ANÁLISIS ECONÓMICO

Que los accionistas del Sabadell decidan

La opa hostil del BBVA sobre el Sabadell es un capítulo más de la virulenta historia de la concentración bancaria española

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Fachada del Banco Central Europeo (BCE)

Fachada del Banco Central Europeo (BCE)

"Hacia finales de la década de los 70, el sistema financiero español sufrió la peor crisis bancaria de la historia reciente del país. De los 110 bancos que operaban en España a finales de 1977, 51 se vieron afectados por problemas de solvencia entre 1978 y 1983. Inicialmente se trató de entidades de menor tamaño; sin embargo, las dificultades acabaron extendiéndose a entidades de dimensiones considerables. La crisis alcanzaría el punto álgido en 1983, con la expropiación de los 20 bancos del conglomerado industrial Rumasa, y se alargaría hasta 1985". Estos apuntes forman parte de un estudio titulado La evolución del sistema bancario español desde la perspectiva de los fondos de garantía de depósitos. Lo firmaba en mayo de 2005 el por entonces director general de La Caixa, Isidre Fainé, hoy presidente de la Fundación La Caixa y Criteria.

Cuatro años más tarde, con una virulencia similar, se inició una nueva crisis financiera que sirvió para dar un nuevo vuelco general al sistema y la desaparición de marcas que inundaban las principales vías de nuestras poblaciones. A pie de calle, España era uno de los países más bancarizados y con mayor competencia en la oferta financiera del planeta. 

Desde 2009, hasta 54 bancos y cajas de ahorro fueron consolidándose, unos comprando y otros engullidos, en un proceso histórico sin parangón impulsado por el Estado, que rescató y usó los peones necesarios para cada caso. Aquellas firmas acabaron agrupadas en ocho entidades con tres grandes grupos en negocio en España -CaixaBank, BBVA y Santander-, dos medianos grandes -Sabadell y Bankinter, este último el único que se mantuvo sin realizar operaciones en este periodo- y un pelotón de varias entidades con una importante presencia en sus regiones -Ibercaja, Unicaja, Kutxabank, CajaMar y Abanca-. 

Detrás de estos, con una presencia mucho más especializada por la tipología de cliente, bancos como March y la larga ristra con presencia en España de filiales de grupos internacionales a los que deben sumarse aquellos que solo operan a través de plataformas tecnológicas; en algunos casos, filiales de banca tradicional. Hasta 66 entidades son socias de la Asociación Española de Banca (AEB). La CECA (Confederación Española de Caja de Ahorros) cuenta con nueve entidades de crédito, algunas que también forman parte de la AEB, entre las que se incluyen casos extraordinarios de supervivencia como Caixa Ontinyent i Caixa Pollença, rebautizada como Colonya.

La opa hostil lanzada por el BBVA sobre el Banco Sabadell ha reabierto un debate sobre la necesaria (o no) consolidación de la banca española en el nuevo contexto geopolítico y económico europeo. Han pasado más de tres años y medio desde que, en septiembre de 2020, CaixaBank y Bankia anunciaron un amistoso proceso de absorción de la segunda por la primera y de que en noviembre de aquel año fallara el primer intento del BBVA por controlar el Banco Sabadell. Entre entonces y ahora se consumó la fusión, también por absorción, de Libercaja por Unicaja (marzo 2021) y pequeñas compras puntuales del gallego Abanca: Targobank, la red española de NovoBanco y Eurobic.

¿Necesita España más concentración bancaria o una operación del calado de BBVA+Sabadell generaría un inadmisible oligopolio en un mercado controlado cada vez por menos actores? ¿Deben analizarse los procesos de consolidación solo desde la óptica española o también europea? ¿Hasta qué punto para desarrollar grandes campeones bancarios europeos, que puedan competir con estadounidenses y asiáticos, es necesario generar dos o tres campeones nacionales?

Al BCE le preocupa fundamentalmente que la gran banca tenga ratios de capital y solvencia adecuados

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Como cuenta Pablo Allendesalazar en la portada de esta semana de Activos, al Banco Central Europeo le preocupa que la gran banca de la Unión tenga los ratios de capital y solvencia adecuados para poder enfrentarse a una nueva e inesperada crisis que, como demuestra la historia, son cíclicas. Ahora bien, que cada entidad, bajo la supervisión nacional, haga lo que quiera. Solo en Alemania hay 400 entidades de ahorro que forman parte de la GSBA (asociación de bancos y cajas de ahorro) y cerca de 1.500 entidades de crédito.

La opa del BBVA sobre el Sabadell, si hubiese sido recomendada por el Consejo, habría podido evolucionar sin problemas. Tras el rechazo del banco presidido por Josep Oliu, hay que dejar que sean los accionistas quienes decidan. Guste o no a poderes políticos o sociedad civil, por su hostilidad, que sean los argumentos del mercado los que manden a partir de la oferta realizada por el banco presidido por Carlos Torres. Los accionistas del Banco Sabadell deben tener la palabra y solo a ellos debe tocarles la capacidad de decidir si el Sabadell será mejor banco solo o absorbido por el BBVA, cuyo presidente no puede permitirse un segundo fracaso. Ya no habrá terceras oportunidades.