El ejército de 4.000 guerreras de Benin que ha inspirado 'La mujer rey' de Viola Davis

"Las mujeres negras hemos sido invisibles durante demasiado tiempo", afirma Viola Davis

Una escena de ’La mujer rey’.

Una escena de ’La mujer rey’.

Además de impactar la cultura popular de varias otras maneras, el éxito de Black Panther permitió a la comunidad negra, a la que Hollywood había desatendido durante mucho tiempo, imaginar una historia alternativa para sí misma. Una historia que no se basaba en el victimismo como nación africana -Wakanda- que había triunfado sobre el colonialismo y cuya defensa recaía en parte sobre un equipo de élite de mujeres fieras e implacables que imponían su ley frente al patriarcado.

Las Dora Milaje, como se hacían llamar, no son producto -al menos, no del todo- de las fantasías ni de un guionista ni del creador de los cómics en los que se inspiran las dos películas Black Panther hasta la fecha, Stan Lee. Fueron diseñadas a imagen y semejanza de las Agojie, brutales guerreras que a lo largo de casi dos siglos encarnaron la fuerza militar del reino de Dahomey y que en sus años de máximo apogeo, a mediados del siglo XIX, llegaron a componer un ejército de 4.000 soldados.

Gracias a aquellas mujeres y a sus rotundos métodos de combate -solían cortar las cabezas de sus enemigos para ofrecérselas a su monarca a modo de trofeos-, aquella región ubicada en el territorio que hoy conocemos como Benin logró establecer su preeminencia sobre los reinos vecinos de África Occidental.

La mujer rey, la nueva ficción protagonizada por Viola Davis, sitúa ahora a las Agojie en el centro de una peripecia narrativa, inspirada libremente en acontecimientos históricos, que combina espectáculo épico con melodrama íntimo y trata de funcionar a modo de celebración del empoderamiento femenino y el orgullo de raza. “Durante mucho tiempo Hollywood ha retratado África solo de manera estereotipada”, señalaba Gina Prince-Bythewood durante la presentación en el pasado Festival de Toronto (TIFF) del que es su quinto largometraje como directora. “Esta película muestra a mujeres de piel oscura que se enfrentan a hombres y los derrotan con contundencia, y eso la convierte en diferente y radical”.

Es por eso que La mujer rey tardó más de siete años en dejar de ser una idea descabellada para hacerse realidad, y que entretanto necesitó del triunfo de Black Panther en la taquilla para convencer a los inversores. “Tuvimos que luchar con uñas y dientes para convencer a la gente de que necesitábamos un presupuesto elevado para contar esta historia”, recuerda Davis, también coproductora de la película. “Las personas negras, y sobre todo las mujeres negras, hemos sido invisibles durante demasiado tiempo; nuestras voces han sido silenciadas. Y para que eso deje de suceder, hay que tomar riesgos”.

Se cree que el cuerpo de las Agojie fue creado a mediados del siglo XVII, y que durante sus inicias se dedicaron a la caza de elefantes; fue tras el ascenso al trono del rey Ghezo a principios del siglo XIX que fueron incorporadas al ejército de Dahomey después de que, a causa de los continuos esfuerzos militares del reino, la población masculina hubiera descendido significativamente.

A lo largo de las décadas posteriores obtuvieron numerosas victorias en el campo de batalla -como la que la película recrea, y que en 1823 permitió a Dahomey liberarse de sus deberes tributarios al imperio Oyo-, hasta que la llegada de las tropas galas en 1890 precipitó su declive; la colonización trajo consigo un retroceso de los derechos de las mujeres en la región, puesto que los franceses prohibieron a la población femenina el acceso a la educación y a cualquier forma de liderazgo social.

La historia de África ha sido escrita por Europa, y por tanto el legado de estas guerreras ha sido silenciado”, recuerda Prince-Bythewood. “Nuestra película trata de darle la visibilidad que merece”.

En cualquier caso, y como probablemente fuera de prever considerando la susceptibilidad extrema de nuestro tiempo, el estreno de La mujer rey en Estados Unidos estuvo envuelto de controversia. Pese a que las conocidas como “amazonas de Dahomey” se erigieron en símbolos de fortaleza y coraje, también fueron cómplices en la captura y la venta de otras personas africanas para nutrir las necesidades de los esclavistas europeos y financiar así las enormes necesidades de su ejército. Según sus detractores, la película blanquea esa perturbadora faceta de las Agojie, hasta el punto de convertir tanto a la líder militar encarnada por Davis como al rey Ghezo mismo en algo parecido a abolicionistas; en realidad, el monarca no accedió a poner fin a la participación de Dahomey en el tráfico de esclavos hasta tres décadas después de los hechos relatados en la película, e incluso entonces lo hizo solo de forma provisional.

“Cuando empezamos a investigar la historia de estas mujeres nos dimos cuenta de que, en su mayoría, la narrativa oficial ha sido diseñada para deshumanizarlas y hacerlas parecer salvajes, y para minimizar el rol de Europa en el esclavismo”, replica Prince-Bythewood para neutralizar esas críticas. "Su caso no es sino el enésimo ejemplo del desprecio al que Occidente ha sometido a la historia de África en su conjunto. Todavía es necesario mucho trabajo para reparar ese daño, y que nadie dude que que nuestra película trata de contribuir a hacerlo".

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