OPINIÓN

Regiones en busca de nuevas oportunidades

La historia demuestra que la innovación y las grandes transformaciones económicas pueden convertir en punteros ciertos territorios que estaban en segundo plano

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Un campo con placas solares.

Un campo con placas solares.

Hace cien años, cuatro de las regiones más pobres de Estados Unidos se encontraban en el sur del país: Arizona, Nevada, Nuevo México y Florida. La dureza del clima y la falta de recursos naturales convertían estas zonas en poco amables para poder vivir. Especuladores inmobiliarios de Nueva Inglaterra empezaron a comprar terrenos, infestados de caimanes, en algunas de estas áreas que ofrecían luego a la población adinerada de las regiones del noreste. Algún visionario vislumbró que los felices años 20 estaban creando una necesidad de ocio y de touring, la prehistoria del turismo de masas. En aquella década comenzaba a desarrollarse uno de los grandes inventos de principios de siglo: el aire acondicionado, que empezó a instalarse en lugares públicos interiores y en los hogares que se lo podían permitir.

Florida es hoy una de las grandes mecas del turismo estadounidense; Arizona se convirtió con el paso del tiempo en refugio de los jubilados de oro y meca del turismo de aventuras; Nuevo México fue centro de investigación nuclear, amén de contar en su territorio con un pueblo de ensueño, Taos; y Nevada es el estado del juego, con Las Vegas como estandarte. Mucho más al norte, Alaska aprovechó el descubrimiento de petróleo para generar riqueza creando un fondo permanente de inversión. Este incluye la entrega de un dividendo de 3.284 dólares en 2023 a 600.000 habitantes.

¿Por qué un país o una región tiene éxito y otro fracasa? A esta pregunta han respondido en las últimas décadas múltiples académicos. Entre los más destacados, la obra de Daron Acemoğlu y James Robinson. ¿Por qué Argentina, que a principios de siglo XX era uno de los países más ricos del mundo, perdió la carrera del liderazgo? ¿Por qué Noruega ha sabido gestionar sus reservas de gas y petróleo y, en cambio, Venezuela es un país fracasado a pesar de contar con las mayores reservas del mundo? La constancia de las instituciones; una sociedad civil potente que incluya buena educación, sanidad y oferta cultural; la seguridad jurídica; la estabilidad política y una gestión presupuestaria adecuada son algunas de las claves del éxito. Tener vecinos serios al otro lado de las fronteras o formar parte de un club de países también ayuda. 

El clima, la ubicación y el descubrimiento del cultivo fueron tres factores decisivos que permitieron que la vieja Mesopotamia fuera el origen de los primeros poblados humanos. Hoy la mitad de la población del mundo vive en ciudades; el 95% de los seres humanos habitamos solo el 5% de la tierra según el Banco Mundial y hay un 50% del terreno que apenas ha sido tocado por el hombre. Desde la búsqueda de un buen trabajo hasta la necesidad de comer, estas han sido las dos principales razones de las oleadas migratorias. Y seguirán siéndolo.

Concentración de la población en España

Al igual que ocurría y ocurre en Estados Unidos y en otros países privilegiados del planeta, España no ha sido ajena a los movimientos migratorios internos y al desarrollo de unas regiones frente a otras. Dos terceras partes de la población española se concentran en las provincias marítimas y en el centro peninsular. La España poblada frente a la España vacía es uno de los tópicos más estudiados por geógrafos y sociólogos. Hay autonomías, como Catalunya, donde a cien kilómetros del centro de su capital, Barcelona, se concentra el 80% de la población y la riqueza económica.

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¿Puede cambiar el equilibrio regional? Sí ¿Qué lo causa? Las innovaciones, la productividad y la buena gestión, que incluye una fiscalidad adecuada. En el caso de España, el turismo cambió la fisonomía del país desde los años 60, tanto como la industrialización cambió los cinturones industriales de las grandes ciudades y el apogeo de los servicios financieros y profesionales asentó a Madrid como gran capital del Estado. ¿Qué puede cambiarlo ahora? La transición energética, que según el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) puede crear hasta 348.000 empleos nuevos al año hasta 2030.

En las próximas décadas asistiremos a un cambio radical de la oferta laboral. Desde la transición energética hasta todo lo relacionado con la inteligencia artificial. Se trabaja ya de otra forma. El empleo será mucho más flexible. Permitirá abrir oportunidades a todos los territorios, que tienen ya a su disposición, bien usadas, las herramientas para liderar la nueva economía. Las infraestructuras de transporte y las redes digitales punteras serán más necesarias. Es en este nuevo escenario donde comunidades como Extremadura puede ser la gran sorpresa positiva de España. A ella dedicamos la portada de ‘activos’.