MEDIO AMBIENTE

La gestión de los bosques del futuro ya se ensaya en Las Hurdes: fijar población y vigilancia vía satélite

Un proyecto de Grupo Sylvestris, Fundación Respol e Hispasat reforesta 600 hectáreas de bosque tras el violento incendio que afectó a la zona en 2012

La iniciativa ha permitido alcanzar el pleno empleo en la comarca con la contratación de población local

Última tecnología en satélites, sensores y cámaras ayudarán a actuar cuanto antes contra un nuevo incendio

Varias personas trabajan en la reforestación de Las Hurdes dentro del proyecto 'Motor Verde'

Varias personas trabajan en la reforestación de Las Hurdes dentro del proyecto 'Motor Verde' / FUNDACIÓN SYLVESTRIS

Roberto Bécares

Roberto Bécares

La comarca extremeña de Las Hurdes vivió un terrible incendio hace más de diez años, en junio de 2012, cuando el fuego, que comenzó en la localidad de Cambroncino, devastó 1.900 hectáreas que también afectaron a los términos de Nuñomoral y Caminomorisco. Hace dos años, la Fundación Repsol y Grupo Sylvestris se pusieron manos a la obra para recuperar el gran tesoro natural perdido, reforestando en una primera fase más de 600 hectáreas el año pasado y otras 650 este año.

El planteamiento contemplaba trabajos de plantación de especies autóctonas, principalmente pino, alcornoques y madroños, y ayuda al regenerado con el objetivo de crear un nuevo bosque, que permitirá compensar más de 179.000 toneladas de CO2 de la atmósfera, contribuyendo así a la acción contra el cambio climático. Esta iniciativa, incluida en un proyecto más ambicioso llamado ‘Motor Verde’, que pretende reforestar en la Península Ibérica más de 70.000 hectáreas, es una suerte de campo de prácticas de cómo debe ser la gestión de los bosques en un futuro para, entre otras cosas, evitar incendios como el que está calcinando ahora miles de hectáreas entre Castellón y Teruel.

La iniciativa ha supuesto un impacto brutal para los pueblos de la zona, ya que si el año pasado se contrataron a 60 personas para trabajar en el monte, ahora han ascendido a 100, entre ellas un par de cuadrillas con alrededor de 15 mujeres en total. Estos grupos están especialmente dedicados a la plantación, consiguiendo así derribar un techo de cristal: el de que las mujeres no pueden trabajar en el monte por ser un trabajo muy arduo. Lo hacen, y con grandes resultados.

“La mejor gestión del monte es la que hacen los habitantes locales; cuando no se generan recursos la gente vive de espaldas al monte”, razona Enrique Enciso, ingeniero forestal y fundador de Sylvestris, una empresa con más de 25 años de experiencia forestal cuyo plan ha conseguido que haya pleno empleo en Las Hurdes.

“No hay paro; quien puede trabajar está trabajando”, presume cuando le preguntan a Gervasio Martín, mítico alcalde de Caminomorisco. “Hay algunos trabajadores que llevan dos años, que ya son expertos”, añade Enciso sobre una iniciativa en la que a los habitantes de la zona se da la formación y trajes de protección, siendo el factor humano uno de los pilares para el control de los bosques.

“Que la población local trabaje en el proyecto repercute en el entorno porque hay movimiento económico, el dinero se queda allí”, explica Enciso, que considera fundamental fijar población en zonas rurales para facilitar el mayor cuidado de los bosques.

Otro de los pilares de la gestión de las masas arbóreas que ya se pone en marcha en Las Hurdes es el control de la masa forestal vía satélite, en este caso a través de Hispasat, también accionista de Sylvestris, y cuyos satélites controlan el crecimiento de los árboles a 35.000 kilómetros de la tierra. Además desarrollan, a través de sensores en zonas estratégicas que controlan temperaturas, análisis de gases, humedad y vientos, la detección temprana de los incendios. “Es relativamente fácil conseguir frenar un conato de incendio [menos de una hectárea] con medios tempranos”, aprecia Enrique.

Según Sylvestris, esta tecnología va a contribuir a que el proceso de absorción de carbono y gestión de las masas forestales "sea lo más científico, preciso y riguroso posible, convirtiendo a Motor Verde en un referente en innovación tecnológica aplicada a la ingeniería forestal para la absorción de CO₂".

Una tercera derivada para el control del monte es la instalación de cámaras, para controlar los vehículos que acceden a las zonas boscosas leyendo las matrículas, lo que puede ayudar como método de prevención. “Para los forestales es muy importante el uso de la tecnología. Estamos trabajando con miles de hectáreas y el control es muy difícil”. Sobre todo en una época en la que el cambio climático y las sequías están estresando los bosques.

Pero, ante todo, lo que en Sylvestris consideran que es fundamental es el factor humano. “Cuanto antes nos demos cuenta de que la gestión de los bosques y nuestra salud no se puede hacer desde las ciudades mejor. No hay que olvidar nunca a las personas. Y cuando el monte genera recursos, la gente defiende su monte. Nunca un sensor va a sustituir a las personas y estas se quedan en el pueblo si tienen un trabajo fijo. La tecnología es una gran ayuda, pero fijar a la población local es vital”, asegura el fundador de Sylvestris, que considera que es fundamental que todos los agentes implicados estén satisfechos con las medidas tomadas. “Son proyectos complejos y no se puede obviar a una de las partes, todos tienen que estar de acuerdo”.

Para todo ello es capital, además de apoyo de las administraciones, como en este caso la Junta de Extremadura y los ayuntamientos de la zona, con el que se han firmado convenios y acuerdos, que haya inversión privada que aporte financiación. “Tenemos un gran oportunidad porque todas las empresas contaminan y tienen que reducir su huella de carbono”, dice. De hecho, si Motor Verde consigue reforestar las 70.000 hectáreas de bosque se compensarían 16 millones de toneladas de emisiones de CO2.