RESCATE HISTÓRICO

Fahmi Alqhai y la recuperación del Cancionero de la Colombina: Sevilla en el origen de la música occidental

El violagambista andaluz profundiza en la recopilación de partituras del siglo XV y las trae al presente en un trabajo que descubre peculiaridades como la influencia de la música negra años antes del descubrimiento de América

El violagambista Fahmi Alqhai.

El violagambista Fahmi Alqhai. / Alba Vigaray

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

Poco se sabe hoy de Juan de Triana. Que vivió en Sevilla durante la segunda mitad del siglo XV y que fue uno de los más reconocidos cantores y compositores musicales de su momento en un ciudad que, entonces, era la capital musical de la Península Ibérica. Que trabajó a caballo entre la capilla de músicos de la Catedral y el ducado de Medina Sidonia, el más importante de Castilla y uno de las más importantes de la Europa. Que fue el autor de la música religiosa para las grandes celebraciones de la iglesia, pero también de música profana, para acompañar las visitas de los Reyes Católicos o un bautizo real, una cena de gala, justas, banquetes o encuentros en el palacio del duque.

No se sabe mucho de su vida o de su obra, pero sí que fue el autor predominante del Cancionero de la Colombina: una recopilación extensa y variada capaz de ofrecer música en todas aquellas ocasiones en las que fuera requerida; una playlist de los éxitos de la época, las canciones más populares y reconocidas de una de las ciudades llamada a ser capital del mundo conocido poco tiempo después. Una piedra angular de la música de aquel momento que permite conocer hoy un poco más sobre la raíz de la música occidental.

Si se pudiera hablar de un estilo español de esa época, el Cancionero de la Colombina es una de sus grandes banderas"

Ahora, Fahmi Alqhai (Sevilla, 1976), violagambista y fundador y director del grupo de música antigua Accademia del Piacere, lo ha rescatado del olvido a través de Colombina. Músicas para el Duque de Medina Sidonia, un proyecto de investigación, transcripción, grabación y puesta en escena que busca dar a conocer una recopilación esencial de este capítulo de la música renacentista europea. "Si se pudiera hablar de un estilo español de esa época, el Cancionero de la Colombina es una de sus grandes banderas", explica Alqhai. "Están ahí todos los perfiles de todas las temáticas de la época: el tema amoroso jocoso, el amoroso catártico, el sexual, las batallas, los rezos a la virgen, el nacimiento de Jesucristo… Los grandes perfiles de la poesía hispana de ese momento", indica. La música para "todas las situaciones en las que se necesitaba música".

El cancionero, que ahora vuelve a sonar después de estar seis siglos custodiado en la biblioteca de Hernando Colón, en la Catedral de Sevilla, permite viajar a la música, pero también conocer la sociedad del siglo XV. Su importancia se constata, entre otras cuestiones, en las conexiones que sus obras tenían con otras bibliotecas del mundo del momento. "Este cancionero es una mina, tiene muchas relaciones con músicas de otras bibliotecas. De hecho, una de las canciones más famosas del cancionero es Nunca fue pena mayor, que aparece también en el Cancionero de Palacio, y tiene un contratenor escrito en Verona que complementa la canción", dice Alqhai.

La biblioteca Hernando Colón de la catedral sevillana.

La biblioteca Hernando Colón de la catedral sevillana. / ARCHIVO

Religiosas y profanas

Son en torno a un centenar de piezas musicales polifónicas, escritas para interpretar con varios instrumentos y voces. La mayoría son obras profanas en castellano, pero hay también algunas piezas religiosas (el duque tenía bula papal y por lo tanto podía ofrecer misas en su palacio). Pero no son partituras al uso. No se indica con precisión qué instrumentos deben interpretarlas, ni recogen los matices interpretativos. Son piezas abiertas, que permiten la improvisación y por lo tanto la adaptación a la circunstancia concreta en la que vaya a ser utilizada. "Las canciones son un guión, un hola, buenas tardes, y sobre esto se creaba según la situación y lo que había disponible en ese momento", aclara Alqhai. "Si, por ejemplo, la iglesia tenía más dinero para contratar ministriles o violas da gamba, pues se hacía así, pero en otras ocasiones se hacía con menos músicos, dependía del poderío económico".

