ENTREVISTA

Ricardo Cabeza (El Gaitero): "Todos los años nos cortejan, pero de momento mantenemos en nuestro ADN ser una empresa familiar"

"Hay que tributar, pero si en Asturias se paga más que en Madrid o en Cantabria, el empresario que puede se acaba yendo", afirma el director general de Grupo El Gaitero

Ricardo Cabeza expone algunos de sus productos en las bodegas de El Gaitero, en Villaviciosa.

Ricardo Cabeza expone algunos de sus productos en las bodegas de El Gaitero, en Villaviciosa. / Irma Collín

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Estamos en Navidad, por lo que es probable que muchas familias españolas –si no lo impiden las discusiones de política– brinden con sidra El Gaitero. Puede que lo hayan hecho en Nochebuena o Navidad. O lo harán en Nochevieja, para despedir el año. O para celebrar la llegada de los Reyes Magos. En cualquier caso, estas semanas son de máxima importancia para la empresa, porque en ellas se concentra entre el 70% y el 80% de sus ingresos de todo el año. Y la compañía vende anualmente entre 20 y 25 millones de botellas de todas sus bebidas, donde destaca la sidra espumosa. Además de la fábrica de Villaviciosa, el grupo cuenta con la bodega Viñedos de Alfaro (La Rioja), la distribuidora Zarracina, la imprenta Gráficas Summa (en el polígono de Silvota) y una factoría de zumos en Zaragoza. Al frente de todo ello está Ricardo Cabeza Rodríguez (Oviedo, 1967), nombrado en 2018 director general de Valle, Ballina y Fernández, S.A., compañía detrás de la marca El Gaitero. Como miembro de la quinta generación de la familia fundadora, Cabeza atiende a La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, dentro de la serie de entrevistas, bajo el título de 'El relevo', que está realizando este periódico para presentar a los nuevos responsables de las principales empresas familiares de Asturias.

Hasta septiembre de 2018 usted había trabajado en diversas compañías, incluyendo grandes multinacionales. ¿Cómo fue cambiar el chip?

Hasta entonces, efectivamente, había sido el responsable de toda la parte del sur de Europa de una multinacional con una plantilla de cerca de 800 trabajadores y una cifra de facturación tremenda. La responsabilidad era grande, pero al fin y al cabo trabajaba para un tercero. Ahora es distinto: gestiono un legado familiar de cinco generaciones. Y eso impone, vaya si impone, porque de vez en cuando piensas: "A ver si vamos a ser los de la quinta generación los que la fastidiemos…". Ahora ya no existe eso de la maldición de la tercera generación, o de la cuarta o la quinta, sino que el mercado cambia a una enorme velocidad.

¿Cómo se produjo su incorporación?

Cuando los dirigentes de la cuarta generación, José y Bernardo Cardín, decidieron jubilarse, había que planear la sucesión. Las diez ramas familiares presentes en el accionariado fueron informadas de la necesidad de contar con un puesto de director general, que hasta entonces no existía, ya que tradicionalmente a la cabeza había dos gerentes. Pero al contar ya con un adjunto a la dirección financiera, Javier Bermejo, y una adjunta a la dirección comercial, María Cardín, se decidió crear una dirección general. Así que opté a ella y fui designado.

¿Y qué le llevó a presentarse?

Hombre, es la empresa en la que había visto trabajar a mi abuelo, a mis tíos... Era un reto ilusionante, y yo encajaba en el puesto por mi formación y por la trayectoria que había desarrollado.

En su infancia, ¿la empresa estaba muy presente en las conversaciones de familia?

Mi padre era médico y mi madre, enfermera. No se dedicaron a la empresa familiar, pero pasábamos largas temporadas aquí en Villaviciosa con mi abuelo, José Rodríguez Fernández, que era apoderado junto a su primo José Cardín. Y sí, se hablaba de la empresa, de dónde estaba el abuelo, que si estaba en la bodega... Sí, era un tema presente en las conversaciones. Además, como digo, hermanos de mi madre trabajaban aquí.

