Fondos europeos

La ventanilla de ayudas para el autoconsumo cierra con buena parte del dinero aún por entregar a los usuarios

Más allá de la gestión, el programa ha sido un éxito: hasta la fecha se han concedido ayudas para unos 2.400 MW

Archivo - Instalación de paneles solares

Archivo - Instalación de paneles solares / GOBIERNO DE CANTABRIA - Archivo

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Dos años y medio y más de 2.000 millones de euros de euros después, la ventana para las ayudas Next Generation para el autoconsumo solar se cierra el próximo domingo 31 de diciembre. Ese es el último día para pedir las ayudas, aunque parte del dinero todavía está por repartir a quienes lo hayan solicitado, ante los retrasos por parte de las comunidades autónomas. Más allá de la gestión, el programa ha sido un éxito: cuando se lanzó se preveía la construcción de 1.850 megavatios (MW), hasta la fecha se han concedido ayudas para unos 2.400 MW y hay más de 5.000 MW en evaluación, según fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica.

Fue a partir de 2021, coincidiendo con el inicio de estas ayudas de los fondos europeos, cuando el desarrollo de las placas solares empezó a despegar de forma exponencial. En 2022 se alcanzó el récord de 2.500 megavatios (MW) instalados en un año, hasta sumar un total de 5.200 MW, según las cifras del sector. “Esa apertura del Telediario con el precio del mercado mayorista nos ayudó, porque aunque no eran buenas noticias ni para la competitividad del sector ni competitividad de los hogares, para el desarrollo del autoconsumo y las renovables fue relevante”, reconocía hace tres semanas Víctor Marcos, director de energías renovables y mercado eléctrico del IDAE, durante el Congreso Renovables, organizado por APPA.

El Gobierno asignó originalmente 660 millones, repartidos en función de la población de las comunidades autónomas, que son las responsables de la distribución final, y a partir de esa cifra las regiones podían pedir su ampliación hasta duplicar el importe. Ante el éxito del programa, en junio se reasignaron 227 millones de otras líneas de ayuda y en la adenda del Plan de Recuperación se creó una nueva partida de 500 millones de euros, aunque en este caso el reparto se hizo en función de la proporción de las peticiones recibidas y las ayudas otorgadas por las comunidades autónomas. Estas ayudas permiten bonigicar hasta 600 euros por kilovatio de potencia instalado para placas solaresy 490 euros por kilovatio-hora en baterías y supone de media el 40% del coste total de un proyecto.

El único problema en todo este tiempo ha sido su gestión, al tardar entre 18, 20 o 24 meses en llegar el dinero a sus beneficiarios, la mayoría de los cuales lo recibirán con el programa ya finalizado. “En el futuro preferimos que cualquier línea de ayudas se dirija a las desgravaciones fiscales o al IVA cero porque con las subvenciones se genera un retraso tremendo. Las comunidades autónomas son las encargadas del cobro de las ayudas y por la complejidad del proceso y la falta de recursos humanos y digitalización tienen retrasos enormes”, explica el director general de UNEF, José Donoso. Al solicitar la subvención, el programa pide una documentación y paga según el orden de llegada. “Siempre que haya fondos, claro, porque también es posible que entre en la cola, vaya todo bien y luego no haya fondos”, añade el cofundador de la compañía de energía solar, Samara, Manel Pujol.

El final del programa de fondos europeos llega en un 2023 que cerrará con cifras más modestas a las del año anterior. La sensación de que los precios ahora son bajos, la subida de los tipos de interés y la inflación y la percepción de que las ayudas no acaban de llegar a todo el mundo han ralentizado su expansión, aunque desde el sector hablan de “normalización”. “Las ayudas no son necesarias para que el caso de negocio tenga sentido, sino son una forma principal para ayudar a su despliegue”, reconoce Manel Pujol. Esta compañía estima una rentabilidad de entre el 18% y el 22%, que se traduce en un ahorro anual de unos 800 euros en la factura de luz y un plazo de amortización de entre 5 y 7 años. El precio medio de la instalación es de unos 6.600 euros y su vida útil de entre 20 y 30 años.

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Hay otras ayudas, una a nivel local y otra a nivel nacional, que reducen el precio inicial del proyecto. Se trata de la bonificación del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) que ofrecen la mitad de los ayuntamientos españoles. Es el caso de Barcelona, que bonifica el 50% de esta tasa durante tres años, o Sabadell que lo extiende a cinco años. Otra opción, que se puede añadir, es la deducción de IRPF, ligada a la mejora en la eficiencia energética de la vivienda que proporcione la instalación solar. Se trata de una bonificación del 20% del precio de la instalación si se consigue reducir el 7% de la demanda de calefacción o refrigeración o de hasta el 40% si se demuestra que el consumo de energía primaria (gas o gasóleo) que se ha reducido es un 30% de ese consumo o se mejora la calificación crediticia de la vivienda a las letras A o B.

El tiempo medio de instalación es de entre 4 y 8 semanas, momento a partir del cual se puede autoconsumir. Pero para legalizar la instalación, para poder inyectar en la red el excedente y cobrar por ello a través de un descuento en la factura el plazo se extiende entre 4 y 8 semanas más. Es decir, se tarda un máximo de 4 meses en poner en marcha placas solares en una casa, según los cálculos del sector. Diferente es el caso del autoconsumo colectivo, que se dilata más en el tiempo. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha abierto una investigación que afecta a una de las grandes empresas por estas trabas, aunque eso no condiciona el resultado final de la misma. Ellas defienden que hacen lo que pueden ante el aluvión de peticiones.