir en el intento en 1990. Fue auténtico bombazo y su mítica edición en rústica incluida en la colección El papagayo de Temas de hoy, con la cubierta ilustrada por José Manuel García López, aún continúa en las estanterías de muchas casas españolas, ya un poco destartalada después de tantas lecturas. Nativel Preciado comenta que a la autora: “Le sorprendió su primer éxito literario, le desbordó la popularidad de su obra”.

Su libro también saltó al cine bajo la dirección de Ana Belén y guión suyo, con Carmen Maura y Antonio Resines como protagonistas. En la producción aparece el nombre de su segundo marido Andrés Vicente Gómez Montero, miembro de LolaFilms. Fue la primera obra de la autora que se convirtió en película, después llegaron las adaptaciones de Cómo ser infeliz y disfrutarlo (1994) y El paraíso ya no es lo que era (2000). Además también trabajó con Fernando Colomo y en la adaptación de Los pazos de Ulloa para RTVE. Por su parte, Ephron siguió la carrera de sus padres y escribió guiones para muchas películas –a veces junto a su hermana Delia– algunas de las cuales también dirigió como Tienes un e-mail (1998) o Embrujada (2000). Asimismo, firmó obras de teatro para Broadway y Off-Broadway.

Fotograma de 'Cómo ser infeliz y disfrutarlo', película basada en la novela de Carmen Rico-Godoy.

Fotograma de 'Cómo ser infeliz y disfrutarlo', película basada en la novela de Carmen Rico-Godoy. / ARCHIVO

En 2006, Ephron fue diagnosticada de una leucemia que guardó en secreto hasta que falleció seis años después, aunque en 2010 publicó una lista de adiós titulada Cosas que echaré de menos, que comienza con “mis hijos” y termina con “las tartas” (está recogida en No me acuerdo de nada). Falleció en 2012, a los 71 años.

En cuanto a Carmen Rico-Godoy, Maruja Torres cuenta que: “se fue con elegancia también. Me llamó para comer por última vez, porque ella tenía un cáncer atroz. Estaba muy delgada y, en realidad, solo comí yo. Estábamos haciendo ver las dos que aquello no era una despedida pero sabiendo que lo era”. Además de decir adiós a sus seres queridos, se despidió de sus lectores con la novela Fin de fiesta. Solo tenía 62 años y poco antes se había separado de su marido, como siguiendo el famoso consejo de su equivalente estadounidense: “nunca te cases con un hombre del que no te gustaría divorciarte”. En un hipotético más allá, podrían ser amigas.