El crack y el estilista

El Camavinga peluquero del Real Madrid: "Corto el pelo porque vengo de familia obrera"

Llegó a Madrid el pasado mes de agosto, procedente de Rennes. Todas las mañanas madruga y coge el transporte público para ir a cortar el pelo cerca de Gran Vía

Camavinga trabaja en Delegang, una peluquería del barrio de Chueca

Camavinga trabaja en Delegang, una peluquería del barrio de Chueca / DLF

David López Frías

David López Frías

Todas las mañanas, Camavinga madruga y sale de su casa en Villaviciosa de Odón para ir a trabajar a Madrid. No va en Mercedes; se monta en un autobús de línea para hacer los 22 kilómetros que le separan de su trabajo. Se baja cerca del centro y se da un paseo hasta la calle Valverde. Allí se pega ocho horas cortando el pelo. Cuando acaba su jornada laboral, bus de vuelta a Villaviciosa de Odón, que es tarde.

¿Por qué hace eso Camavinga? Porque no hablamos de Eduardo Camavinga, flamante fichaje del Real Madrid, sino de su hermano Sebastián. Seb para los amigos. Cuatro años mayor que el centrocampista, ha decidido que no se sube al carro de los hermanísimos. Seb podría emular a René Ramos y llevar los asuntos deportivos del crack familiar. O a Pere Guardiola y acabar siendo uno de los representantes más influyentes del planeta fútbol. O dedicarse a no hacer nada, como centenares de hermanos anónimos. Planes, todos ellos, relajados y rentables.

Pero Seb corta el pelo a diario en una travesía de Gran Vía. Se desplaza en transporte público, tiene un contrato como el de cualquier chaval de 23 años y solo libra los martes. La peluquería ni siquiera es suya. Sebastião no es más que un asalariado con una nómina corriente. Trabaja en Delegang, una popular barbería de Chueca. Es propiedad de Adrián Rodríguez, un granadino por cuyas manos suelen pasar primeras espadas de la música urbana, especialmente de la escena hip-hop. Morad, Omar Montes, Mike Towers, Kaydy Cain...

11.000 euros al día

Sebastião llegó a España en agosto con el resto de su familia, procedente de Rennes (Francia). Su hermano Eduardo se había convertido en el gran pelotazo del mercado de fichajes. El último golpe de efecto de Florentino Pérez, que pagó por él 31 millones de euros. Con sólo 18 años, el zurdo firmaba un contrato con el Madrid a razón de 4 millones de euros al año (333.000 euros al mes, 78.000 euros por semana, 11.000 al día), mientras, Seb se buscaba un trabajito de 8 horas.

¿Qué necesidad tiene? Ambos viven bajo el mismo techo, junto a sus otros cuatro hermanos y sus padres. Pero es lo que tiene haber nacido en el seno de una familia obrera de la Angola profunda. Lo cuenta el propio Seb, tijeras en mano, durante su jornada laboral en la barbería. Con la mascarilla y el gorro de lana puestos, es casi idéntico a su hermano Eduardo. Habla un español razonablemente correcto para llevar aquí tres meses. Bastante más correcto que el que acredita Gareth Bale, que lleva aquí ocho años.

“En mi casa nadie se queda así”, explica, y se coloca las manos detrás de la nuca, simulando descansar. “Mis padres no nos dejarían. Venimos de una familia obrera, trabajadora. Mi padre siempre trabajó en Angola. Trabajó de muchas cosas, pero sobre todo en la construcción. Yo nací en Angola y Eduardo también. Cuando éramos pequeños nos mudamos a Fougueres (a 40 kms de Rennes). Allí siempre hemos trabajado. Ahora estamos en Madrid y también hay que trabajar”, explica esforzándose. Repite que "Vivimos juntos, pero Eduardo es Eduardo y yo soy yo. Cada uno tiene que buscarse la vida y ser hermano no es ningún mérito por mi parte, me tengo que esforzar en lo que hago".

Seb corta el pelo en primer plano. De fondo, Amir, compañero de barbería e hijo del exjugador del Levante Felix Ettien.

Seb corta el pelo en primer plano. De fondo, Amir, compañero de barbería e hijo del exjugador del Levante Felix Ettien. / Fede Carrillo

Sus padres en realidad son congoleños y llevan toda la vida 'volviendo a empezar'. Celestino y Sofía llegaron a Angola escapando de la guerra. Rehicieron su vida en Miconge, una localidad a mil kilómetros de la capital, Luanda. Con el tiempo decidieron dejar también ese país y mudarse a Europa, buscando una vida mejor. Llegaron a Fouguères, que es un pequeño municipio a 40 kilómetros de Rennes. Y vuelta a empezar. Allí tuvieron que reponerse de varapalos serios, como cuando se incendió su casa. Esta cultura del esfuerzo ha hecho que en casa de los Camavinga nadie se quede de brazos cruzados.