¿Cómo ha afectado al sector la situación de inflación que ya lleva dos años con nosotros?

No solamente ha afectado al sector, sino a absolutamente todo el mundo. El año pasado hubo una crisis de oferta debido a la subida de costes, especialmente energéticos. Por ejemplo, en nuestra fábrica de zumos de Zaragoza, que es intensiva en gas, tuvimos que pagar un millón más de euros por hacer exactamente lo mismo. Pero en general se disparó todo, desde la electricidad hasta el vidrio, más del 50% en un año. Una situación así es insoportable para la cuenta de resultados, por lo que no hubo más remedio que repecutirlo a los clientes. En 2022, por primera vez en nuestra historia, subimos los precios dos veces en un año. Fue entre un 15% y un 20%, una barbaridad, pero no nos quedaba otra. Las empresas no teníamos capacidad de absorber ese incremento, y el coste de fabricar la botella es una parte muy importante del coste general del producto: el vidrio, el corcho... Lo más barato, de hecho, es la propia sidra.

"Gestionar un legado de cinco generaciones impone, vaya que sí"

¿Y en qué situación está ahora la demanda?

Pues más o menos como la de todo el sector del gran consumo. La renta disponible de las personas es mucho menor por la subida de la cesta de la compra, de las hipotecas, los combustibles, la factura de la luz... Por lo tanto, el dinero que queda para ocio y para disfrutar de cosas que no son absolutamente necesarias para vivir, lógicamente ha caído. Y eso se nota en el consumo. Es cierto que en épocas de celebración como la Navidad la gente no suele escatimar, y tampoco nuestros productos son carísimos.

La hostelería y el turismo, sectores muy asociados a El Gaitero, tienen cada vez más peso en la economía asturiana. Algunos creen que esto no es bueno y que necesitamos más industria.

La industria y el sector servicios son perfectamente compatibles y en Asturias siempre han convivido. Eso sí, deben hacerlo con un orden. No podemos masificar las cosas que tenemos, porque al final eso empeora el servicio que estás dando. Por ejemplo, si los Lagos de Covadonga están saturados de gente y te cuesta un montón de horas subir, quizá haya que hacer reserva, como en Muniellos. Yo no sé si el turismo en Asturias se está masificando o si más bien lo que pasa es que no se está organizando bien. Porque si no se organiza bien, parece que está masificado, y lo que puede ser es que no está bien organizado.

"En 2022, por primera vez, subimos los precios dos veces en un año"

¿Qué cosas deberían cambiar en Asturias para mejorar la iniciativa empresarial?

Una parte fundamental para que los empresarios sigan en Asturias es el tratamiento fiscal. Habrá que pagar los impuestos que sean necesarios, por supuesto, pero que sea lo mismo en cualquier parte de España. El artículo 14 de la Constitución dice que todos los españoles somos iguales ante la ley. ¿Por qué no ante la ley tributaria? Y no me refiero sólo al impuesto de Sucesiones para personas. Se dice que en Asturias ese tributo está bonificado para empresas familiares, pero hay que explicarlo bien: está bonificado en función del grado familiar, del porcentaje de participación de la compañía y de que, además, los miembros de la familia trabajen en la empresa. Eso quizá está bien para los de segunda o tercera generación, pero nosotros somos quinta, por lo que ya prácticamente ninguna rama familiar tiene ningún tipo de bonificación. Esto podría hacer que alguien que mantiene sus acciones decida que no le compensa.

Instalaciones de El Gaitero en Villaviciosa. /

Yago González

La empresa

Historia de Asturias. La evolución de El Gaitero, constituida en 1890 pero con precedentes comerciales en el siglo XVIII, refleja también buena parte de la historia de Asturias y, en concreto, de Villaviciosa.

25 millones de botellas al año. Es la cantidad que produce la compañía de todos sus productos, donde destaca la sidra achampanada.

