MÚSICA

Puro Relajo, la banda navarra que arrasa tocando música mexicana

Este año darán más de 100 conciertos, principalmente en Euskadi y Navarra, pero ya sueñan con expandirse hacia el resto de España y Estados Unidos

La banda Puro Relajo, durante una actuación en los Safermines en 2018.

La banda Puro Relajo, durante una actuación en los Safermines en 2018. / José Luis Cordón Cuesta

Juanjo Villalba

A pesar de que siempre había estado presente, la música mexicana, y especialmente las rancheras, alcanzaron una gran popularidad en nuestro país durante la década de los 80 gracias al disco que la cantante española Rocío Dúrcal grabó junto al mexicano Juan Gabriel tras haberse conocido en una gira en 1977. Rocío Dúrcal canta a Juan Gabriel fue un éxito espectacular a ambos lados del Atlántico y tuvo hasta seis continuaciones, la última lanzada en 1984, trastocando para siempre la carrera de la cantante madrileña.

El éxito de estos discos abrió las puertas de Europa a muchos cantantes mexicanos, que disfrutaran durante algunos años de una fama inusual en nuestro país, realizando pequeñas giras y actuaciones en televisión. Aquella fiebre duró más o menos una década y, tras ella, la popularidad de las rancheras en nuestro país se fue desvaneciendo poco a poco… Aunque no en toda España.

Nadie tiene muy claro por qué la estima por la música mexicana aguantó en el norte, especialmente en Euskadi y Navarra, ni por qué surgieron tantos grupos y orquestas que no solo mantuvieron vivo aquél exótico intercambio cultural, sino que consiguieron extenderlo entre los más jóvenes con mucho éxito mezclándolo con el punk y el rock radical vasco.

Tras unos años relegado a las verbenas de los mayores, parece que el interés por este estilo musical está renovándose gracias, sobre todo, al trabajo del grupo navarro Puro Relajo, cinco amigos que siguen tocando esta música con un éxito enorme en pueblos y ciudades de estas dos comunidades. ETB emite de vez en cuando alguno de sus conciertos, sus vídeos en redes sociales tienen cientos de miles de visualizaciones y han editado siete discos y varios videoclips. De hecho, en los últimos Sanfermines, miles de personas bailaron en su concierto en el Paseo de Antoniutti, confirmándolos, aunque ya lo sabíamos, como la banda más en forma de este estilo musical. Los números no engañan: esperan cerrar este año con más de cien conciertos.

Ritmos similares

“Yo no tengo ni idea de dónde surge la afición por esta música en el País Vasco y en Navarra”, reconoce Jorge García, guitarra y vocalista de Puro Relajo, que nos atiende la mañana después de un concierto con la voz todavía un poco ronca. “Algunos dicen que puede que tenga que ver con la emigración: pastores vascos que fueron a trabajar al sur de Estados Unidos y a México y que al volver se trajeron algunos discos. El caso es que fue un estilo musical que aquí caló mucho. Quizá tenga que ver con que se parece bastante en sus ritmos a la jota o a las estampas navarras. Además, las canciones mexicanas son divertidas, fáciles de escuchar, pasionales: hablan de historias de amor, de desamor… Creo que la gente de por aquí se identifica con eso. Ya sabes que en el norte la gente igual parece un poco más cerrada, pero siente mucho”.

Puro Relajo nació casi por casualidad en 2013 en unos encuentros organizados por fans de la música mexicana para cenar y tocar algo en el pueblo navarro de Aibar, situado cerca de la frontera con Aragón. “Había un ambiente muy majo”, recuerda Jorge. “Imagina 30 personas o más cantando rancheras después de una buena cena. Me encantó el ambiente desde el principio. Después de una de estas veladas, uno de los actuales componentes del grupo, Josu, pensó que había bastante potencial y nos mandó a varios un correo electrónico proponiéndonos juntarnos para ensayar. Sin ninguna pretensión. Ahí fue donde empezó todo”.

Decidieron ponerse de nombre Puro Relajo, una expresión habitual en Latinoamérica que podríamos traducir como pura fiesta, diversión o broma. “Un día, pensando con mi hermana cómo podríamos llamarnos, recordamos la canción Insumisión, una de las más conocidas de una de las bandas más recordadas de música mexicana vasca de los 90, los Huajolotes”, recuerda Jorge. “En un momento de la canción, alguien grita por el fondo ‘¡puro relajo!’ Nos gustó y nos quedamos con ese nombre”.

