ACCIDENTE EN ASTURIAS

Un día después, normalidad en los Lagos de Covadonga, aunque con peticiones de "dar una vuelta" al tráfico

Los turistas vuelven a subir "tranquilos" en autobús: "Son cosas que ocurren"

Hablan quienes usan a diario la carretera a los Lagos y se encontraron con el accidente: "Pensé que había muertos"

Redacción

M. Villoria

Estaba en la memoria de la mayoría de los turistas que este martes subieron en autobús a los Picos de Europa. Algunos preguntaban a los numerosos medios de comunicación concentrados en Covadonga y Los Lagos si se sabía algo del estado de los heridos. Pero lo cierto es que ninguno vio condicionado su viaje tras el grave accidente ocurrido el lunes en la carretera de alta montaña que une el Santuario y Los Lagos, donde un autobús volcó con cuarenta y nueve pasajeros, pasado el Mirador de La Reina, en la zona conocida como La Cuesta de Las Llagunas –otros la llaman Ubardón– dejando seis heridos graves pero afortunada, y casi milagrosamente, ningún fallecido. "Los accidentes ocurren en todas partes. Te da respeto, pero ya teníamos decidido venir", comentó Amelia Toribio, vecina de Andújar (Jaén).

Lleno en aparcamientos y en los vehículos del Plan de Transportes, y colas en las paradas que se disolvían con bastante fluidez, como cualquier primero de agosto de los últimos años. "Tranquilos", decían sentirse los turistas. "Pensamos que iba a haber menos gente por lo ocurrido, pero hay la misma cantidad", dijo la mejicana Andrea Cárabes. Una vez en el autobús, los conductores recordaban la obligación del cinturón de seguridad. "Accidentes por desgracia siempre va a haber, te sugestiona un poco si lo piensas, pero son cosas que ocurren", explicó Fernando Nogueira, de Córdoba, tras subirse en Covadonga . En el punto del accidente, operarios de Alsa revisaban la zona por si quedaba alguna pertenencia de los heridos. En ese momento, algunos viajeros señalaban el lugar y comentaban: "¡Mira, mira, fue allí!", decían.

Una vez en el aparcamiento de Buferrera, las impresiones de los viajeros eran buenas. "Yo no sabía nada del accidente, pero el viaje muy bien", dijo Remedios Cuenca, de La Roda (Albacete).

Miguel Ángel Cueto, presidente de la empresa local de taxi 'Taxitur', viajaba el lunes a cincuenta metros del autobús siniestrado. Él avisó por la emisora a sus compañeros para que llamasen a los servicios de emergencia. Llamaron al 112 y de viva voz avisaron a los policías locales de Cangas de Onís de servicio en Covadonga, Mónica Tamargo y Pablo González, los primeros agentes en llegar al lugar de los hechos.

Cueto estuvo ayudando y acompañando junto a otras personas a todos los heridos. No vio caer el autobús por la curva, pero se lo encontró volcado y temió lo peor: una tragedia de grandes dimensiones. "Lo primero que piensas es que hay fallecidos. Llevaba una enfermera en el taxi y se puso a trabajar, y yo hice todo lo que pude hasta que llegaron los servicios de emergencia. Fue muy duro", indicó. Conocía al conductor. "Es un gran profesional, lo son todos ellos. Por suerte el bus no dio media vuelta más, hubiera sido una tragedia mayor. La Santina nos ayudó", dijo.

Desde ese momento, sus taxis se pusieron al disposición de los servicios de emergencia y trasladaron a dieciséis heridos, los menos graves, al hospital del Oriente. También llevaron agua y refrescos cedidos por el bar- restaurante María Rosa, ubicado al lado del lago Ercina, hasta el lugar del accidente y a los turistas que esperaron cinco horas en Buferrera a que se abriera la carretera, cerrada hasta las cuatro y media de la tarde, dejando a unas 1.500 personas en los Lagos. "Tocaba ayudar. Fue una situación grave. Se salvaron por los pelos", dijo un trabajador del restaurante.

Miguel Ángel Cueto señaló que profesionales del autobús y del taxi alertaron hace meses –con un escrito enviado a las diferentes administraciones– sobre el elevado tránsito que soporta la carretera, pidiendo mejoras. Sólo contestó Parques Nacionales. "Tiene mucho tránsito. Hay que darle una vuelta a esta carretera. La tienen que dejar para los profesionales. Es un estrés todo el día: que si una caravana, que si un coche, que si una bicicleta... Lo advertimos y desgraciadamente ha pasado". Algunos sostienen que el autobús se cruzó con una caravana y con otro autobús y que, al apartarse, se salió de la calzada, volcó y dio dos vueltas de campana.