EL SECTOR FERROVIARIO SE MUEVE

El desenlace de la opa del grupo Magyar Vagon sobre Talgo, cuestión de horas

El consorcio húngaro está a punto de asegurarse la continuidad del apoyo financiero de los más de veinte bancos que trabajan ahora con la compañía española. Si lo logra, comunicará de inmediato el inicio de la opa a la CNMV

Recreación de un tren fabricado por Talgo.

Recreación de un tren fabricado por Talgo. / EPE

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La cuenta atrás para conocer el desenlace de la opa del consorcio hungaro Magyar Vagon (participado en un 45% por el Estado) sobre la emblemática compañía española Talgo, ya ha comenzado y entra en su última fase. Es cuestión de horas que Dunakeszi Jármüjavító (DJJ), el fabricante de trenes también húngaro a través del que Magyar Vagon lanzará la oferta, dé un paso definitivo: cerrar el acuerdo con la veintena larga de entidades financieras que trabajan ahora con Talgo (entre las que están los principales bancos españoles y también internacionales) de manera que, si finalmente el fabricante español pasa a manos húngaras, le sigan apoyando financieramente.

Este punto es fundamental porque, como ha reconocido Talgo en las últimas horas al presentar resultados, su deuda financiera neta ha crecido hasta 241 millones de euros y además ha registrado en febrero un programa de pagarés en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) para un saldo máximo de 150 millones.

Hay que tener en cuenta que, para afrontar este endeudamiento, la compañía, que suma una cifra de negocio de 652 millones, cuenta con un ebitda de 76,5 millones tras haberlo incrementado un 55%. El ratio de deuda sobre ebitda supera, por tanto, las tres veces. El objetivo de Magyar Vagon de asegurarse el apoyo financiero nace de que algunos de estos bancos cuentan con una cláusula liberatoria de sus compromisos en el caso de que Talgo cambiase de manos. Y si alguna entidad o varias se descolgasen, esto obligaría a Magyar, liderado por el inversor András Tambor, a certificar que dispone de fondos internos suficientes para afrontar el endeudamiento. Este punto con los bancos, en estos momentos, parece bien encaminado, ya que según fuentes cercanas a Magyar Vagon solo queda el visto bueno de una entidad financiera, cuyo comité de riesgos se reunía este jueves día 29 pero que decidió elevar la cuestión a instancias superiores. No obstante, según fuentes bien informadas, algún banco que ya ha dado su visto bueno también está realizando nuevas consultas, lo que ha llevado a los asesores jurídico (Garrigues) y financiero (Lazard) de los inversores húngaros a aplazar el supuesto cierre definitivo a la semana entrante.

La operación, en clave política

Una vez que el apoyo financiero de los bancos esté asegurado, Magyar Vagon, previsiblemente, dará el segundo paso. Presentar en cuestión de pocas horas (un par de días a lo sumo) en la Comisión del Mercado de Valores (CNMV) el anuncio de opa, una comunicación al mercado en la que el grupo confirmaría la operación y el precio, que valora Talgo en 625 millones. Este anuncio de opa es un requisito opcional, ya que se podría presentar directamente el folleto de la opa para ser sometido a la aprobación de la CNMV.

Pero la hoja de ruta del grupo húngaro, al menos en estos momentos, pasa por acudir con el apoyo de los bancos y con la confirmación de la opa a jugar la 'parte política' del partido. Esta 'parte política' tiene unas fases formales de presentación de información que acabaría, en aproximadamente un mes, con la decisión, favorable o no, del Consejo de Ministros. El proceso es el siguiente: los inversores presentarán su documentación a la dirección general de Comercio Internacional e Inversiones, dependiente del Ministerio de Economía, que a su vez convocará a la Junta de Inversiones Extranjeras. Este órgano interministerial elaborará un informe que elevará, al tratarse de una operación superior a los 5 millones de euros, al Consejo de Ministros. Esta 'parte política' es decisiva una vez que el ministro de Industria, Jordi Hereu, ya afirmó que la operación solo saldrá adelante si se mantiene un "control estratégico" sobre Talgo, por lo que el grupo Magyar necesita dejar claro al Gobierno de Pedro Sánchez tres cosas: que tiene músculo financiero para llevar adelante la operación, que garantiza la españolidad de la compañía (lo que se traduce en mantener en España la sede fiscal y la operativa) y que no contempla deslocalizar fábricas ni hacer despidos.

Pero además de esos tres factores, otra clave es convencer al Ejecutivo español de que su plan industrial es el adecuado. El Gobierno de Sánchez no ve políticamente con buenos ojos al Ejecutivo de Viktor Orbán (pese a que Hungría es desde 2004 miembro de pleno derecho de la Unión Europea), considerado conservador y nacionalista, aunque en algunos sectores lo califican directamente de ultraderechista. Además, Tambor tiene un pasado como asesor y persona cercana al propio Orbán.

Asegurar que Talgo cumplirá sus compromisos

Magyar Vagon, por tanto, necesita convencer al Gobierno de que su plan industrial es imbatible. Es decir, debe garantizar que la espectacular y récord cartera de pedidos de Talgo, de más de 4.200 millones, no corre riesgos a la hora de fabricar los encargos, algo sobre lo que algunos analistas se muestran escépticos vistos los retrasos, de 3 años, en entregar 30 trenes Avril de alta velocidad a Renfe. Sin olvidar que la empresa está inmersa en el mayor contrato de su historia, de 2.000 millones, con Deutsche Bahn, la compañía alemana de ferrocarriles.

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La cuestión es que muchos analistas consideran que Talgo está al límite de su capacidad de producción. Sus fábricas en Madrid y Álava están casi al máximo ya, hasta el punto de que hay quien habla de un "cuello de botella" que puede provocar problemas. Y construir una nueva fábrica no es ahora mismo una opción: se tarda al menos tres años según expertos consultados. Como señalan analistas del sector, "si fallas en las entregas no vuelves a los concursos internacionales y si no puedes optar a concursos, estás muerto".

La bolsa, como era de esperar, recoge estas dudas. Talgo cotiza ahora a 4,2 euros, la mitad del precio por acción al que debutó en 2015, y eso que en el último año ha recuperado un 20% gracias a los sucesivos tambores de opa sobre la compañía. El desenlace, se supone, en breve.