"Lo que nos dice mi padre es que persigamos nuestro sueño. Pero él es el primero en dar ejemplo. Trabajó mucho tiempo en la construcción. Su sueño es construirse una casa con sus propias manos y lo va a hacer. Él tampoco se relaja. Mi hermano Eduardo es el ejemplo de que, con trabajo, puedes conseguir lo que quieras. Pero no se trata sólo del fútbol. Yo tengo un sueño. Es montar mi propio negocio. Un concepto nuevo de barbería donde no sólo te cortarían el pelo, habría muchas cosas más. Para eso tengo que aprender mucho. Entonces ahora trabajo para, en un futuro, conseguir mi sueño".

Peluquero del Madrid

Todo es aprender y los inicios siempre son duros. Igual que su hermano Eduardo no ha dado aún con la tecla de la titularidad, Seb tuvo que someterse a un proceso de reinvención. Porque llevaba un par de años cortando el pelo en Rennes, pero tuvo que cambiar el chip al llegar a España: "Los cortes de pelo son muy diferentes. Allí en Francia hay mucha más gente de África, con el pelo de otra forma, muy rizado. No se corta por arriba. Se corta sobre todo por los lados, se trabaja mucho el degradado. Apenas se usa tijera, casi todo se hace con maquinilla", apunta. Confirma Charlie, su compañero malagueño: "Los primeros días que estuvo aquí, cuando veía que metíamos tijera por arriba, casi que se tapaba los ojos".

Poco a poco ha ido pillándole el truco. Ha hecho su particular pretemporada y ahora ya se atreve con todo tipo de cabellos. Sin embargo, sigue practicando aquellos cortes franceses con varios brasileños que juegan en el Real Madrid. Esa opción tampoco le vino por recomendación directa de su hermano, sino por una conversación tras una pachanga. "Los jueves vamos a jugar a fútbol unos cuantos amigos, allí coincidimos con Vinicius Jr.", cuenta Amir Ettien, que también corta el pelo en Delegang, también es francés y también vive con un futbolista (exjugador en este caso) de La Liga. Es hijo de Felix Ettien, aquel jugador costamarfileño que pasó por el Levante y ahora trabaja de conductor para Rubiales en la RFEF. "Empezamos a hablar con Vini, le dije que mi amigo Seb corta el pelo y él aceptó probar", concluye Amir.

Amir, Charlie y Sebastiâo Camavinga cortan el pelo en Delegang

Amir, Charlie y Sebastiâo Camavinga cortan el pelo en Delegang / David López Frías

Así, Sebastião se plantó en casa de Vinicius y le hizo el look que ha estado luciendo en sus últimas apariciones. Un corte de pelo que le ha traído suerte: el brasileño se ha convertido en el mejor jugador de la liga del mes de noviembre. "Vinicius se lo dijo a Rodrygo y también a Militao. Fue pasando de boca en boca y les he cortado el pelo a los tres. Los brasileños del Real Madrid son muy 'accueillante' conmigo", apostilla Seb, preguntando cómo se dice 'acogedor' en español. También es el responsable de los elaborados peinados que luce su hermano Eduardo en el campo. Parece que su estilo se va consolidando en el vestuario. ¿A qué futbolista le tiene más ganas?

Pelar a Marcelo

Seb no duda al elegir al jugador del Real Madrid al que le cortaría el pelo: "Marcelo, porque nunca se lo corta. Le haría un buen peinado. A Modric le recortaría por los lados y le dejaría el mismo largo que tiene ahora. A Kroos se lo tocaría muy poco, elegante. A Ancelotti lo raparía al cero [ríe]. No, no... le haría un corte clásico, igual que a Florentino Pérez. Al que tengo muchas ganas de cortar es a Benzema, que también es francés. Y fuera del Madrid, me gustaría cortarle el pelo a Ibrahimovic. Me gusta mucho lo fuerte que es y su filosofía".

Sebastiâo Camavinga, de 23 años, nació en Angola como su hermano Eduardo

Sebastiâo Camavinga, de 23 años, nació en Angola como su hermano Eduardo / Fede Carrillo

Hablando de filosofía, la de Seb es "no contarle a nadie que es hermano de Camavinga el del Madrid. No le gusta alardear de eso... ni de nada en general. Es un tío muy humilde al que se le nota que ha tenido una educación estricta. No fuma, no se droga, no lleva ni un tatuaje. Lo que sí que tendría que vigilarse es eso de la dieta, que se pasa el día comiendo [patatas] Pringles", lo define bromeando su compañero malagueño.

Seb, por su parte, aprende a pasos agigantados. El idioma y los cortes de moda en España. La familia se ha adaptado bien a España, tanto padres como los seis hermanos (tres varones y tres mujeres). Avisa de que el pequeño, Célio (8 años), tiene una habilidad innata para el fútbol. Dicen que la va a romper, pero en su casa no presionan. Le van a exigir exactamente lo mismo que a Sebastião para que consiga montar su peluquería: que se esfuerce en lo que hace.