Esta posibilidad creativa es lo que más interesa a Alqhai, que con su Accademia del Piacere, el grupo de música antigua que creó en 2002 y dirige desde entonces, se ha dado a la tarea de seleccionar un repertorio (en torno a 17 del centenar de canciones), transcribirlo y adaptarlo para presentar en formato de concierto y disco. Como explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, la grabación se hizo a finales de 2021 en la iglesia del Colegio Mayor la Luz de Sevilla, y ahora está en proceso de selección, mezcla y edición final, para un lanzamiento discográfico previsto en torno al verano.

La formación habitual de Accademia del Piacere.

La formación habitual de Accademia del Piacere. / Accademia del Piacere

El sevillano ha dedicado en torno a nueve meses a la preparación del Cancionero -gracias a una beca Leonardo del BBVA-, durante los cuales ha continuado con otros proyectos que desarrolla en la actualidad, con Accademia del Piacere, pero también con artistas flamencos, con los que suele trabajar desde que en 2012 publicara Las idas y las vueltas junto al cantaor Arcángel. Hace unas semanas ofrecía un recital en el Auditorio Nacional de Madrid junto a Patricia Guerrero -Premio Nacional de Danza 2021- en torno a su propuesta Paraíso perdido, donde se funden músicas barrocas populares con el baile, en otro intento de buscar las raíces de la música y de desarrollar encuentros musicales e interdisciplinares.

Influencia negra y otras peculiaridades

La suya no es la primera aproximación al Cancionero de la Colombina. De hecho, el primer disco dedicado exclusivamente a la música del II duque de Medina Sidonia es de Jordi Savall, en 1992, y desde entonces otros músicos han rescatado piezas de este cancionero. Pero el de Alqhai sí es el mayor intento por hacerlo sonar como lo haría en el siglo XV. "No soy tan naïve como para pensar que vamos a recuperar el sonido original de esta música, eso no existe, pero intentamos por lo menos utilizar los elementos que sabemos que eran los más usados y las libertades que sabemos que se tomaban esta gente", explica. Así, el cancionero de Alqhai suena a través de tres vihuelas de arco, vihuela de mano, arpa, clave, percusión, chirimía, sacabuche y bajón. Participan, además de la Accademia del Piacere, la soprano Alena Dantcheva, el contratenor Gabriel Díaz, el tenor Ariel Hernández, el barítono Jesús G. Aréjula y el bajo Javier J. Cuevas.

"Es muy difícil decir cómo era el estilo sevillano del siglo XV a partir de la obra de Juan de Triana, pero hay motivos, un cierto uso de la rítmica y de motivos melódicos, que son diferentes del estándar español de la época", explica Alqhai. Lo que más le ha sorprendido de este trabajo, añade, es encontrar elementos de la cultura negra en un momento, mediados del siglo XV, en el que aún no se habían entablado relaciones con América. "Hay canciones que las escuchas y suenan como de finales del siglo XVI, elementos que se creían posteriores que aparecen un siglo antes". La razón estaría en los esclavos, que ya en el siglo XV llegaban a Sevilla a través, fundamentalmente, de Portugal.

El músico, el día de la entrevista en Madrid.

El músico, el día de la entrevista en Madrid. / Alba Vigaray

En el libro Música, nobleza y mecenazgo. Los duques de Medina Sidonia en Sevilla y Sanlúcar de Barrameda (1445 – 1615), la doctora en musicología Lucía Gómez expone que hay evidencias de que el duque contaba con esclavos músicos en su capilla y son estos los que dejaron su impronta en el Cancionero.

El ducado de Medina Sidonia, concedido a la familia Guzmán en 1445, es el título ducal más antiguo en España para personas que no forman parte del linaje real. Su territorio abarcaba una zona ubicada en tres provincias actuales: Huelva, Cádiz y Sevilla. En 1468, don Enrique de Guzmán se convierte en el II duque de Medina Sidonia. Y es en este tiempo cuando se cree que se recopila el Cancionero de Colombina. La familia Guzmán, el duque pero también otros miembros de la casa, son mecenas activos de la música. Tanto, que llegan a crear su propia capilla, esto es, un conjunto de músicos a su servicio y bajo la dirección de un maestro de capilla: músicos, esclavos músicos, bufones y capellanes. Esto es, tenían su propia corte musical, muy en relación con la corte real y la de la catedral de Sevilla y que, según las investigaciones de esta autora, en el caso del segundo duque (impulsor o mecenas del cancionero de la Colombina) estaba en torno a los 30-35 miembros.

