MOVILIDAD SOSTENIBLE

Las zonas de bajas emisiones y el vehículo eléctrico ponen en jaque a la mitad de los talleres alicantinos

El sector provincial considera que alrededor de 500 negocios están en serio riesgo de cierre por la fuerte caída del volumen de trabajo que se va a producir y anima a afrontar una reconversión

Un mecánico trabajando en la reparación de un vehículo en un taller de Alicante.

Un mecánico trabajando en la reparación de un vehículo en un taller de Alicante. / ALEX DOMINGUEZ

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No pinta nada bien el futuro para los talleres mecánicos. La irrupción del vehículo eléctrico, unida a las zonas de bajas emisiones que deben empezar a implantarse este mismo año en las ciudades de más de 50.000 habitantes, van a propiciar un descenso más que notable del volumen de trabajo en estos negocios. El resultado es que, según estimaciones del sector en la provincia de Alicante, prácticamente la mitad corren grave riesgo de cierre, lo que supone nada menos que alrededor de 500. La situación es tan crítica que solo sobrevivirán aquellos que sean capaces de afrontar un proceso de reconversión, adaptándose a la nuevas necesidades del mercado.

La Eurocámara daba en febrero el último paso para prohibir a partir de 2035 la venta de vehículos de combustión en el ámbito comunitario, lo que supone ya una apuesta definitiva por la movilidad eléctrica. Un escenario hacia el que también se va a empezar a caminar este mismo año con la obligatoriedad que tienen los municipios de más de 50.000 habitantes de aplicar zonas de bajas emisiones.

Diferentes organizaciones estiman que esta última medida afectará, en el conjunto de España, a casi cuatro millones de vehículos sin etiqueta ambiental, de los casi 11,5 millones de coches que circulan por las ciudades españolas con obligación de tener zonas de estas características. Es más, un estudio que acaba de realizar la consultora Solera, especializada en datos y servicios integrados en la gestión del ciclo de vida de los vehículos, concluye que más de dos millones de turismos pueden acabar en el desguace, ante las restricciones que tendrán a la hora de circular.

En el caso de la provincia de Alicante, y aunque no hay estimaciones precisas, la aplicación de las mismas fórmulas porcentuales lleva a concluir que serían alrededor de 175.000 vehículos los que se podrían ver afectados, la mitad de los cuales se darían de baja.

Reducción de trabajo

Con este panorama, no es de extrañar que la preocupación haya cundido entre los talleres mecánicos. Así lo reconocen desde la Asociación de Empresarios de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines de la Provincia de Alicante (Atayapa), cuyo presidente, Guillermo Moreno, no duda a la hora de señalar que la situación es de extrema complejidad. “Nos enfrentamos -señala- a un escenario muy complicado, teniendo en cuenta que el volumen de trabajo se va a ver reducido de manera notable con el paulatino crecimiento de los vehículos eléctricos en detrimento de los de combustión”. Y es que, añade, “vamos a ver cómo disminuyen operaciones de mantenimiento como los cambios de aceite u otros elementos propios de los motores de gasolina y diésel, para pasar simplemente a ocuparnos de cuestiones como los frenos, las suspensiones o los neumáticos, que sí que son comunes también entre los coches eléctricos”.

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Se da la circunstancia, además, de que los conductores siguen teniendo dudas a la hora de decantarse por un motor u otro a la hora de adquirir un coche nuevo, por lo que las operaciones de compraventa se van posponiendo, al tiempo que aumentan las restricciones para el tránsito de los vehículos antiguos. “Así que nos podemos ver con que mucha gente opte por el transporte público o ir a los sitios andando”, apunta.

Con todo ello, se calcula que alrededor de la mitad de los 1.100 talleres mecánicos que hay en la provincia puedan terminar echando las persianas. Guillermo Moreno subraya que “no todos se verán afectados por igual. Dependerá si están especializados solo en mecánica o en electricidad, y también de la apuesta que realizan para reconvertirse y atender las nuevas necesidades del parque móvil, algo que, ahora mismo, es imprescindible para sobrevivir”.