Perfil | CEO y fundadora de MiiN

Lilin Yang: Cosmética coreana con alma española

Lilin Yang CEO y fundadora de MiiN Cosmetics

Lilin Yang CEO y fundadora de MiiN Cosmetics / Ricard Cugat

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Lilin Yang (Yichang, China) estaba en el instituto cuando leyó por primera vez a la escritora taiwanesa Sanmao (1943-1991). La novelista llegó a España en la década de los 60 y se casó con un submarinista madrileño, que murió ahogado en aguas canarias. Sus historias, con tintes románticos y ambientadas en los territorios españoles que había conocido, triunfaron en el país asiático y cautivaron a aquella adolescente. "España es para mí", pensó entonces. Y parece que no se equivocó. Se vino en 2005 y aquí sigue, a sus 37 años.

Yang estudió español durante un año en la Universidad de Alcalá de Henares y luego cursó la carrera de Turismo en Salamanca, donde también hizo un máster. Estuvo viviendo en Madrid hasta que unas amigas le hablaron de Barcelona y decidió moverse a la capital catalana. Durante sus años como estudiante, y posteriormente trabajando en algunas empresas -que nunca la hicieron sentirse plena-, no perdió la oportunidad de seguir viajando a su país. 

La cosmética coreana estaba muy de moda. "En China tenía que hacer horas de cola para entrar a las tiendas", explica. Y además traía las maletas llenas de productos. "Me duraban un año". Los utilizaba ella misma pero también los regalaba. No tardó en darse cuenta del interés que aquellos cosméticos suscitaban entre sus amigas y decidió probar suerte. Abrió su primera tienda MiiN Cosmetics en la barcelonesa calle de Pau Claris con Diputación en 2014, con una inversión inicial de 150.000 euros. Y allí sigue, solo que ahora acompañada de otras 20 más distribuidas por Europa que facturan más de 10 millones de euros al año.

Hecha a sí misma

El negocio de venta de cosmética coreana MiiN -que comenzó en formato tienda, pero que ahora incluye la venta on line y B2B- fue rentable desde el segundo año. La pandemia lo paralizó, pero en 2023 ha comenzado con la expansión más agresiva. En 2024 abrirá 16 tiendas y el objetivo es alcanzar el centenar en 2028.

Pese a las dimensiones que su empresa ha tomado en los últimos años, Yang nunca pierde el control. "Pruebo en mi cara casi todos los productos que vendemos. No tengo la piel sensible, así que nunca me han dado problemas", cuenta. Y viaja recurrentemente a Corea del Sur para seguir a la última en novedades. "Para hacer negocio allí es importante estar en contacto con los partners. El año pasado me reuní con más de 100 en tres semanas. Este año es la primera vez que dos personas de mi equipo me acompañarán".

La CEO explica orgullosa que su empresa, que cuenta con un socio desde el inicio pero que no interfiere en la operativa, se ha autofinanciado desde el principio. No ha habido entrada de capital externo ni se pretende. Pero no por ello han disminuido sus expectativas. Quiere que su firma sea la tienda de cosmética coreana referente en Europa y exportar sus dos marcas propias fuera del continente. Están introduciendo también perfumes y maquillaje e incorporando la posibilidad de realizarse tratamientos en las tiendas más grandes.

"Tenemos mucha más variedad de productos que nuestros competidores", afirma Yang. Y lo que no tiene, lo crea. "Las pieles europeas son diferentes de las coreanas. Me ha dado cuenta de que hay productos que necesitan los europeos y que en Corea no se fabrican". Con esta premisa nacieron sus dos marcas propias, que también fabrica en Corea y que suponen el 15% de su facturación

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Yang no tiene ninguna formación en cosmética. Todo lo ha aprendido a través de su experiencia personal, que ha ido transmitiendo a sus empleadas, para que a su vez aconsejen a los clientes el producto más beneficioso para su tipo de piel. Y no solo eso. Cuando fundó MiiN, tampoco era consciente de los problemas a los que se tendría que enfrentar una vez comenzara con las importaciones al por mayor. Tuvo que aprender a hacerlo en "el país con la legislación más estricta" que asegura haber visto. Y enseñar, en cierto modo, a los fabricantes coreanos. "Ellos se esfuerzan porque quieren salir de Corea. El Gobierno también quiere una industria fuerte, por lo que les da incentivos".

A pesar de las dificultades, al igual que su escritora favorita, Yang se enamoró de España en cuanto la pisó. Y está decidida a llenarla de cosmética coreana. "Quiero quedarme aquí. España es un país que me da mucha suerte, tiene muy buen feng shui", sonríe.

Afición y entrega

Lilin Yang es la definición personificada de pasión por el trabajo. "Antes trabajaba todos los días, ahora solo ocho horas y descanso los fines de semana", explica. "Pero no sufro", añade. "Lo importante cuando abres un negocio es que te guste, y a mí me encanta. Me encanta probar diferentes cremas, es una pasión. Y el 95% de mis empleadas son mujeres a las que les gusta la cosmética y las cremas. No se sienten aburridas", continúa. Además, se considera una persona abierta de mente. "Soy muy flexible, puedo cambiar mis ideas si es necesario para hacer que el negocio se adapte al mercado. Tengo un plan, pero siempre lo puedo modificar", afirma.

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