130 empleados. De toda la plantilla del grupo, más de la mitad (75 trabajadores) se encuentra en la fábrica de Villaviciosa. 

1,57 millones de euros de beneficios en 2022. Los altos costes de los productos el año pasado redundaron en los resultados.

¿Considera que hay un agravio comparativo?

Claro. Porque, además, si en Asturias pagas más que en Cantabria o Madrid, por lógica el que puede se acaba yendo, y la evidencia es que el impuesto a patrimonios superiores a 3 millones de euros solo lo pagan diez contribuyentes en Asturias. Y las empresas familiares son arraigo puro. Si cuesta más estar en una tierra que en otra, ese arraigo se puede perder. Insisto: los empresarios no tenemos ningún problema en pagar los impuestos que haya que pagar. De eso no hay ninguna duda. Pero que todos paguemos lo mismo, porque si no, Asturias está en desventaja competitiva.

En el caso de El Gaitero, ¿ese arraigo está en duda?

No, porque forma parte de nuestros valores fundacionales el estar aquí establecidos. Tenemos patrocinios con equipos deportivos locales, acuerdos culturales...

Pescador de río y mar

Si bien su familia materna (la rama de los Fernández de la empresa fundadora de El Gaitero) es oriunda de Villaviciosa, Ricardo Cabeza nació en Oviedo y se educó en la capital asturiana, primero en La Gesta y luego en el Alfonso II. Estudió Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Oviedo y después realizó un máster en la escuela de negocios IE. Comenzó su vida profesional en el departamento financiero de una constructora, después fue director de una oficina de Banco de Asturias, director general de la Cooperativa de Agricultores de Gijón, director de Misiva Envases (once años en Asturias y dos en Holanda) y, antes de ingresar en la empresa familiar, director general para el sur de Europa de Linpac Packaging. Casado y con un hijo estudiante de Medicina, entre sus aficiones destaca la pesca, tanto en río como en mar, la bicicleta de montaña y la navegación. Le gusta la sidra, claro, pero no el cava ni el champán.

¿Han tenido alguna oferta de compra?

Todos los años hay algún cortejo y, por supuesto, les escuchamos. La empresa tiene una marca muy reconocida y los prodcutos tienen prestigio en el mercado, por lo que siempre es apetecible para inversores externos. Pero de momento mantenemos muy en nuestro ADN seguir siendo una empresa familiar.

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¿Hay algún nuevo producto en mente para sacar al mercado?

Lo último que sacamos fue la sidra 0.0, la sidra "rosé" y el botellín de 25 centilitros. Esto está yendo muy despacio porque estamos en un momento complicado con las subidas de precios, pero alguna cosa más tenemos en mente para cuando el tiempo escampe.

Por la izquierda, Javier Bermejo Cardín, Bernardo Cardín, Ricardo Cabeza, José Cardín y María Cardín. /

Irma Collín

Los indianos emigrados a América en el siglo XIX, los primeros clientes

A lo largo del último siglo y medio, las tres familias fundadoras de El Gaitero (Valle, Ballina y Fernández) se han ido ramificando hasta conformar en la actualidad diez líneas con representación en el accionariado. Los hermanos Bernardo y José Cardín conforman la cuarta generación, que en los últimos años ha dado paso a la quinta, integrada por tres primos: Javier Bermejo (director financiero), María Cardín (directora comercial) y Ricardo Cabeza , director general. El abuelo de Ricardo, José Rodríguez Fernández, era apoderado de la compañía junto a su primo carnal José Cardín (padre de Bernardo y José y abuelo de Javier y María). La rica historia familiar está recogida en un libro ("Valle, Ballina y Fernández: historia de una empresa") que narra los orígenes de la sidra espumosa por la que El Gaitero es conocida. En el siglo XIX, la empresa comenzó a enviar barcos cargados de sidra a los indianos asturianos emigrados a América. Pero como la bebida llegaba avinagrada tras semanas de viaje, la empresa ideó un sistema para carbonatarla y conservarla para su consumo.