BERLINALE

Christian Petzold insufla aire fresco a la Berlinale con 'Afire'

La nueva película del director alemán, su sexto filme que compite por el Oso de Oro, es una comedia en la que el autor demuestra que su cine es hábil también a la de tocarnos la fibra

De izquierda a derecha, el productor Anton Kaiser, los actores Langston Uibel y Paula Beer, el director Christian Petzold, y los también intérpretes Thomas Schubert y Enno Trebs, este 22 de febrero en Berlín.

De izquierda a derecha, el productor Anton Kaiser, los actores Langston Uibel y Paula Beer, el director Christian Petzold, y los también intérpretes Thomas Schubert y Enno Trebs, este 22 de febrero en Berlín. / EFE

Nando Salvà

Christian Petzold está entre los cineastas alemanes más importantes en activo, y entre los más sofisticados; su filmografía contiene reflexiones sobre la culpa colectiva alemana, elaboradas alegorías que conectan el nazismo con la crisis de los refugiados y relecturas de mitos germánicos. Por eso sorprende que, al menos hasta que deja de serlo, su nueva película es una comedia, y una francamente divertida.

Sexta de sus ficciones que compite por el Oso de Oro, 'Afire' fija su mirada en un escritor menos caracterizado por su talento que por ser un tipo increíblemente egoísta, incapaz de exhibir niveles mínimos de empatía y, por tanto, de coprender que sus necesidades, sus miedos y sus inseguridades tienen una importancia relativa fuera de su ombligo. Y, mientras enseña una lección a su protagonista, Petzold nos demuestra a nosotros que su cine es hábil no solo a la hora de nutrir nuestro intelecto, sino también a la de tocarnos la fibra.

Filme depresivo y agobiante

Si ‘Afire’ ha insuflado un soplo de aire fresco a la competición de la Berlinale, la tercera de las obras a concurso presentadas hoy se ha encargado de enturbiarlo. Dirigida por el portugués João Canijo y protagonizada por mujeres de tres generaciones que regentan un hotel a las afueras de Oporto, ‘Mal Vivir’ se sirve de un puñado de métodos asociados al cine más pomposamente ‘arty’ -larguísimos planos estáticos, imágenes reflejadas en espejos y ventanas, encuadres que cortan agresivamente las siluetas, diálogos superpuestos- para contemplar cómo esos personajes discuten, se intercambian reproches, se insultan despiadadamente, sacan músculo de sus respectivas miserias y, en general, se muestran incansablemente crueles las unas con las otras; es, sin duda, una de las películas más depresivas y agobiantes que este festival ha proyectado en las últimas décadas.

Forma parte de un díptico junto con otra película dirigida por Canijo, ‘Vivir Mal’, centrada en los huéspedes del mismo hotel y también presente en la Berlinale, fuera de competición. Que nadie espere de este cronista las fuerzas necesarias para acercarse a verla.