OPINIÓN

¿Será Li Shufu el nuevo Ford del siglo XXI?

El dueño de Geely, y de Volvo, Lotus y Aston Martin, es uno de los avanzados de la vanguardia china del automóvil, industria que ya controla casi toda la cadena de valor

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El Fort-T, lanzado en 1908 y del que se vendieron 15,5 millones de unidades en 19 años solo en Estados Unidos

El Fort-T, lanzado en 1908 y del que se vendieron 15,5 millones de unidades en 19 años solo en Estados Unidos / Activos

Ser miembro del Partido Comunista Chino y ocupar la posición 104ª de las fortunas mundiales (16.700 millones en patrimonio según Forbes) es su primera carta de presentación. Propietario de la marca de automóviles china Geely, de la sueca Volvo y de las británicas Lotus y Aston Martin. También es el primer accionista del fabricante alemán Mercedes-Benz con el 9,6%. A Li Shufu, de quien siempre se recuerda que es hijo de granjeros, lo han catalogado como el nuevo rey Midas del automóvil y el nuevo Henry Ford del sector.

Con Ford empezó una nueva era industrial. A principios del siglo XX, centenares de talleres mecánicos de aquella época construían ya unas estrambóticas y carísimas máquinas accesibles para unos pocos con cuatro ruedas, motor de gasolina y un volante, que competían anárquicamente en calles y carreteras con los carros tirados por caballos. Ford llevaba tiempo trabajando un nuevo modelo de producción del que, para él, debería revolucionar el incipiente sector. Finalmente, en octubre de 1908, anunció el lanzamiento del Ford-T, del que acabó vendiendo durante 19 años hasta 15,5 millones de vehículos solo en Estados Unidos.

Más de cien años después, la familia Ford sigue siendo el primer accionista, aunque minoritario, del grupo estadounidense. Este ocupa la sexta posición mundial en producción de coches, la cuarta en ingresos y la 11ª en valor de mercado. El ranking mundial de capitalización del sector, que apunta a las expectativas de crecimiento, tiene algunas sorpresas; la cifra es valor en miles de millones de dólares:

1. Tesla (EEUU)     836,7

2. Toyota (Japón) 239,3

3. BYD (China)       92,9

4. Porsche (Alemania) 85,2

5. Mercedes (Alemania)    71,9

6. BMW (Alemania) 66,7

7. VW (Alemania) 61,1

8. Stellantis (Países Bajos) 60,3

9. Ferrari (Italia) 55,1

10. Honda (Japón) 53,8

11. Ford (EEUU) 48,8

Tesla fue fundada en 2003 por los ingenieros Martin Eberhard y Marc Tarpenning con el apoyo financiero de Elon Musk, que sería su presidente. El nombre era un tributo al inventor de origen serbio Nikola Tesla. En 2008 lanzó su primer coche eléctrico, iniciando su carrera que le ha llevado al liderazgo actual. Su valor en bolsa es muy superior a la facturación, que sigue controlada por los grandes empresas históricas. Además de Ford, Toyota, Volkswagen, Stellantis y Mercedes.

Los mercados no intuyen actualmente que los fabricantes tradicionales sean capaces de competir con Tesla en el futuro del sector. Si el automóvil tiene que acabar siendo eléctrico, Tesla es hoy la primera apuesta. ¿Lo seguirá siendo en los próximos años? La respuesta está en China. ¿Cambiarán los inversores de objetivo?

Li Shufu es uno de los avanzados de la vanguardia china del automóvil. Geely es uno de los ejemplos, pero empresas como BYD ocupan hoy la tercera posición del ranking de valor. BYD tiene una gran carta de presentación cara a los mercados. Tiene como accionista el holding estadounidense Berkshire Hathaway con el 8,9%, controlado por el inversor Warren Buffett.

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La lista continúa. Xavier Pérez, director de Neomotor, suplemento de Prensa Ibérica, conoce de la A a la Z el sector del automóvil. Acaba de regresar de China y explica en el tema de portada de esta semana de ‘activos’ en qué consiste la gran apuesta china por el coche eléctrico. Cómo se está desarrollando y cómo evoluciona. En ella inciden factores muy diversos que se resumen en uno: China controla casi toda la cadena de valor del sector. Desde el acceso a las materias primas necesarias para fabricar los coches hasta la tecnología punta para desarrollar los coches más innovadores a un precio accesible para las clases medias europeas. En Europa ya han empezado a ensamblar los vehículos. Aún le faltan dos elementos por desarrollar: red de ventas y una red de talleres y posventa. Hace unos días coincidí con una consultora y asesora de empresas chinas en España que me contó el objetivo de uno de sus clientes, fabricante chino, de llegar a grandes acuerdos con cadenas concesionarias de automóvil españolas.

El pasado ha demostrado -¿quién no se acuerda de la predicción de que los automóviles made in Japan acabarían con la industria europea?- que hay predicciones que fallan. Si los empresarios chinos como Li Shufu son el nuevo Ford lo sabremos en un tiempo. Más vale, antes, que se incentive más la compra del automóvil eléctrico. Hay muchos deberes por delante.