La banda, en su formación actual. Jorge García posa con la guitarra en el centro de la foto.

La banda, en su formación actual. Jorge García posa con la guitarra en el centro de la foto. / Cedida

Todos los miembros de la nueva banda provienen del mundo de las orquestas y, los más jóvenes, de charangas o de grupos de música tradicional, así que el salto a tocar en directo fue rápido, desarrollando desde el primer día una comunicación con el público que es uno de los secretos de su éxito. “Creo que, consciente o inconscientemente, el grupo nació con la motivación de entretener al público”, remarca Jorge. “A nosotros no nos convence eso de salir allí y tocar, que hay gente que lo hace y lo respetamos, sino que nos gusta bromear un poco, hacer que el público participe, que baile, montar una buena fiesta. Todo el mundo se lo quiere pasar bien, ¿no?”

Inevitablemente, eso también ha acabado influyendo en el repertorio que, aunque sigue basado fundamentalmente en música mexicana, ha ido incorporando algunos temas pop y otros tradicionales en euskera muy populares en la zona que, pasados por el filtro de la banda, que les ha incorporado arreglos para hacerlos más bailables, y su combinación de instrumentos (guitarra, bajo, acordeón y trompetas), han adquirido un aroma mexicano único.

“Siempre quisimos alejarnos del mariachi clásico. Tampoco tenemos grandes voces ni íbamos a vestirnos como el típico charro, por eso vamos de negro y con un sombrero de cowboy'

“Siempre quisimos alejarnos del mariachi clásico”, aclara Jorge. “Tampoco tenemos grandes voces ni íbamos a vestirnos como el típico charro, por eso vamos de negro y con un sombrero de cowboy. Tocar solo canciones mexicanas tenía un recorrido algo limitado, así que sabíamos que íbamos a evolucionar hacia otras cosas y cuando vimos que el público nos iba a permitir hacerlo, que todo le sonaba bien porque nos conocían, veían que teníamos buen rollo y se lo pasaban bien, pues dimos el paso”.

Cada vez más jóvenes

Jorge reconoce que inicialmente la apuesta estaba dirigida a captar el interés de un público mayor, tocado por la nostalgia, pero también que poco a poco están viendo caras más jóvenes entre el público. “Nuestro público era mayor”, recalca Jorge, “pero es que cada vez nos está sorprendiendo más la cantidad de jóvenes que se acercan a nuestros conciertos y se ponen delante y están ahí dándolo todo. Nos recuerdan a nosotros cuando teníamos 20 años y éramos unos frikis de las mexicanas. Son como los hijos de los que ahora tienen 50 y 60. Parece que lo que hacemos les ha gustado y se están quedando a vernos”.

Los lugares en los que tocan también han ido evolucionando. Sin abandonar las verbenas de los pueblos en fiestas, han pasado a tocar en teatros como el Gayarre, el más importante de la ciudad de Pamplona, o en un Kursaal de Donosti con todas las entradas agotadas. Poco más alto les queda por llegar en su tierra, así que ahora el sueño del grupo, sin tener ninguna intención de olvidar a sus fans actuales, es comenzar a tocar fuera de su zona de confort. “Hemos tenido algunas experiencias en La Rioja, Aragón o en un pueblo de Badajoz llamado Montemolín que han ido muy bien”, explica. “Y queremos seguir ampliando, aunque suponga empezar de cero con gente que no nos conozca de nada. Confiamos en que podremos ganarnos a cualquier público gracias a nuestra experiencia. Quizá en otras zonas hay un poco menos de afición a esta música, pero mucha gente aún recuerda las canciones de Rocío Dúrcal y seguro que se saben los grandes clásicos y algunas de las canciones que tocamos de los años 70. Nos gustaría tocar en León, en Ávila, en Cataluña, en Madrid… Yo creo que funcionaría”.

Para terminar, Jorge explica que sus vídeos en YouTube les están haciendo llegar a audiencias que nunca habían imaginado. “Cada vez está más cerca que vayamos a tocar por Estados Unidos o incluso a México, y en toda Latinoamérica hay multitud de txokos (sociedades gastronómicas vascas) donde nos encantaría actuar”, confiesa.