Creo que esa manera de componer sencilla, directa, efectiva, esa música bailable, viene de los negros, de África. Probablemente esa raíz de lo español viene de ahí"

"En aquella Sevilla hay mucha presencia de esclavos negros, algunos de los cuales llegan a comprar su libertad", explica Alqhai. "Yo tengo la creencia de que esa manera de componer sencilla, directa, efectiva, esa música bailable, viene de los negros, viene de África. Probablemente esa raíz de lo español viene de ahí". Y justamente esa peculiaridad es la que hace esta música más atractiva. "Cuando empiezas a escuchar un canario o una mariona te das cuenta de que el gran descubrimiento y la gran efectividad de esa música es básicamente que son ritmos sencillos, ritmos cuadrados que nunca se rompen, melodías sencillísimas y una armonía más sencilla todavía, en una época en la que la armonía todavía no se trabajaba. Lo más sorprendente es que esto lo solemos hablar de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, pero ya hay alguna referencia que tenemos aquí en el Cancionero en 1450 o 1460”.

Esta raíz, explica Alqhai, se desarrollará y se afianzará a lo largo de los siglos posteriores. "Para mí hay un momento en el que realmente la identidad o digamos lo español tiene una eclosión, que es final del XVI. Esto que se llama es algo que mancha toda la música occidental en todos los sentidos hasta hoy en día, y que genera un estilo español que no nos lo vamos a poder quitar de encima nunca. En Italia, vas al norte y vas al sur y escuchas cosas distintas, pero aquí, te vas a Galicia y escuchas lo que hacen en Almería y la base es la misma. Todo suena español. Lo andaluz suena más cerca al árabe y lo gallego a lo celta, sí, pero suena todo español".

El sevillano de origen sirio-palestino que cambió el heavy por la viola da gamba

Fahmi Alqhai llegó a la viola da gamba desde el heavy metal. Hijo de madre palestina y padre sirio que estudiaron medicina en Andalucía, pasó sus primeros diez años de vida en Homs, junto a su abuela paterna, donde descubrió la música gracias a un órgano Casio a pilas que alguien le regaló primero y a unas clases de piano con una monja en una escuela jesuita después. Pero el piano no era lo suyo. Instalada la familia al completo ya en Sevilla, Alqhai, como tantos otros adolescentes contemporáneos, dedicaba horas a tocar la guitarra, fundamentalmente canciones heavies. Buscando cómo canalizar su inquietud musical, llegó al conservatorio, donde sólo quedaban plazas para estudiar viola da gamba, un instrumento peculiar, poco definido, con el que se interpreta fundamentalmente música antigua, esto es, del Renacimiento y del Barroco. Y ese momento definiría su camino.

A pesar de su vocación musical, mientras estudiaba en el conservatorio y comenzaba a dar conciertos también cursó Odontología, una carrera que acabó, pero que no ha ejercido nunca. Con 19 años comenzó a dar conciertos y después de sus estudios sevillanos, continuó formándose en Basilea y Milán. Al finalizarlos, continuó su trayectoria en grupos como Hespèrion XXI de Jordi Savall y en solitario, hasta que en 2002 decidió crear Accademia del Piacere, grupo del que forman parte su mujer Johanna Rose y su hermano pequeño Rami Alqhai.

Está considerado uno de los mejores violagambistas de la actualidad y uno de los mayores renovadores de la música antigua. Vive con las maletas hechas por sus continuos viajes, y confiesa entre risas que, salvo por lo profesional, no escucha música en su tiempo libre y que el equipo de música lo tiene conectado a la Playstation. Precisamente explica que publicar Colombina. Músicas para el Duque de Medina Sidonia como disco es casi una acción romántica, una manera de poder conservar físicamente el proyecto y que, de hecho, están estudiando ya otras vías para difundir sus grabaciones más acordes con las maneras actuales de reproducir la música, a través de acuerdos con plataformas de streaming y otros formatos.

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